El agua vuelve a invadir la cubierta de un Estrella Damm inmerso en la larga ceñida de los alisios en las cercanías de Cabo Verde
El barco español se afianza su cuarta posición a la espera de la oportunidad para acercarse al podio
Más de 20.000 millas de navegación no han conseguido restar intensidad a la Barcelona World Race. A pesar de las magulladuras y las averías de mayor o menos importancia que todos los barcos padecen, la máxima competitividad sigue siendo la tónica, ya que aún está todo por decidir. En la lucha por el podio, el Estrella Damm continúa ascendiendo ahora en las cercanías de Cabo Verde impulsado por los alisios del NE que le hacen navegar en una larga ceñida (contra el viento), al igual que a sus principales rivales. La distancia con el Renault Z.E. sigue estable alrededor de las 150 millas a la espera de la ocasión para intentar un ataque al podio en cuanto se abra alguna opción táctica. Navegando a una media de unos 12 nudos, Pepe Ribes y Alex Pella controlan a su vez por la popa al Neutrogena de Boris Herrman y Ryan Breymayer, del que han podido distanciarse ligeramente hasta casi cuarenta millas.
La moral a bordo del Estrella Damm está al máximo, y después de la dureza de las condiciones pasadas en los 87 días de regata, la larga ceñida que afrontan ahora parece no hacer mella: “Día fantástico mar azul , solete, algun que otro roción para refrescar, arañando millas hacia punta Tarifa”, escribía ayer Pepe Ribes en su twitter.
En la misma línea se expresaba esta mañana Alex Pella en un e-mail, que comentaba que pese al calor tropical han tenido que sacar la ropa de aguas debido a la cantidad de agua que pasa por cubierta al golpear las olas: “Por aquí la cosa va de ceñidita, y se ve que va para largo. Este es el mundo escorado, del pantocazo y del roción. Hemos vuelto a sacar la ropa de agua.
¡Jo! ¡Y pensar que cuando pasamos por aquí en el otro sentido, hacia el Sur, íbamos de bajada a ente 18y 20 nudos!”
Sin embargo, el patrón barcelonés reconocía que este rumbo, que no gusta a nadie, no era el que más le apetecía y deseaba que el viento pueda rolar, sobre todo para no que la embarcación no sufra tanto a cada salto: “Está claro que tenía que ser a así, pero la verdad es que ahora da un poco de pereza esta ceñida hacia el Norte. A ver si viene algún cambio, una borrasquilla o algo que nos haga ir directos y sin pegar botes hacia Gibraltar. Ahora a cada pantocazo sufres por el barco”.