Greenpeace reclama protección urgente para los ecosistemas marinos de Baleares
A lo largo de los últimos tres meses, el barco de la organización MY Arctic Sunrise ha recorrido las aguas de diferentes países del Mediterráneo para denunciar los efectos de la sobrepesca --particularmente del atún rojo-- y la destrucción de los hábitats costeros por el urbanismo o la contaminación. Antes de que la situación alcance un estado de degradación en la que no haya vuelta atrás, Greenpeace demanda medidas urgentes de protección de los ecosistemas marinos mediterráneos.
Desde el pasado día 9 de julio, el Arctic Sunrise se encuentra en aguas baleares, donde científicos del Instituto de Ciencias del Mar de Barcelona (ICM), dependiente del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), estudian las poblaciones de medusas y los fondos marinos de la zona.
La pesquería de atún rojo es probablemente una de las que tiene un mayor índice de pesca ilegal en todo el mundo. Los científicos os han estimado que las capturas en 2007 pueden haber rondado las 60.000 toneladas, más del doble de la cuota legal para la especie, de 29.500 toneladas ese año. Es bien conocido que las actividades ilegales, tales como el uso de avionetas, para detectar el atún o de barcos de transporte para evitar declarar las capturas están extendidas en la región.
La situación del caladero balear es un buen ejemplo de lo que está sucediendo en la pesquería: en el año 2006 se capturaron tan sólo unas 2.000 toneladas en la zona, mientras que seis años antes se extrajeron 14.000, lo que supone un descenso del 85% de las capturas.
"La comunidad internacional ha fracasado plenamente en la conservación de este recurso compartido por todos los países mediterráneos. Las flotas pesqueras están acabando con la población reproductora de atún rojo y es imprescindible proteger las zonas de puesta de la especie, como las aguas al sur de Baleares", ha declarado Sebastián Losada, responsable de la campaña de Océanos de Greenpeace. "Por este motivo, demandamos la declaración urgente de un santuario para los atunes y especies afines como el pez espada en aguas al sur del archipiélago balear como medida para recuperar la población reproductora de estas especies".
Greenpeace ha publicado recientemente el informe Destrucción a Toda Costa 2008 donde denuncia el urbanismo salvaje que ha predominado en el archipiélago en los últimos años. La organización ha seleccionado siete puntos negros amenazados por el urbanismo, la promoción de infraestructuras (sobre todo la creación de puertos deportivos) y la contaminación, puntual o continua, de sus aguas.
"A pesar de los tímidos esfuerzos para poner orden la situación urbanística por parte del Govern, dos de los casos más graves en nuestro país por el acoso del ladrillo al litoral se encuentran en las Baleares: la ampliación de Port Adriano (Toro, Calvià) y el campo de golf en Son Bosc (Muros, Mallorca)", ha declarado Pilar Marcos, responsable de la campaña de Costas de Greenpeace. "El desequilibrio causado por la acción del hombre en el medio costero y marino balear se refleja en sus aguas, donde las invasiones de medusas y otras especies como algas invasoras están destruyendo un patrimonio que es de todos", ha subrayado Marcos.
A bordo del Arctic Sunrise se encuentran, además, los científicos del ICM-CSIC Dacha Atienza, Uxue Tilves y Andrea Gori realizando labores de investigación de las poblaciones de medusas y de los fondos marinos mediterráneos. Con la ayuda de una cámara submarina que alcanza los 500 metros de profundidad y de un Robot submarino (ROV), sumergible a más de 200 metros, buscan poblaciones de gorgonias y corales profundos.
Greenpeace quiere llamar la atención sobre la necesidad de combatir las causas que originan una mayor presencia de medusas en las costas cada año como única forma de resolver el problema. En ese sentido, destaca la necesidad de poner freno a la desaparición de especies depredadoras de medusas, como el atún rojo y las tortugas marinas, y a combatir el cambio climático. El calentamiento de las aguas también es propicio para la proliferación de estos gelatinosos, debido al efecto que tiene sobre sus ciclos de vida y la reproducción. Por ello Greenpeace hace un llamamiento a combatir el cambio climático, a través de medidas que reduzcan las emisiones de gases contaminantes como la introducción de energías renovables.
En estos días, el equipo a bordo del Arctic Sunrise ha podido inspeccionar los fondos marinos de dos áreas distintas en aguas de Menorca. En el área sur se han efectuado un total de cuatro inmersiones en el cañón submarino que desde la plataforma continental (80 metros) baja hasta la zona abisal (por debajo de los 2.000 metros). Se han identificado distintas especies de peces en los fondos sedimentarios y algunas especies de coral (Dendrophilia cornigera) y esponjas en los fondos rocosos encontrados en la cabecera del cañón.
En el área inspeccionada en el oeste de Menorca se han efectuado seis inmersiones que han permitido observar una densa población de gorgonia blanca (Eunicella singularis) localizada entre los 38 y los 44 metros de profundidad, además de la presencia de algunas colonias de otras especies de gorgonia (Paramuricea macrospina) y de corales blandos (Alcyonium palmatum).
"Las medusas son el paradigma del desequilibrio ambiental de nuestras aguas. Se sabe muy poco de la ecología de las especies más comunes en el Mediterráneo y la falta de estudios científicos es parte del problema", ha declarado la doctora Dacha Atienza, del ICM-CSIC. "Llamamos la atención también sobre la necesidad de investigar con mayor profusión los fondos marinos baleares y las comunidades biológicas que se encuentran en ellos. Sin esta información es imposible garantizarles una protección adecuada".
Otras causas del incremento de medusas hay que buscarlas en la mayor afluencia de nutrientes en el mar, la urbanización costera que genera esa contaminación, la falta de aporte de agua dulce de los ríos al mar y otros desequilibrios en el ecosistema.