La larga batalla por las ballenas en los mares de la Antártida
Levantada la veda a la caza de cetáceos, los balleneros japoneses versus los ecologistas han librado en los mares de la Antártida la primera batalla de una guerra que dura ya más de dos décadas.
La embarcación "Ady Gil" de la organización ecologista internacional "Sea Shepherd" fue semidestruida esta semana en el primer choque de la temporada, al hundirse a raíz de una "supuesta" embestida del ballenero japonés Shonan Maru 2.
Tras el incidente, el Instituto Japonés de Investigación de Cetáceos publicó un vídeo de los hechos, y "Sea Shepherd" distribuyó el suyo, pero las imágenes de uno y de otro, filmadas desde diferentes ángulos, no han permitido aclarar si la lancha fue atacada o se hundió por otras causas.
El incidente motivó un intercambio de acusaciones entre ecologistas y balleneros y una reacción de los gobiernos de Nueva Zelanda y Australia, que pidieron calma y anunciaron la apertura de una investigación.
Mientras, Tokio protestaba por una supuesta agresión de los ecologistas del "Sea Sheperd", grupo que cuenta con el apoyo y recibe financiación de actores de Hollywood como Sean Penn y Martin Sheen.
Fundada en 1977, esta organización ecologista que asegura utiliza "tácticas innovadoras" contra los cazadores de ballenas, tiburones, delfines y tortugas, despliega sus barcos en todos los océanos.
En la Antártida, este escenario belicoso se repite desde 1988, año en el que Greenpeace llevó a cabo su primera misión en esas aguas con la finalidad de impedir las actividades de los balleneros durante la temporada de caza, en diciembre.
Desde entonces, casi cada temporada, los pesqueros nipones y los barcos conservacionistas se enzarzan en batallas con disparos hechos con cañones de agua, se lanzan bombas fétidas a la cubierta y maniobran para intentar bloquear el paso del rival, llegando en casos a colisionar.
El buque-factoría japonés Nisshin Maru embistió en enero de 2006 al barco de Greenpeace Arctic Sunrise en aguas de la Antártida, cuando navegaba con 25 activistas a bordo, aunque ninguno resultó herido.
Un año después, un incendio fortuito a bordo del ballenero Nisshin Maru causó la muerte de uno de los miembros de la tripulación y en un aparente gesto de solidaridad, el navío Esperanza de Greenpeace ofreció ayuda al buque nipón.
La organización ecologista continuó con su misión hasta conseguir que la totalidad de los balleneros abandonaran la zona en la que faenaban.
Durante la campaña 2007-08, los ecologistas recibieron apoyo del gobierno australiano, que vigiló a los balleneros japoneses desde el barco "Oceanic Viking" para tener pruebas gráficas de soporte a las acciones legales emprendidas contra los buques cuya misión en la Antártida no sea científica.
Fue entonces cuando apareció el "Sea Shepherd Conservation Society" (Pastores del Mar), grupo con base en Estados Unidos que asegura que tiene como objetivo conservar la fauna marina.
El fundador del grupo, Paul Watson, es un ecologista que tilda a Greenpeace de "revisionista" y lo critica por considerar que elude la "acción directa" para alcanzar los objetivos.
Greenpeace cesó sus actividades en la Antártida tras la campaña 2007-08, para adoptar otra estrategia.
"Es necesario hacer cambiar la opinión pública dentro de Japón, pues a nivel internacional la presión no puede ser más intensa, la mayoría de la gente está en contra de la matanza de ballenas", dijo a Efe su portavoz, Caroline Wenzel.
Los balleneros japoneses planean cazar durante esta temporada 935 rorcuales aliblanco (minke) y 50 ballenas de aleta, como parte de una campaña que sostienen es "con fines científicos".