Cuenta atrás para la 74ª Rolex Sydney Hobart
Ginebra, 26 de noviembre de 2018 – La Rolex Sydney Hobart 2018 partirá del puerto australiano de Sídney el próximo 26 de diciembre. Entre los 92 participantes de esta 74ª edición destacan cinco supermaxis de 100 pies de eslora (30,5 metros) que se disputarán la vitola de favorito a la victoria en tiempo real en una regata mítica que transcurre a lo largo de 628 millas náuticas hasta la remota isla de Tasmania.
En su condición de una de las regatas oceánicas más exigentes del mundo, la Rolex Sydney Hobart requiere determinación, coraje y compromiso. El próximo 26 de diciembre comienza la 74ª edición de esta prueba anual que es toda una institución del deporte, no sólo en Australia y el Hemisferio Sur, sino en el mundo entero. Una heterogénea flota formada por 92 barcos con esloras entre 9,3 y 30,5 metros se enfrentarán por la gloria, los trofeos y los cronógrafos Rolex que distinguen a los ganadores en tiempo real y en tiempo compensado bajo certificado IRC.
Rolex suma seis décadas de compromiso con el mundo de la vela. Una relación de fidelidad con los mejores clubes náuticos del mundo y las regatas más respetadas, que contribuye a perpetuar el espíritu de eventos como la Rolex Sydney Hobart Yacht Race. El viaje de 628 millas náuticas (1.163 kilómetros) entre Sydney Harbour y Hobart, en la isla de Tasmania, nació en 1945 bajo el auspicio del todavía hoy organizador Cruising Yacht Club of Australia (CYCA), y en 2002 recibió el refuerzo de la relojera suiza en forma de un patrocinio que contribuye al éxito del evento y que garantiza su repercusión internacional.
VICTORIA EN TIEMPO REAL: PREMIO AL MÁS RÁPIDO
No existe regata de esta distancia o calibre que reúna semejante representación de los monocascos de 100 pies más potentes del mundo. La rivalidad entre estos colosos augura un espectáculo épico orquestado por tripulaciones profesionales del más alto nivel.
Cinco supermaxis de 30,5 metros de eslora parten como favoritos a uno de los premios más cotizados: la victoria en tiempo real o Line Honours. Wild Oats XI, propiedad de la familia Oatley y patroneado por Mark Richards, regresa con la intención de mejorar su propio récord de triunfos y lograr la que sería su novena victoria. El barco más laureado de la historia del evento se quedó a un paso de lograr esa gesta en la pasada edición, cuando una penalización por un incidente en la salida le privaba del título en favor del Comanche de Jim Cooney y Samantha Grant, que de paso establecía la actual marca a batir de 1 día, 9 horas, 15 minutos y 24 segundos. Ambos volverán a enfrentarse este año como máximos aspirantes con permiso del InfoTrack de Christian Beck (que como Perpetual LOYAL batió el récord en 2016) y el Black Jack de Peter Harburg (ganador en tiempo real como Alfa Romeo en 2009). Completa la parrilla de supermaxisel Scallywag del hongkonés Seng Huang Lee, uno de los 13 participantes extranjeros de esta edición.
VICTORIA ABSOLUTA: TODOS JUEGAN
Enfrentarse a una regata de 628 millas náuticas exige preparación y planificación junto a la voluntad de afrontar todo tipo de adversidades. Entre los muchos puntos críticos del recorrido destacan la concurrida salida desde Sydney Harbour (un espectáculo seguido en vivo por cientos de miles de personas y retransmitido en directo por la televisión estatal), el extremo Este del formidable Bass Strait (escenario de las historias más trágicas de la regata) y el imprevisible Derwent River, en la aproximación final a Hobart (donde los favoritos suelen jugarse el triunfo en un cruel campo de minas entre corrientes adversas y pozos de viento).
Experiencia y habilidad cuentan tanto como perseverancia, pero en una regata tan compleja no existe garantía de éxito, especialmente cuando la meteorología juega un papel tan crucial. Matt Allen, ex comodoro del CYCA y actual presidente de la Federación Australiana de Vela, tuvo que realizar 28 intentos antes de conseguir su primera victoria absoluta y recibir la famosa Tattersall Cup y el Rolex que le acredita como campeón. “La Rolex Sydney Hobart es el evento de referencia. Todo el mundo lo sigue y todos conocen al ganador de esta regata”, reflexionaría tras la victoria con su Ichi Banen 2017. “Ha sido fruto del esfuerzo de toda una vida. Ganarla es el sueño de todo regatista”. Si el TP52 australiano repite victoria este año, será el primer barco que encadena dos títulos consecutivos desde que lo lograra el Freya en 1963 y 1964. Sobre el papel, prácticamente cualquier barco de la flota puede aspirar a la victoria absoluta bajo medición IRC si las condiciones le acompañan, la suerte le sonríe y su tripulación realiza un trabajo en el límite de la perfección.
Entre los 92 equipos que formarán frente a la línea de salida el próximo 26 de diciembre (el conocido como Boxing Day) se encuentran representantes de los seis estados australianos, China, Francia, Alemania, Hungría, Hong Kong, Polonia, Rusia, Reino Unido y Estados Unidos. El australiano Tony Ellis igualará el récord de 51 participaciones a bordo del LC60 Triton.
UN DESAFÍO ESENCIAL
Hace 50 años, en noviembre de 1968, Sir Robin Knox-Johnston cruzaba el Bass Strait en su histórica primera circunnavegación del planeta en solitario, utilizando su Rolex como uno de los instrumentos de ayuda a la navegación a bordo de su Suhaili. Cuando se celebró la salida de la Rolex Sydney Hobart de aquel año, el británico ya se dirigía hacia el temido Cabo de Hornos. Medio siglo más tarde de aquel épico viaje, muchos aspectos de la navegación han evolucionado ostensiblemente. La innovación en tecnología y materiales han transformado la competición a vela, pero los elementos contra los que se enfrentan los navegantes permanecen inalterables. Antes de afrontar en 2017 su tercera participación en la Rolex Sydney Hobart, Knox-Johnston hablaba sobre cómo regatas como esta o la Rolex Fastnet contribuyen a preservar el espíritu esencial del deporte: “Así es como debería ser la competición a vela: un desafío para los navegantes oceánicos, combinando una atractiva mezcla de profesionales y no profesionales”.
Tanto si gana como si ‘simplemente’ logra completar el recorrido, cada participante contribuirá a mantener las tradiciones y valores de un deporte que brinda una posibilidad única de desafiar los límites de uno mismo, tanto a nivel físico como mental. En este sentido, la Rolex Sydney Hobart es mucho más que una simple regata, es un guardián perpetuo de las tradiciones y los valores imperecederos del deporte.