De tecnologías y disquisiciones en la vigente Copa América
De momento, el refrán de “lo que mal empieza, mal acaba” es totalmente aplicable a la vigente 33 edición de Copa America.
Hasta la fecha, la competición más vieja del mundo, tras los paseos por los parquets de los tribunales en la pelea de gallos millonarios con pataletas incluidas, cási nada al aparato, dos años y medio de tirar pasta gansa en gabinetes jurídicos y menesteres similares, parece que se suma ahora en viento y la mar, mejor diremos el mal viento y la mala mar.
A la afición hartita de las disputas entre el Bertarelli y el Ellison, le quedaba entre morbo y admiración, el ver en acción a dos máquinas infernales fruto de aplicar tecnología de vanguardia en la construcción para hacer máquinas de andar como, me atrevería a decir, que núnca se había visto en la náutica deportiva.
Chasco hasta el momento, en nuestro deporte sus dos elementos fijos no se pueden manejar a discreción. El lunes “not wind” y el miércoles “too much waves”. Por lo tanto nos quedamos con las ganas de ver como se manejan en el agua ambos equipos y quien es el vencedor moral, porque todos vislumbramos que el litigio se prolongará en el tiempo y finalizará con la jarra en uno de los dos equipos por sentencia en el tribunal de Nueva York.
Pero vamos a lo que se comenta en los corrillos de los aficionados.
Las máquinas asombran, parecen que caminan con el poco aire que provoca un abanico. Tras los primeros entrenamientos en Valencia, alguien me comentó, y es una persona que sabe de vela, que con 5 nudos de presión, el trimarán de BMW Oracle llegaba en corredera a 16 nudos,¡toma ya¡, haber como nos lo explican.
Tecnológicamente parece que el tri yanqui le lleva cierta ventaja al cata helvético. La vela rígida, la tan comentada doble que el ala de un Boeing 747, no deja a nadie sin cierto asombro. Es verdad que conocíamos palos `pivotantes y otros artilugios en catas y tri de los retos transoceánicos pero lo del BMW parece que los supera con creces. Sencillez de trimado, un sistema de nueve paneles móviles y fáciles de manejar son más que suficientes, condicionando a la postre menos peso a bordo al llevar menos tripulantes, entre ocho y doce marinos, en función de las condiciones meteo, frente a los diez o hasta dieciséis tripulantes que se subirían al Alinghi para navegar en situaciones similares.
Avecillas nos silvan de otras revoluciones que pasaron de ser ciencia ficción en el barco americano: Sistemas antirozamiento, la famosa sustancia que Alinghi denunció como contaminante y que los de Ellison renunciaron a utilizarla.
Adhesivos pegados en los cascos para darles una superficie "microrugosa" que facilitaría el deslizamiento.
Un sensor láser que le permite medir intensidad y dirección del viento a distancias de 1.000, 750 y 400 metros por la proa del barco. Una auténtica revolución para el mundo de la táctica a bordo, información real procesada y ventaja en la toma de decisiones como nunca antes ha existido.
Alinghi es un catamarán más tradicional, ojo, con una vela de proa de más de 1.000 m2, de lo más grande construido núnca.
Es en aspecto humano donde los suizos pueden llevar ventaja, la maestría de Loïck Peiron, es un punto a favor.
Todo esto no dejan de ser especulaciones, aún no hemos visto como se comportan los barcos frente a frente, pero para mucho personal existe la sensación de que el trimarán es más rápido, maniobrable, y tiene un margen de condiciones de viento mucho más amplio que el cata Alinghi.
Visto lo visto nos queda por intentar descifrar que puede pasar en un campo de regatas tremendamente grande, donde la dificultad es para el Comité. Quien asegura que se produzcan situaciones parecidas en el área de regata establecido.
El tema no es baladí y tenemos un ejemplo, el del pasado lunes. En la baliza de barlovento, soplaba un S con 10-11 nuditos, mientras que en la salida a la misma hora, y a 20 millas, sol y moscas, (sin sol porque estaba nublado), viento “nasti de plasti” cási cero en el anemómetro y sin entablar. Veremos como se resuelve esto.
Esperemos que bien, por la salud de la vela, no deseamos un final triste para una legendaria competición que de momento es rrrara, rrrara, rrrara.