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No fiarse de la dulzura tropical

No fiarse de la dulzura tropical

Aunque la temperatura del aire y del agua es de lo más agradable y todo parece ser velocidad sobre un tapiz turquesa, no hay que fiarse de las condiciones del alisio. Aunque vayan con pantalón corto y camiseta, los skippers viven horas de mucha tensión. Con veinte nudos de viento medio en este momento, el flujo del noreste se ha intensificado y parece haberse estabilizado finalmente.

Las tormentas han desaparecido y anoche Yann Guichard supo negociar bien una pequeña zona de bochorno. Con dos trasluchadas encadenadas a la luz de la luna, el patrón de Spindrift 2 ha dibujado una trayectoria rápida y eficaz. Todavía en segunda posición cuando faltan 1.400 millas para la llegada, el trimarán Spindrift 2 ha ganado algo de terreno a Loïck Peyron, quien al amanecer tendrá que tomar buenas decisiones para escapar de sus hambrientos perseguidores.

“Ya no sé muy bien en que día de navegación estamos, creo que en el sexto”, se preguntaba Yann Guichard en su último video de a bordo. En efecto, los marinos, y en especial los que navegan en solitario, viven en función del ritmo del barco y de las condiciones meteorológicas, lo que termina por nublar su noción de los días y las horas, que se convierten en secundarios. “Navego a 24-25 nudos de velocidad sobre un barco al 100% de su potencial, lo que es muy positivo”, añade. “Ahora que el viento ha aumentado hay que limitar las maniobras para evitar cometer errores”.

La regata también en tierra
Los routiers de Yann se relevan día y noche y tienen el rol de vigía, proponiendo al skipper una jerarquía de prioridades que él lleva a cabo después. En el cuartel general de Carnac, Richard Silvani de Météo France y Erwan Israël comparten cada minuto de esta trasatlántica. “Al principio no dormía mucho y me olvidaba incluso de comer, de tan concentrado como estaba en la regata”, confiesa Erwan. “Con su experiencia, Richard me ha ayudado a encontrar un buen ritmo porque nosotros también debemos mantener la distancia”.

Este regatista, que conoce bien Spindrift 2 al haber navegado a bordo en récords, puede hacerse una idea clara de la enorme tarea de Yann: “Decidimos maniobrar anoche para evitar esa burbuja que nos habría hecho perder mucho”, explica. “Y Yann ha respondido una vez más. ¡Está a tope! Nos ha pedido que le avisemos a la menor variación del viento para reaccionar directamente. En el golfo de Vizcaya ha sido cuando más me ha impresionado, manteniendo el pie en el acelerador a pesar de las agotadoras condiciones. Y le ha valido la pena porque ha alcanzado una segunda posición que no ha abandonado desde entonces”.

El equipo vigila las 24 horas a un lado y otro del Atlántico
Pero los meteorólogos no son los únicos que pasan noches en vela. Cada uno de los miembros del equipo respalda al skipper según su especialidad. Dona Bertarelli dirige las operaciones, manteniendo el contacto entre el equipo de tierra y Yann, valorando todo el tiempo el estado de ánimo del skipper y anticipándose a sus necesidades.

Leo Lucet, el director ejecutivo de Spindrift racinf es una de las piezas clave del dispositivo, ocupándose de toda la logística para el buen funcionamiento de un desafío de esta envergadura. Desde el punto de visto técnico, los barcos sufren después de estar una semana completa en el mar. Yann debe encargarse solo del mantenimiento de este maxi trimarán único. Para ello, Antoine Carraz, responsable técnico de Spindrift 2, tiene que encontrar soluciones en un lapso de tiempo razonable para ir directo a la meta y mantener el barco en el mejor estado posible sin que el skipper más tiempo del necesario.

Con la proximidad de la llegada, los equipos ya han empezado a desplazarse a Pointe-à-Pitre. Esta transición ya está organizada desde hace meses y se va haciendo por tandas para que Yann tenga siempre a alguien vigilando, las 24 horas del día.

La alarma en el momento adecuado
Loïck Peyron y Yann Guichard se siguen en un largo bordo de estribor en la curva del anticiclón de las Azores. En unas horas traslucharán para deslizarse en un gran bordo de babor, esta vez en dirección al arco antillano y de Guadalupe. Si no hay golpes tácticos, cada uno de los skippers deberá esperar para hacerlo en el momento adecuado, con Banque Populaire en posición de control. Lionel Lemonchois ha elegido dirigirse más al sur para acercarse lo más posible a ese alisio sostenido, aunque alargue la ruta. Ahora se le ha unido Sébastien Josse. Si los dos líderes parecen por el momento fuera del alcance, los dos perseguidores se juegan el todo por el todo, conscientes de que la llegada a Guadalupe puede traer sorpresas.