Santander. El crucero disfruto de una excelente jornada. En la que el viento del ENE fue el protagonista
Una vez más, la regata se realizó sobre un recorrido fijo, el nº 7 para las clases I y II, y acortado para las clase III,; Recorrido, como todos los fijos obliga a fondear las balizas en posiciones establecidas en el programa de regatas, sin ajustarse su posición al viento reinante, sino a unas coordenadas geográficas
Así y con todo, el recorrido ha sido de los menos malos de los que acostumbra a realizar el crucero, pues se navegó de ceñida y se hizo popa. De todas formas fue una pena que no se aprovecha el día para dar la regata en el abra del sardinero, donde las condiciones eran magnificas para la competición a vela, con un viento del primer cuadrante de entre 10 y 16 nudos de intensidad y olas de viento de 0,5 mts. de altura
La salida, como sucede cuando se da desde el Club, en ella no se tiene en cuenta la dirección del viento, por lo que estaba excesivamente favorecida por tierra, sin que la línea compensase ese favorecimiento, lo que en algún momento dará lugar a abordajes al no haber agua navegable en esta parte de la línea; de hecho en algunas ocasiones las embarcaciones se han acabado abordando a las escaleras del edificio.
Hace muchos años, cuando la salida se daba desde el club, esta estaba marcada por dos balizas, lo que permitía que hubiese más agua navegable en la zona de tierra.
En la tirada han tomado parte 14 tripulaciones, 5 de la clase I, 4 de la Clase II y 5 de la clase III, de las que duran te la regata se han retirado 1 de la clase II y otra de la clase III
A pesar de que las clases participantes son completamente distintas, en eslora y tonelaje, pero sobre todo en su maniobrabilidad, y de que no compiten entre sí, la salida se dio a todas juntas, siendo los primeros en cortar la línea las tripulaciones del Blendió, del Yamamay y del Gabriela Onofre, único momento en que estas tripulaciones, y las demás, estuvieron juntas a lo largo de las 9,7 millas del recorrido.
A escasos metros de la salida, las tripulaciones que lo habían hecho tarde, pero que nadaban más, comenzaron a producir los primeros, y comprometidos, cruces en las cercanías de tierra, los que se vieron agravados con los que se producían con los participante de la regata de los J80, cuyos recorridos se cruzaron en tramo de salida de la bahía.
La salida de la bahía, con la marea subiendo, obligada a navegar por las cercanías de tierra, hasta pasada el faro de la Cerda, una vez fuera de punta, la rolada al E dio lugar a un largo bordo amurados a estribor, que llevaba directos a la primera baliza del recorrido.
La navegación en demanda de la segunda baliza fue de popa redondo, teniendo que trabuchar en el tramo para poder tomarla; la vuelta a la baliza anterior fue de ceñida de dos bordos; mientras que el tramo final en demanda de la entrada fue de través hasta la Isla de Mouro y de popa en la bahía, tramo final que a pesar de la caída de la intensidad del viento, pudo terminarse, a la puesta del Sol, gracias a la marea entrante.
J.F.M.J.O.