De Cabo Prieto a Ribadesella. La costa construida... la costa mágica.
Acantilados, cuevas, arcos, catedrales esculpidas por el Cantábrico, una costa de mil figuras que hace de tu viaje un constante ¡OH¡ de asombro ante su belleza.
Una costa mágica incluso con calas donde la mar se esconde tras las rocas como “Gilpiyuri”, inaccesible y oculta desde la mar. Arenales, “San Antolín” que se divisan mar adentro. Bufones en cada peñasco desde la parte baja del acantilado y que solo se ven por mar hasta aquellos que pulverizan en su alto. Una costa que no defrauda... por su magia, su color, su belleza. Iniciamos este apartado en Cabo Prieto para rematar en la Ría de Ribadesella en cuyo puerto deportivo descansaremos de la navegación en sus buenas instalaciones.
Avante poca.
Remontado Cabo Prieto a 0,5 M al W la costa forma una concha con su fondo ocupado por la playa de Torimbia.
Limpia ensenada posiblemente el mejor fondeadero por estar al resguardo de los vientos de poniente y levante aunque totalmente abierta a los N.
La profundidad media en la zona de baños es de 1,55 m sin declives ni depresiones bruscas.
Las aguas tienen tendencia a remansarse.
El oleaje es medio, la corriente es escasa y los vientos dominantes son del NE.
La punta occidental de la ensenada conocida como “Punta Pistaña” y el islote del mismo nombre la separa del otro gran arenal de este trecho costero, que por la blancura de su playa y de la falda de la quebrada que forma el valle del río Bedón es visible desde bastante distancia mar adentro.
Se trata de la “Ensenada y playa de San Antolín” de 0,6 M de extensión, que a diferencia de Torimbia es sucia y no proporciona ningún resguardo.
Las aguas cercanas a “Punta Pistaña” están sembradas de piedras, todas por dentro del veril de 5 m, algunas como la del wp: 43º 26’869N/004º 51’957W asoma o cubre con la marea.
San Antolín es uno de los arenales mas grandes y extensos del concejo de Llanes. De una longitud de 2 km, de finisima arena, se comunica por un camino con la playa de Torimbia, a la vez por la playa se puede pasar por un túnel natural a la playa de Portacos. El responsable de su formación es el río Bedón que desemboca en la parte más limpia de la playa. La quebrada en el terreno corresponde al cauce de este río. En las inmediaciones de la playa se encuentra la iglesia románica de S. Antolin de Bedón.
El Bedón, río muy truchero delicia de los pescadores, dispone de un mirador que domina toda la playa con un aparcamiento debidamente acondicionado.
La ensenada de San Antolín la cierra por el W Punta Dejesa, para seguir la costa en sentido WNW escabrosa y baja pero a la vez llena de sorpresas como esta piedra (ver foto) en la misma Punta Rocinera.
Es la costa que esconde playas secretas, de agua salada pero oculta de la mar y a la que solo se accede por tierra: Gilpiyuri.
El siguiente hito costero a 0,5 M al W es otro capricho de la naturaleza, el arco natural que forman las piedras del “Islote Deshuracado” enfrente a la Punta y playa de Huelga.
Nos queda 1,5 M de costa acantilada hasta Cabo de Mar.
Cabo de Mar (43º 27’743N/004º 55’583W) es el saliente más prominente de este tramo.
Cortado a pico apuntando al NE, de aguas limpias de bajos de forma que casi se puede atracar a él con mares calmas.
Diferente condición cuando aparece la mar de leva ya que arbola en sus inmediaciones y es conveniente resguardarlo en buena practica.
Al N del cabo en 45º12,2’N/04º56,6’W fondea una boya ODAS, luminosa y con la leyenda “Gascogne”.
Por su cara E se encuentra la playa de San Antonio del Mar, abierta y donde se siente bastante el oleaje cuando su dirección es del N al NE pero resguardada de los vientos de poniente, siendo buen lugar de fondeo, al menos durante unas horas y podría ser un buen refugio para vientos del W al NW buscando el socaire que Cabo de Mar le proporciona.
En estos casos es una buena opción en el caso de que la mar azote con el gallego (viento del W) o el NW.
Sin duda la mejor marca para el reconocimiento de este accidente geográfico es la ermita construida en las tierras del cabo, alejada unos 250 m de su parte más saliente y elevada 37 m sobre el nivel del mar.
En las 6 M que nos restan para entrar en Ribadesella no encontraremos ninguna zona de refugio.
Las pequeñas ensenadas de Cuevas del Mar, Guadamía... están completamente expuestas a los peores vientos que podemos topar en estos mares.
La costa es alta y acantilada. Las piedras susceptibles de hacer daño a nuestra carena, se encuentran todas dentro de la isobática de 10 m que discurre en paralelo además de muy cercana a las paredes.
Pero la gran contrapartida es, sin duda, la que hace verdadero honor al subtítulo de este capítulo: “La costa construida... la costa mágica”. Lo decíamos al iniciar, y a mi experiencia me remito. La navegación fue un constante ¡OH¡ máquina moderada, cámara en ristre y a disfrutar entre pequeños bufones, figuras gigantes, cuevas, arcos, esculturas, esta vez un mamut, más allá en el perfil del acantilado: ¿un homínido?, ¿un gato?, ¿un lagarto?... Muchas cosas como estas o las que vuestra imaginación simbolice os ofrece la costa mágica. Costearla siempre que la mar lo permita y disfrutar de un paisaje único.
Vale la pena.
En la cara W de “Cabo de Mar” a 0,4 M al SW con una boca de 120 m entre puntas y totalmente abierta al N se esconde la playa de Cuevas del Mar con sus rocas horadadas, sus cuevas, su agua azul turquesa y su arena blanca. Podemos acceder con buen tiempo contando que la marea tiene bastante recorrido y que nuestro calado no exceda de 80 cm. Con oleaje abstenerse de entrar.
Bajo al NW de Cuevas del Mar 43° 27’.683N /004° 56’406W. Piedra suelta entre fondos de 8 m al NW de la bocana de Cuevas del Mar.
Como hitos destacados:
Islote Ahorcado.
Punta y playa Guadamía.
Islote de Palo Verde.
Islote de Palo Pequeño.
Punta de Palo Pequeño.
De todos ellos mostramos imágenes.
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