Este islote grande, tajado a pique en toda su circunferencia y emergiendo en el oeste de la boca de la ría que le da nombre, está cási unido a tierra por un arrecife que en las mayores bajamares queda al descubierto. Arribando de la mar, cuando se marga el islote al 200º tendréis franca la ensenada con el arenal de La Franca por la proa destacando su blancuro entre el obscuro de las piedras. En la foto el Castrón desde el interior de la ensenada.