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La cuenca del Ebro blinda sus embalses para frenar el contagio del mejillón cebra

La Confederación va a cerrar 700 accesos que eran utilizados de forma incontrolada para entrar barcas a un total de 57 embalses.

Durante meses, equipos dirigidos por la Confederación Hidrográfica del Ebro (CHE) se han encargado de inspeccionar el perímetro de todos los embalses navegables que hay en la cuenca.

Ha sido un trabajo detallado, paciente y exhaustivo, destinado a «blindar» el acceso terrestre a esos embalses para luchar contra el mejillón cebra, para cerrarle el paso en su afán colonizador. La CHE ha detectado 700 accesos que eran utilizados de forma incontrolada por aficionados a la pesca y a la navegación, rutas terrestres por las que entraban y sacaban libremente sus embarcaciones. Es una vía de «contagio» del mejillón cebra, porque este molusco utiliza el casco de las barcas para adherirse y viajar a otros ríos y embalses. Lo logra gracias a su capacidad para aguantar mucho tiempo fuera del agua, protegido en su concha. Por eso, desde hace años, las autoridades insisten en que para frenar esta plaga es imprescindible extremar el control de las embarcaciones, aparejos de pesca y de deportes acuáticos en los que se pueda adherir este molusco.
Para eso se están invirtiendo millones de euros en tareas de control y de concienciación, así como en la construcción de estaciones para desinfectar embarcaciones cuando salen de un embalse. Pero la concienciación no siempre funciona. La CHE daba por hecho que existían caminos con los que algunos eluden los controles y limitaciones. Los remolques con los que transportan esas barcas transitan por estas rutas, que se convierten en otra vía para el mejillón cebra. Este bivalvo, originario de Asia, de los mares Negro y Caspio, no sólo puede extenderse por el agua sino, gracias al hombre, también puede viajar por carretera a modo de curioso polizón, adherido a embarcaciones que son llevadas de unos embalses a otros de forma incontrolada. De ahí que la CHE haya decidido blindar los 57 embalses navegables que tiene esta cuenca. Entre todos ellos ha detectado 700 accesos incontrolados que a partir de ahora se van a sellar. La CHE se ha propuesto que ninguna embarcación o aparejo susceptible de ser utilizado como medio de transporte del mejillón cebra entre o salga de los embalses de la cuenca del Ebro sin pasar por los controles y estaciones de desinfección. Coste multimillonario El celo que ponen la CHE y las autoridades autonómicas de Medio Ambiente está justificado. Este molusco es una especie invasora que altera el ecosistema acuático y, además, causa abultadas pérdidas económicas. Hace cinco años, cuando el mejillón cebra sólo estaba en el Bajo Ebro, en un área muy reducida, se calculó que iba a generar un coste de 40 millones de euros en 20 años. Pero esa cifra se ha quedado pequeña.