La fuga de doradas de la piscifactoría provoca un 'boom' pesquero en las playas desde La Caleta al Puerto de Motril
El último temporal soltó al mar más de 30 toneladas de doradas
Un simple paseo por el litoral, desde Salobreña hasta Motril, sirve para corroborar que en las playas de Granada hay más cañas de pescar que nunca. Se ha desatado una auténtica fiebre pesquera. El motivo no es otro que las fugas de pescado de las 36 jaulas de engorde de doradas de las instalaciones de la piscifactoría Azucarera del Guadalfeo, ubicada 800 metros mar adentro, en Salobreña. La rotura de las redes donde se crían los peces, hasta alcanzar un peso de mercado, se ha convertido en un auténtico chollo para los aficionados a la caña, que están haciendo cierto el refrán de a río revuelto -mar en este caso- ganancia de pescadores. El último temporal que azotó la Costa hace unas tres semanas causó estragos en las instalaciones de la piscifactoría. Las redes se rompieron y se soltaron al mar ¡hasta 30 toneladas de doradas!, según fuentes de la propia piscifactoría Azucarera del Guadalfeo, lo que ha desatado un 'boom' pesquero sin precedentes en la Costa. En los primeros días tras el temporal, los pescadores cogían las doradas por cubos, de diez en diez, otros a cientos... El boca a boca funciona y los pescadores, que incluso se convocan por foros de internet, se han congregado por miles en las playas de Motril y Salobreña. Hasta el que no había pescado en la vida, este año en Motril ha cogido la caña.
La facilidad con la que hasta los pescadores menos experimentados se llevaban a casa las doradas de más de un quilo les tenía «excitadísimos», según sus propias palabras, y aunque la oleada fuerte de capturas ya se ha frenado, siempre hay ejemplares sueltos dispuestos a picar. Sin duda, lo que pescan proviene de la piscifactoría, ya que muchos de los ejemplares presentan incluso problemas óseos típicos de la concentración en las jaulas. Lo saben por eso y sobre todo por su comportamiento, ya que estas doradas domesticadas, según explican los pescadores, «están medio tontas y entran muy fácil a la caña».
«Sí caen fácil porque son animales acostumbrados a la cautividad. Algunos se adaptan al medio pero para la mayoría es difícil», explica el biólogo de la piscifactoría Azucarera del Guadalfeo, José Juan Nogales. «Desde luego tenemos a los pescadores entretenidos», asume con resignación el gerente de la piscifactoría, Joaquín Martín Montero. «No se puede negar que estamos haciendo una labor social en tiempos de crisis», ironiza.
Desde el Centro de Desarrollo Pesquero de Motril lanzan un llamamiento a los pescadores para que no capturen ejemplares que no tengan la talla mínima comercial y les dejen madurar. «Es importante que las dejen crecer, y esta circunstancia puede favorecer que se enriquezcan nuestros caladeros», explican.