Vendée Globe. Velocidad al N de las Kerguelen. 545 millas en 24 horas para el nuevo líder, François Gabart
Como tiros, es que van como locos. 545 millas se ha tragado en 24 horas el MACIF navegando por el norte de las Kerguelen, en unas condiciones perfectas para romper los récords con los IMOCA Open 60, varios navegantes han superado la barrera de las 500 millas. Y esos excesos de velocidad pueden seguir hasta las puertas de Australia. El precio a pagar para conseguir esas medias supersónicas es la incomodidad total.
Se rompen moldes, el límite todavía está por descubrir. Los Imoca alcanzan hoy medias similares a las de los multicascos. Incluso se han superado los tiempos establecidos en trimarán a mitad de los años 90 (540 millas navegó Laurent Bourgnon en 1994). Para seguir con referencias comparables, el récord en solitario y en monocasco de 60 pies, propiedad exclusiva de Alex Thomson desde 2003, ha sido pulverizado varias veces esas dos últimas semanas. Entre el 30 de noviembre y el 1 de diciembre, Dick abría los registros con 502 millas. Hoy son tres, con Gabart, los que han sobrepasado esa barrera: Jean-Pierre Dick (516,9 millas) y Bernard Stamm (506,9 millas). Como lo denominamos: alucinante, bestial, velocidad supersónica. La tecnología y los nuevos materiales y diseños nos empiezan a mostrar que los límites de los Imoca aún tienen mucho que decir.
Ruido y furor
Imagínese recorrer la distancia que separa Barcelona de Lisboa en un solo día... y a vela, solo a vela. El viaje, además, sería especialmente incómodo. En el interior de los habitáculos de carbono, hay que agarrarse para aguantarse en pie. El ruido es permanente, ensordecedor; la humedad impregna la ropa y todos los rincones. Fuera, es la manguera contra incendios, y cada maniobra es una operación de riesgo. “Vivir a bordo en esas condiciones no se puede imaginar lo que significa. Es demencial”, comentaba el navegante (y cómplice de Armel Le Cléac’h) Christopher Pratt, invitado este mediodía en La Vendée Globe en Directo.
Hoy, en ese viento del Noroeste de una treintena de nudos y una mar formada pero bien ordenada, el maestro de ceremonias se llama François Gabart. Es la primera vez que este joven corre la Vendée Globe y también es la primera vez que navega en el océano Índico, pero esas novedades no parecen afectarle. El discípulo de "Le Profeseur" salió alumno aventajado, los que aprendió en la BWR mientras duró se está comproband ahora. Esta tarde el MACIF ha atrapado al Banque Populaire. Entre dos olas, en medio de la inmensidad líquida que les rodea, los dos solitarios pueden verse. Esas condiciones duras acompañarán a la cabeza de la flota hacia la puerta de Amsterdam primero y después hasta la frontera de Australia. “Para ganar una regata hay que ir rápido”, recordaba hoy Jean-Pierre Dick. Pero para ganar una regata hay que conservar la integridad del barco, replicaba a distancia Armel Le Cléac’h: “Yo no he intentado forzar, hago mi camino. Y ese camino lo conozco. ¡Aún no hemos llegado a la mitad del recorrido!”
Sea como sea, los cinco primeros abrirán hueco. Porque detrás, hasta Alessandro Di Benedetto, el único participante que aún navega en el Atlántico Sur, la meteorología es mucho menos favorable para una rápida progresión hacia el Este.
En cuanto a Javier Sansó, ha recuperado velocidad rumbo a la puerta de Crozet, tras una noche en que se vio sorprendido por un viento de proa que lo obligó a desplazarse un poco al norte. De momento ha conseguido no verse atrapado en la dorsal anticiclónica que lo acecha desde el oeste y que está engullendo a sus perseguidores.
Un mes en el mar sin…
Hace ya un mes que los 13 solitarios están en regata. Un mes de soledad, sin ducha caliente, sin calefacción central, sin lavabos, sin posibilidad de abrazar a los suyos. Un mes de llevarse golpes, un mes de maniobras, reparaciones, sueños cortados, de vivir al ritmo de las clasificaciones y los partes meteorológicos. Pero también un mes de vida en medio de una naturaleza dura pero generosa, que cada día prodiga sus momentos mágicos: una luz con mil matices, el encuentro con una ballena o con delfines juguetones, el vuelo de un albatros.
¿Qué echa de menos después de 30 días en el mar? “Nada”, contesta Arnaud Boissières (AKENA Vérandas). “Estoy bien donde estoy. Quizás me faltan 500 millas para estar más cerca del grupo de cabeza”. “Comerme un pan calentito sería excepcional”, confiesa Alex Thomson (Hugo Boss). “Sentarse ante una mesa para comer, cara a cara o con varias personas. Compartir los buenos momentos, como mi paso hoy por la longitud de Buena Esperanza”, indica Tanguy De Lamotte (Initiatives-Coeur). “No os diré lo que echo más en falta, dice un irónico Alessandro Di Benedetto. Pero lo segundo es fruta fresca”. “Comida de verdad; estoy un poco harto de tanto liofilizado”, se lamenta (Gamesa). Pero para todos, son los suyos, sus mujeres, sus hijos, lo que echan más en falta. “Un poco de calor humano es lo que realmente necesitamos en determinados momentos”, concede Jean-Pierre Dick.
Para esto, a los navegantes aún les faltan 50 días. Llevan 30.
En breve:
François Gabart es también el más rápido desde el inicio de la Vendée Globe, con 10.763 millas recorridas en 30 días, a una media de 14,9 nudos. Casi un nudo más que Michel Desjoyeaux en la totalidad de su última Vendée Globe. Mañana martes, en La Vendée Globe en Directo, Pierre-Louis Castelli recibirá en el plató del salón náutico de París a Bruno Retailleau, Presidente del Consejo General y de la SAEM Vendée, así como a Louis Guédon, alcalde de Les Sables d’Olonne.
Han dicho...
He tenido rachas de 50 nudos y mar formada, pero lo he pasado sin problemas. He reducido poco a poco la mayor y después he pasado del solent a trinqueta. Además he tenido que gestionar la alerta de icebergs. Recibí informaciones para evitar esta zona. He pasado la noche de guardia vigilando el exterior y arrié la mayor para salir de esa zona de peligro. Esta mañana he podido reemprender el camino porque había buena visibilidad. Ahora hay niebla, pero en principio ya no hay peligro. No he visto ningún iceberg. No era tan violento, He planeado a una punta de 30 nudos, era bonito pero había que ir con cuidado. Ahora subo a un descuartelar, el barco va a 12 nudos y hay 15 nudos de viento.
Alessandro Di Benedetto (ITA, Team Plastique)
Creo que 23 nudos de media es mucho. Pero ellos [los perseguidores] no parece que tengan problemas. Quizás toman un poco más de riesgo. Cada uno lo hace como considera. Ahora François (Gabart) quizás tenga mejores reglajes. Yo conozco el camino y sé que aún falta mucho, no correré riesgos de más. Él ha sido el más rápido esta noche, ha batido el récord de las 24 horas, felicidades. La vida a bordo es movida. Hacer una maniobra fuera es muy mojado. No hace mucho calor. Cada vez que entras a bordo estás empapado. No puedes permanecer de pie. Es una verdadera coctelera. Es deportivo y no es fácil, tenemos puntas de hasta 40 nudos. La mar no está excesivamente formada, pero hay buenas olas. Duermo con un ojo. Las condiciones no son idílicas.
Armel Le Cléac’h (FRA, Banque Populaire)
No sé demasiado cómo voy tan rápido y atrapo a Armel (Le Cléac'h). No debo de tener las mismas velas que él. Voy rápido, mejor, estoy contento, simplemente espero que dure. Las condiciones están bien. Vamos entre 22 y 26 nudos, y aún debería durar unas cuantas horas más. Seguirá yendo rápido. Uno se acostumbra a este ruido. Se trata del ruido y sobre todo de los movimientos, que son bastante bruscos. Me he acostumbrado, ya empieza a serme familiar y consigo descansar bien. Normalmente con buena visibilidad debería ver a Armel, pero con esas olas no lo veo claro. Tengo a Armel en el AIS (Automatic Identification System) desde hace 2-3 días. Os puedo dar la velocidad y la posición del Banque Populaire.
François Gabart (FRA, MACIF)
Hubiera preferido llegar dentro de dos meses (N. de la R.: llegó el domingo a Les Sables d'Olonne). Fue un poco duro, pero emociona ver a tanta gente para acogernos con Jérémie Beyou. Hay que hacer un mástil nuevo para el barco Savéol. La próxima regata para mí es la Transat Jacques Vabre. Después, en 2016, espero volver a correr la Vendée Globe. Las velocidades son impresionantes. Los barcos van a velocidades de multicascos. Yo estaba orgullosa de hacer medias de 20 nudos durante una hora con un multicasco y ellos lo hacen durante 24 horas. Estoy impresionada.
Sam Davies (GBR, Savéol)
Ha cambiado todo. La técnica ha cambiado, los barcos son mucho más eficaces. Los planos de los barcos también han mejorado. Nosotros teníamos también los icebergs y ahora ya no sucede con las puertas. En general las condiciones eran muy distintas de las actuales. Imagino el dolor de retirarse de una Vendée Globe. Hay que esperar cuatro años, volver a concebir un barco más moderno. Cuando se mira la clasificación uno se da cuenta de que la edad de los barcos la determina. Vi una cuarentena de icebergs. Es magnífico, con super-colores. Uno está bien, pero también está bien no quedarse demasiado tiempo.
Jean-Luc Van Den Heede (navegante, 2º en la Vendée Globe 1992-1993)
Con el ruido de a bordo uno se da cuenta de que hay un estrés que se lleva bien. Hay que darse cuenta de que vivir a bordo en esas condiciones es demencial. Siempre tienes miedo de romper el barco, lo que hacen es verdaderamente impresionante.
Christopher Pratt (navegante)