Llegan a París los tripulantes de velero tras el rescate del Ejército galo
Los ex rehenes fueron recibidos en el aeropuerto de Villacoublay, al suroeste de la capital francesa, por el ministro de Defensa francés, Hervé Morin.
Se trata de la esposa del patrón del yate, Chloé Lemaçon, su hijo Colin, además de otra pareja que viajaba en la embarcación, Dorian Pierre y Steven Ménoret.
Florent Lemaçon al parecer murió de un disparo en la cabeza durante la operación de rescate, realizada por un comando especial del Ejército galo y de la que las autoridades no han dado detalles.
El palacio del Elíseo informó en un comunicado después de conocerse la intervención que las amenazas sobre los rehenes por parte de sus secuestradores obligaron a la actuación militar y que se habían iniciado negociaciones para conseguir la liberación de los secuestrados, sin éxito.
El barco, 'Le Tanit', fue secuestrado el pasado 4 de abril a unos 640 kilómetros de la costa somalí, frente a la ciudad de Ras Hafun, al noroeste del país.
A bordo del velero, que partió de Francia a finales de julio de 2008, se encontraban únicamente el hijo del matrimonio Lemaçon y la otra pareja, que se dirigían a Zanzíbar.
Hace un año, fuerzas militares francesas liberaron a la tripulación del velero de lujo francés 'Le Ponant', que también había sido capturado en el Índico por piratas somalíes. Un episodio similar se repitió en septiembre pasado con otro velero dirigido por un navegante francés, el 'Carré d'As'.
El presidente francés, Nicolás Sarkozy, se mostró firme en la 'determinación de Francia de no ceder al chantaje y de hacer fracasar la piratería' al anunciar la operación para liberar a los rehenes de 'Le Tanit'.
Al parecer, 'Le Tanit' había sido advertido repetidamente del riesgo que corría de navegar por esa zona donde hay constantes actos de piratería, según había indicado el ministro de Defensa, Hervé Morin, antes de producirse la operación de rescate.
Morin precisó que durante una escala que 'Le Tanit' había hecho en Yibuti las autoridades francesas les recomendaron -sin éxito- que renunciaran a sus planes de navegar hacia Kenia.
Luego un helicóptero francés que les sobrevoló en el mar les reiteró el mismo mensaje, al igual que un barco francés un poco más adelante.