Aldán, la ría secreta, el compendio de Rías Baixas en miniatura
Entre los cabos de Udra y la no muy lejana, a tan solo 1,85 M, Punta Couso, en la cara norte de la península do Morrazo en un entrante de mar no muy profundo, solamente 2,8 millas, puedes encontrar toda la esencia de la Rías Baixas, un mini mundo, una ría en miniatura, con sus puertos, aldeas, mar, playas con encanto y puertos. ¿Quien da más en tan poco espacio?.
La Ría de Aldán, tan desconocida por algunos, es, para entendernos, un mini compendio de las Rías Baixas. Como si metieramos en una sala, la tipología costera, cabos, ensenadas, playas, islotes, simuláramos el clima, los montes y su vegetación, zonas de especial protección como Udra o Suavela, la arquitectura y la forma de vivir de las gentes de este gran rincón del noroeste ibérico, para entendernos mejor del suroeste de Galicia... que nos aparece?... la respuesta la tenemos en esta ría.
Evidentemente para entenderlo no podemos quedarnos con la parroquia de Aldán, situada al fondo de la ría, tenemos que pensar en un todo, Couso, Hio, Herbello, San Cibrao, Gandón, Menduiña... a cara de levante y cara de poniente, pedanías todas pertenecientes, un pequeño trozo a levante a Bueu y su mayor parte a Cangas do Morrazo, pero que para sus habitantes está clara la diferenciación. Aldán es una más, cada una con sus costumbres y cada cual con sus peculiaridades. Pequeños barrios con su propia idiosincrásia, donde las tradiciones son sagradas como la la “Danza de San Sebastián”, que tiene lugar cada 20 de enero, coincidiendo con la festividad de este santo, en el Atrio de la Iglesia de San Cibrán de Aldán o los carnavales distintos pero con la misma esencia en cada barrio, las playas de ensueño, las vistas y sus rincones te enamoran.
En San Cibrán está la iglesia parroquial, el pazo de Vista Alegre, rodeado de castaños, prototipo de la arquitectura nobiliaria de toda la zona y la Casa de San Cibrán de menos poderío, con su hórreo, palomar, huerto, y sus emparrados descendiendo hasta el muelle
Para ver una muestra imponente de barroco gallego merece la pena acercarse a Coiro, a siete kilómetros.
Si hablamos de playas, se comienza a citar, Ancoradoiro, Praia de Lago, Area de Bon, Lagoelas y Cunchosa, parada y fonda en Menduiña, con bandera azul, y una de las más conocidas playas de la zona que enamoró al escritor Alvaro Cunqueiro hasta el punto que estasiado con su entorno y el frescor de la fuente de esta playa, hizo amistad con una nutria que en ella bebía todas las noches. Seguimos por su ribera de levante con Francón y Areacova. El puerto de Aldán San Cibrán y la playa de Vilariño son puerta de la otra ribera tan espectacular o más que la que inició Cabo Udra.
Arneles, Pinténs, San Xián, Pipín y Castiñeiras son antesala de otro gran arenal, Areabrava, quizas este sea el motivo del que esté enfrentada a Menduiña. Más calas hasta Couso donde el faro de su punta ilumina la Osas y el Cabalo de Aldán, habitat de percebes, pulpo, necoras, centollas y manjares de una mar rica, impresionantemente rica.
No todo es playa, anteriomente citamos arte y formas de vivir.
Con más ganas de arte llegamos a Hio, antes del paseo por las playas de poniente.
Cruceiro artístico, iglesia románica de San Andrés, cualquier guía turística habría iniciado su comntario como: Hío donde se encuentra... el atrio más visitado de Galicia con su cruceiro que es como la ría una biblia en pequeño, realizada por el escultor José Cerviño en 1871.
De sus espacios naturales, no voy a decir nada en esta reseña. El espacio Natural Cabo Home, Costa da Vela merece un artículo completo y ante esta necesidad y lo enormemente excepcional lo tendrá.
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