Arturo Pérez-Reverte se adelanta 2º centenario de Trafalgar
Arturo Pérez-Reverte se ha propuesto que sus lectores revivan el desastre naval que sufrió España en 1805, cuando Nelson infligió a la flota hispanofrancesa una estrepitosa derrota. A punto de cumplirse los 200 años de la efemérides, el escritor acaba de entregar a la imprenta Cabo Trafalgar (Alfaguara), un libro en el que recrea el histórico combate que dio al traste con las ambiciones imperiales de Napoleón y que marcó la decadencia colonial española.
En el cabo de Trafalgar, en Cádiz, a pie de su faro, en medio del intenso oleaje, y donde el 21 de octubre de 1805 la escuadra franco-española se enfrentó a la flota británica, Arturo Pérez-Reverte, que ha recreado este capítulo desastroso para España en su último libro, dijo que "los gobernantes no han aprendido de este grave error histórico".
El escritor presentó ayer su obra en la playa de Caños de Meca, en un día desapacible y brumoso, muy parecido a aquel de 1805, lamentando que en el lugar no haya ni siquiera una placa conmemorativa del evento.
Para el novelista, aquella batalla que malbarató la Armada española fue una tragedia que llevó a la muerte a marineros inexpertos y que además puso fin a una Marina ilustrada, entre cuyos oficiales se contaban reputados astrónomos, matemáticos, ingenieros y naturalistas. Mas allá del fracaso que supuso, Trafalgar encarna la esencia de lo que es una constante en la historia de España: la estulticia de unos gobernantes «incompetentes y canallas» que mandan a la muerte a las pobres gentes.
"Si en España se hubiera estudiado, analizado y debatido el error que resultó de Trafalgar, no se hubiera repetido el desastre del 98, la guerra de Irak o el 11-M, el saber historia da la lucidez y el conocimiento suficiente para no repetir errores, pero aquí no interesan la historia ni la memoria, porque no dan dinero ni votos", según recalcó Arturo Pérez-Reverte. En cambio un catedrático de historia y miembro de la Academia de la Historia considera indefendibles las teorías de Pérez-Reverte en cuyo libro ha detectado varias inexactitudes
Quien no conoce la Historia está condenado a repetirla y eso es lo que reprocha Pérez-Reverte a los políticos españoles, a los «semianalfabetos ministros de educación», que están borrando la Historia de los programas educativos. Lo mismo que pasó en Trafalgar, afirma Pérez-Reverte, ocurrió en el desastre del 98 y también en el 11 de marzo: la falta de previsión, la ceguera y la incompetencia».
Para recuperar este periodo de la historia, del que Pérez-Reverte da su propia visión, "y para que lo pueda leer desde un chico hasta un viejo", este escritor y académico se ha inventado un barco de 74 cañones llamado 'El Antilla' y lo ha metido en Trafalgar, con 60 navíos, 5.940 cañones y 40.000 hombres, "arrimando candela".
Con un relato en el que se combinan rigor histórico y acción trepidante, Pérez-Reverte trata de demostrar que, en la Historia, los depositarios de la dignidad no son los gobiernos sino los pueblos. Cree el escritor que la culpa de la carnicería que supuso Trafalgar la tiene Godoy, un político miserable y servil al que sólo le interesaba adular a Napoleón.
Libros de navíos
Si por algo Pérez-Reverte ha aceptado el envite de contar la batalla de Trafalgar ha sido por su amor inquebrantable por la navegación a vela de los siglos XVIII y XIX. «Son barcos que se colocan en la cima de la ingeniería naval; ni los portaaviones, ni los submarinos nucleares de ahora les pueden emular. Nosotros teníamos los mejores del mundo».
El autor, nacido en Cartagena y coleccionista de libros de navíos, ha querido que la precisión en el uso de la jerga náutica no aburra al lector. Para ello se ha valido de un humor negro, con «mucha mala leche», en que mezcla el lenguaje clásico con los modismos populares y procaces. Ejemplo de ese sarcasmo son algunos anacronismos y guiños cómplices, como el que rescata a Rocío Jurado, descrita como «esa niña joven de Chipiona que empieza a cantar».
Este periodista, académico, escritor y marinero cartagenero está muy satisfecho y contento por presentar su último libro, 'Cabo de Trafalgar', al que ha dedicado indirectamente muchos años de su vida y seis meses de escritura, y en el que recupera la famosa batalla.
"He querido presentar el libro en el lugar de los hechos, en el Cabo Trafalgar, entre la playa Zahora y Caños de Meca, en el término de Barbate, porque éste es el escenario de la batalla, una playa plagada hoy de turistas y donde hace 200 años yacían alrededor de 4.000 muertos franco-españoles y unos 500 ingleses, en la que no hay ni una mísera piedra o placa que los recuerde".
"Esto es una pobreza cultural. Si estuviéramos en Inglaterra habría miles de homenajes y hasta una tienda, pero España olvida todo y no quiere tener memoria. Es así de triste y así se puede manipular mejor a la gente", precisó el autor de 'Cabo de Trafalgar', cuya primera edición de 125.000 ejemplares ya está agotada.
La mayor bajeza de Godoy
"Trafalgar es una vergüenza, la mayor bajeza de un político como Godoy, un sinvergüenza que para complacer a Napoleón manda a la muerte a miles de hombres", matizó el autor, "y esto es muy español, el no asumir responsabilidades. La dignidad no la tienen los gobernantes, sino el pueblo que da lecciones de dignidad, como pasó en el 11-M. Tenemos unos políticos que no nos los merecemos".
Para el autor de las aventuras del Capitán Alatriste, con Trafalgar terminan "América, la Marina y la Ilustración, la España ilustrada, culta y científica, y que la echaron a perder los políticos corruptos y los curas fanáticos. Contábamos con marineros estupendos, pero no teníamos tripulación, y se echó mano de los pobres desempleados que estaban en las tabernas".
En el libro, donde salva a toda la tripulación y culpa a los políticos del desastre, Pérez-Reverte ha creado un lenguaje concreto, plagado de onomatopeyas como "pumba pumba", "raaaca", "baang" o "requetepumba", entre otras muchas más, y utiliza también palabras de la calle, salvajes, brutales, y da un poder desmesurado a los testículos, que pasan por muchas páginas. Y es que todos estos "hombres de hierro en barcos de madera" acompañan su coraje siempre "con un par".
Reverte, que tiene una biblioteca con más de 15.000 volúmenes dedicados a la historia y 3.000 a la náutica, asegura que ha tenido como referentes a Joseph Conrad y a Patrick O'Brian, pero sobre todo 'Trafalgar', de Benito Pérez Galdós. "Galdós es el canon, pero, desde mi humildad, yo puedo contribuir, en la actualidad, con más datos y más rigor histórico", concluye. En definitiva, una novela amena, rigurosa y directa para que todo el mundo sepa qué pasó en este episodio trágico español.