Lo más importante que debe tener una entidad deportiva es su historial y su tradición. Cuando esto ya no se lleva, la flota Snipe santanderina tiene el privilegio de competir por el trofeo más antiguo de España, La Copa Gallo
El Trofeo, La Copa Gallo, fue creado por el Real Club de Regatas en 1900, por donación de Dª Manuela Bustamante y fue ganado entre otros balandros por el TUIGA uno de los barcos más emblemáticos de la época. Su propietario el REAL CLUB DE REGATAS DE SANTANDER la cede graciosamente a la flota Flota Snipe Santanderina para que todos los años celebre la competición del mismo.
El Real Club de Regatas de Santander, el Club náutico más antiguo de España, fundado el 28 de mayo de 1870, bastante antes de la creación del R. C. Mediterráneo de Málaga, que lo fue en el 1873, ó de la del R. C. náutico de Tarragona que se fundó en el 1878, es el poseedor desde sus inicios del trofeo que ampara a la competición deportiva más antigua de Cantabria, y de todo el país, la “Copa-Gallo”.
La competición se instituyo en el año 1900, exactamente el día 23 de agosto.
Para darnos una idea de la importancia de la COPA GALLO, la primera edición de la Copa del América tiene lugar en 1870, es decir el mismo año del nacimiento del Club que instituyo la COPA-GALLO.
El Trofeo empezó a disputarse el mismo año de su creación, 1900, con su correspondiente Reglamento, y de acuerdo con el de “Regatas a Vela” del propio Club de Regatas, del año 1896 .
El Reglamento de “Regatas a Vela” del Club de Regatas contaba en aquel entonces con 42 artículos, en los que se preveía todo lo relacionado con la navegación y las regatas entre yates a vela, no teniendo que envidiar nada al actual reglamento de la IYRU en vigor.
La Copa Gallo como reza su reglamento original, copia del cual, por su importancia, se reproduce literalmente en estas líneas, dice así, “ La Junta Directiva del Club de Regatas, en sus deseos de aumentar la afición a las regatas a la vela, y habiéndose terminado la que origino el premio LA COPUCA , ganada en definitiva por el balandro LIN, de la propiedad del señor Corral Abascal, se dirigió en atenta suplica a la señora doña Manuela Bustamante, viuda de Gallo, solicitando su concurso para establecer una nueva regata en sustitución de aquella. Accediendo dicha señora, regalo una magnifica copa de plata, para regatas a la vela entre yates de nuestra matricula, denominándose, en obsequio a la donante COPA-GALLO y para cuya regata se acordó el siguiente reglamento”
En él se determina entre otras cosas que, en caso de no celebrarse la regata anunciada, la Copa quedara depositada en el Club hasta que se verifique la regata próxima.
Teniendo todos los campeones de la misma derecho a una bandera fondo azul, con el grimpolon al centro, COPA-GALLO y el año en letra blanca y cuando fuese uno mismo campeón varios años se pondrá en la bandera el numero de orden en cifra roja.
El reglamento preveía también que en caso de empate se verificara entre los vencedores una nueva regata el día que señale la Junta Directiva del Club, y que la Copa nunca se entregara en propiedad, sino que el vencedor de cada edición la recibirá en depósito, debiendo devolverla al Club de Regatas 8 días antes de la regata del año próximo.
Esto y el celo en su custodia por parte del Real Club de Regatas ha sido lo que ha hecho posible que esta competición llegue hasta nuestros días con su trofeo original.
Otra competición náutica de prestigio como fue LA COPUCA también del Real Club de Regatas de Santander, la que se instauro en 1893 conto con un reglamento en que se contemplaba el que el trofeo pasase a ser propiedad del barco que lo ganase en tres ocasiones. Condición difícil, pero no imposible, y que ocasión ocasiono la extinción del mismo en 1899 por haber conseguido las tres victorias preceptivas el balandro LIN. Teniendo el Trofeo tan solo una vida deportiva de 6 años. Por este motivo el Club de Regatas al instituir la nueva competición y para garantizar su existencia, lo hizo en esta ocasión, con magnifico criterio, a perpetuidad.
Este es básicamente el reglamento del trofeo deportivo más antiguo de Cantabria y e España, del que su primer ganador fue el balandro “Sidora” en el mismo año de su creación, el año 1900.
La copa Gallo se pone en liza por el Real Club de Regatas hasta el año 1917 para los monotipos de la época, siendo uno de sus ganadores más significados el “Tuiga”, un quince metros que ha sido, y es, uno de los barcos más bellos, emblemáticos y que mejores resultados ha obtenido internacionalmente para nuestra ciudad, defendiendo los colores del Real Club de Regatas y la bandera roja y blanca de la matricula de Santander en regatas como la Semana Naval de Cowes, la competición deportiva náutica más importante de esa época, en la que se daban cita todos lo que eran en este deporte del Yachting, y en donde en 1909 y al mando de don Victoriano López-Doriga, y formando equipo con otro mítico 15 metros , el Hispania, patroneado este por Alfonso XIII, terminaron en segunda y primera posición respectivamente en las regatas de dicha Semana Naval, causando admiración en el mundo náutico de la época con su importante triunfo en la más importante prueba de la vela mundial de la época. Siendo estos los barcos más elegantes que han navegado en nuestra Bahia, y los que afortunadamente para todos los amantes del mar han tenido la suerte de ser recuperados para la navegación por un grupo de entusiastas de estos preciosos veleros.
Hoy son las joya del Real Yacht Club de Mónaco, el Tuiga - que mantiene actualmente su nombre original, como homenaje a lo que este bello barco represento en el Yachting -, y de la Fundación Hispania , el Hispania recientemente incorporado nuevamente a las regatas .
En el año 1949 la flota Snipe santanderina, por la amable cesión por parte del Real Club de Regatas de Santander del trofeo del que es depositario, y con el fin de que este continuase obteniendo los objetivos para los que fue creado, comienza a disputar nuevamente la COPA-GALLO , haciéndolo de forma ininterrumpida hasta el año 1971, en que es el Chiqui III el ganador de esa última edición en la vida del trofeo, dejándose, por dejadez de los responsables de la entidad responsable de la flota, de celebrarse a partir de ese año.
Por fortuna en el año 2008, y gracias a la buena voluntad del Real Club de Regatas de Santander y principalmente a la de su Presidente Alejandro Miyares Gómez, que ha vuelto a poner a disposición la COPA-GALLO para su disputa por la flota Snipe santanderina del carismático Trofeo, es por lo que nuevamente vuele a disputarse como el más preciado entre los que la flota Snipe celebra, a pesar de la cortedad de miras del Club, que exigia que fuese a la entrega Dna Manuela del 2008. Esto, entre otras cosas motivo que para el año 2009, esta vez de una manera consciente, le excluyese de su calendario de regatas, a pesar de haber estado presente en el mismo por 24 años, y sin tener en cuenta el valor histórico y el historial de esta Copa, única en nuestro país, no solo por la importancia de sus 111 años de existencia que acumula su peana, sino por la categoría de los barcos que figuran grabados en la misma
El Listado completo de las embarcaciones que figuran en la peana de la Copa Gallo es la siguiente tras los 111 años de existencia de la misma:
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Con la oportunidad que me brinda esta magnífica publicación, a partir de ahora voy a comenzar a escribir en este blog. Aprovechando este primer contacto con la red para a hacer unas reflexiones en voz alta sobe nuestro deporte según mis experiencias en el.
Hace mucho, mucho tiempo comencé a navegar en vela ligera, la única que existía en mi ciudad por aquel entonces, iniciándome como todos los de mi época con gran dificultad en el mundo de la competición en un Club en que solo unos pocos tomaban parte en este difícil arte de navegar y al que era prácticamente imposible acceder si no lo practicaba alguien de tu entorno. Era lo que en aquellos años tocaba como consecuencia de nuestra historia reciente.
En aquel entonces la vela era todo un arte, en el que primaba la persona sobre todo aquello que tenía que ver con este deporte; barcos, velas y aparejos.
Cuando comencé, la enseñanza de la vela dependía de que alguien te sacase de tripulante cuando el suyo le fallaba, lo que para nuestro pesar eran muy pocas veces lo que esto ocurría, por lo que nuestro aprendizaje se alargaba enormemente en el tiempo, pero eso no importaba, siempre seguíamos bajando para probar fortuna, tuviésemos o no suerte en el intento, curtiéndonos este duro aprendizaje para perseverar en esta disciplina deportiva.
En aquella dura, pero magnifica escuela tuve la inmensa suerte de conocer a personas que te trasmitían su afán y entusiasmo por este deporte. También conocí durante muchos años las velas de algodón egipcio, la jarcia de acero galvanizado, los cascos de madera que había que calafatear, la piola, los grilletes de hierro, las corcheras como salvavidas, la ropa de aguas que llevaban los pescadores y que no siempre nos era posible adquirir.
También aprendí el difícil arte de pintar los barcos, con el gran trabajo que esto nos suponía, el que nos tenía ocupados durante meses de duro afán y dedicación.
En todo ello nuestra generación fue autodidacta, nadie se ocupaba de nosotros y cuando digo nadie, quiero decir nadie.
También conocí la prohibición que hacia el reglamento, complicado como ninguno, a nuestro deporte para que no participasen los profesionales en las regatas a vela, así como la imposibilidad de publicitar algo en nuestros barcos.
Mucho antes de entrar en este mundo ya pertenecía al Club de mi ciudad, pero este en aquellos tiempos no dedicaban un solo segundo a unos chavales que querían navegar, o lo hacía alguien de tu entorno, o como decía antes, era casi imposible acceder a su práctica.
En aquellos momentos, cuando el tiempo y el esfuerzo no suponían un impedimento a los entonces estudiantes, sobre todo en los largos meses que en los que no se practicaba la vela, los de mi edad practicábamos otros deportes en otros Clubs.
En estos, la entidad en la que lo practicábamos se encargaba de entrenarnos para mejorar nuestro conocimiento del mismo y nuestro rendimiento, de facilitarnos el material, de conseguirnos el campo de juego y de llevarnos fuera de nuestra ciudad por cuenta de ellos, cuando por suerte conseguíamos llegar a clasificarnos en competiciones con las provincias limítrofes, de lo que estos clubes estaba orgullosos de que sucediese. Todo esto era un gran estimulo para nosotros, y nos afianzaba más aun en su práctica deportiva.
Cuando hacíamos vela en los meses de verano, nuestro Club se limitaba únicamente a dar las salidas a unos recorridos con balizas fijas, para que los socios hiciésemos lo que se llamaba pomposamente regatas; nosotros lo denominábamos “Valdecilla-Sardinero”, que era la única línea de autobuses que circulaba en la ciudad por aquellas fechas.
El Club no movía un solo dedo por mejorar nuestros conocimientos, ni tan siquiera lo hacía para que tomásemos parte en las regatas por él organizadas. Mucho menos nos facilitaba la mejora de nuestro escasísimo material.
La afición y el entusiasmo tenía que aportarlo uno mismo. Esto poco contribuyo a la divulgación de la vela, todo lo contrario, en el camino se quedaron excelentes deportistas.
Cuando algún socio intento, en aquellos tiempos, hacer que en mi club cambiasen estas cosas, sencillamente le echaron. Como esto no se sostenía, tras un largo contencioso tuvieron que readmitirle. Con el tiempo esta persona fundo un magnifico Club en la capital del país.
Esto es lo que los chavales de aquella época veíamos y para nada comprendíamos.
El tiempo fue pasando. Poco a poco fuimos, a duras penas y por nuestros medios, aprendiendo como pudimos. El esfuerzo de hacer sacar chispas a nuestro obsoleto material y sobre todo la voluntad de nuestra generación por seguir navegando nos dio sus frutos, gracias exclusivamente a nuestros propios esfuerzos.
En estos momentos he pasado de los 50 años practicando este maravilloso deporte de la vela, la mayor parte de este tiempo dedicándome a la competición, unas veces con mejor fortuna que otras, sin que nunca me regalaran nada, pero siempre disfrutando con su práctica. He competido en cientos de eventos importantes, acudiendo en dos ocasiones a representar a nuestro país en la más grande competición de vela ligera, en la Olimpiada de Montreal y en la de Seúl. He navegado entre otros cientos de excelentes navegantes, contra figuras míticas como por citar algunas Paul Elwstrom, Los hermanos Grael, Augy Diaz, Paul Cayard, Mark Reynolds, Antonio Gorostegui, Alejandro Abascal, Fernando León, etc., etc. Estando satisfecho de todos estos años que lo he ejercitado, y de las situaciones que como consecuencia de esta práctica he temido y que han servido para forjarme.
He visto a lo largo de este largo periodo de actividad náutica un avance inimaginable en todos los campos que le afectan. Viendo como la vela ha pasado de ser un arte en el que la persona era fundamental, a depender cada vez mas de la tecnología y del material, lo que conlleva cada vez más la pérdida del sexto sentido que hacía falta para destacar o simplemente para practicar la vela. No sé si ello será mejor o peor, pero está claro que nunca será igual.
Como consecuencia de este largo periodo de practicar la vela, cada vez que compito en estos momentos me hago infinidad de preguntas sobre el deporte que me ha acompañado toda mi vida, a las que pocas contestaciones obtengo.
Actualmente es más difícil encontrar tripulantes para formar tripulaciones que cuando comencé a navegar, eso a pesar de los cientos de escuelas de vela que invaden nuestro litoral, en las que todas, sin trasmitirte nada, solo inculcan al neófito a ser Olímpico, con un canto de sirenas del que es difícil el sustraerse, pero abandonándole a su suerte una que vez que ha terminado el cursillo, y cuando se reengancha, es a costa de seguir pagando la cuota de la escuela.
En nuestro Club poco han cambiado las cosas a lo largo de estos años, solo durante un corto paréntesis a la mitad de este largo periodo, y las que lo han hecho no siempre han sido para mejorar.
Fue un triunfo conseguir alargar la temporada de regatas a la época invernal. Nos llevo años conseguirlo. Ahora las tornas han cambiado, cuando se paraliza la actividad es en verano, la mejor época para practicarlo.
Afortunadamente ha aumentado el número de participantes, aunque no en la cantidad que a una ciudad correspondería. La participación en la competición sigue siendo, única y exclusivamente a expensas del esfuerzo del deportista, por ello no acabo de entender porque hay que inscribirse en una regata por una entidad deportiva que no le interesa, ni se preocupa para nada del deportista que la representa.
Este largo periodo de actividad me ha llevado durante muchos años a lo largo y ancho de nuestro país y del extranjero, donde he podido evidenciar in situ y por medio de otras gentes que estos tenían los mismos problemas, incluso aun mayores. Con los dedos de una mano podía contar los casos en que la generalidad de lo indicado no ocurría. Comprobando que el aumento de deportistas en estos más de 50 años no se corresponde en ningún caso ni al aumento del nivel económico, ni al demográfico, lo que no deja de ser frustrante (decepcionante) para aquellos que deberían fomentarlo como son las federaciones y los clubes, las que desgraciadamente están en otra cosa.
Un saludo
Chiqui