El próximo domingo comienza una campaña de pesca "anómala" con los caudales bajo mínimos
Los cauces fluviales se encuentran en niveles de finales de verano
Los aficionados a la pesca iniciarán el próximo domingo 18 la temporada con la mirada puesta, más que en el río, en el cielo. Las escasísimas precipitaciones registradas durante el invierno han provocado una estampa atípica en los cauces fluviales. Los niveles están bajo mínimos, aunque los expertos no ven peligrar, al menos por el momento, la vida de la fauna acuática.
Con todo, los pescadores auguran una campaña "anómala", según reconocen algunos miembros destacados del colectivo, "Nunca nos vimos en esta situación. Lo normal en el mes de marzo es que los ríos hubiesen invadido los prados de los alrededores por las crecidas". No es el caso, y, si lloviese con contundencia una semana antes de iniciar la temporada el caudal se recuperaría y las condiciones de pesca serían las normales. Apunta que "no se detectó" mortandad de peces, si admite que "el desove este año a lo mejor no fue todo lo bueno que cabría esperar", precisamente por los niveles bajos del agua. Pero las consecuencias de esto no se verán, "hasta dentro de dos o tres años", cuando las crías sean adultas.
"Las previsiones que tenemos son malas. Hay que darse cuenta que el río va como si fuese septiembre, es decir, comenzamos la campaña con los cauces al nivel del final de la temporada". Esta circunstancia descontrola el normal desarrollo de la práctica deportiva.
En Galicia, la Consellería de Medio Ambiente, Territorio e Infraestruturas mantiene las previsiones de conservar los permisos para la pesca desde el próximo domingo y hasta el 31 de julio, abriendo hasta el 30 de septiembre la autorización para capturar sin muerte. Sin embargo, si no llueve, podrían tener que plantearse acortar la temporada. "Truchas aún se ven algunas, y las capturas van a ser mucho más grandes en cantidad" ya que los ejemplares se concentrarán en los puntos más hondos del río, donde se acumula más agua, lo que facilitará la captura de las especies.
Es una de las consecuencias de la sequía. Otra, que también preocupa a los aficionados a este deporte y a los colectivos que trabajan por la protección del medio ambiente, es que, ante la falta de agua, "los ríos no limpiaron bien" y eso afecta también al normal hábitat de la fauna.