Anthony Marchand "El estrés es constante, nunca puedes desconectar".
Cada martes de la ARKÉA ULTIM CHALLENGE-Brest hablamos en detalle con un patrón. Hoy es el turno de Anthony Marchand, actualmente cuarto en esta vuelta al mundo en multicasco en solitario. Nuestra conversación tuvo lugar a primera hora de la mañana de este martes, hora francesa, para él en plena noche en el corazón del Pacífico.
El patrón del Actual Ultim 3 tiene que trabajar duro a bordo de su barco, que efectivamente no tiene foils. El foil de estribor está bloqueado en la posición "arriba" y el resto. A pesar de todo, el ex Figaro, de 38 años, sabe sacar lo mejor de todo a pesar de las adversidades y sigue progresando con el Cabo de Hornos en el punto de mira.
¿Puede describir el ambiente del momento a bordo del Actual Ultim 3?
"La oscuridad es total, tengo pequeñas alarmas que parpadean aquí y allá. Y por lo demás hay olas grandes, chorreones, lluvia. ¡Estoy en una tormenta! Uno siempre es consciente de la diferencia entre los océanos del Sur y el Atlántico. La forma de navegar aquí es completamente diferente, al igual que el ambiente, la sensación. En términos de energía, todo se multiplica por diez. No puedes desconectar nunca, ¡no te permiten tener momentos de relajación!
Después de más de un mes de competición, ¿cómo se siente?
Estoy contenta de volver a competir después de mi escala en Nueva Zelanda. Me doy cuenta de que tenía unas ganas locas de dar la vuelta al mundo. Estoy contento de estar aquí, aunque no sea fácil navegar sin un foils. ¡Pero estoy impaciente por doblar el Cabo de Hornos!
Navega sin foil de babor y con el foil de estribor bloqueado en la posición superior... ¿Qué significa esto en términos de rendimiento y manejo del barco?
Sin foils los flotadores están en el agua, las olas chocan contra las vigas delanteras contra la lona aerodinámica, los movimientos debilitan el barco, suenan las alarmas. Intento aumentar la escora hacia arriba pero entonces la navegación no es nada agradable. Te das cuenta de que los foils aportan mucha velocidad pero también mucha comodidad. Y cuando ya no los usas, ¡la comodidad desaparece!
¿Cómo lo afrontas?
Así son las cosas, hay que afrontarlas. No tiene sentido pensar en ello, hay que seguir adelante e intentar no pensar en ello.
Ha hecho dos paradas, en Sudáfrica y Nueva Zelanda. ¿Qué es lo más difícil de parar?
En primer lugar, está la decisión en sí que tienes que tomar, aunque la tengas delante de las narices, obvio, a veces sigue siendo difícil admitirla y asumirla. Luego, a veces tienes de 24 a 48 horas antes de llegar al puerto y ese tiempo es interminable, es lo más difícil. Y en cuanto llegas, empiezas a arreglarlo y a prepararlo todo para volver a la pista lo antes posible y, sobre todo, seguir en carrera.
En Dunedin, Nueva Zelanda, desembarcaste para comprar comida fresca en el supermercado... ¿Cómo fue esa experiencia?
"Es normal sentirse fuera de lugar empujando el carrito de la compra, sobre todo porque hacía semanas que no me lavaba bien. Intentaba concentrarme en los productos frescos que quería llevarme haciéndolo todo rápido para poder volver al barco. Aun así, el momento me resultó un poco extraño, intenté no pensar demasiado y tuve cuidado de mantenerme en "modo carrera", de no pensar en nada más. Cuando pones el pie en tierra, hay que tener cuidado porque enseguida empiezas a apreciar de nuevo la comodidad y un estilo de vida más tranquilo.
¿Cómo describiría su travesía del Pacífico?
Ayer tuve entre 30 y 40 nudos todo el día, rachas de hasta 45 nudos, 5 metros de mar... Estoy en el lado equivocado de una depresión, intento encontrar las configuraciones de velas adecuadas para no tener que esforzarme. He pasado 48 horas muy duras y ahora está mejorando. Vamos a tener que estar atentos porque a partir del jueves y hasta el próximo viernes, voy a tener una gran depresión antes del Cabo de Hornos. Tendré que saber si consigo ponerme delante de ella o si tendré que dejarla pasar, por lo que tendría que reducir la velocidad. ¡Será una decisión estratégica que tendremos que tomar!
¿Tuvo la sensación desde el principio de haber estado cerca de sus límites?
Sí, absolutamente. Hay pocos momentos en la vida en los que te sientas tan constantemente desafiado.
Es una gran sensación porque te hace avanzar y crecer. Tan pronto resuelves un problema como te dices a ti mismo que no tienes fuerzas para resolver otro. Pero entonces no te queda más remedio y te remangas de nuevo. Lo que no es fácil psicológicamente es cuando el tiempo está en tu contra, pero siempre puedes encontrar fuerzas y felicidad en algo, en alguna parte.
¿Dónde está la felicidad?
Es absolutamente darte cuenta de que estás dando la vuelta al mundo, en solitario y en un ULTIM. Aunque el barco ya no esté al 100% de su capacidad, es genial estar aquí. He soñado con este reto, con esta vuelta al mundo, y aunque sea tan dura, no puedo renunciar a ella.
¿Qué opina de la regata de Charles?
Charles ha navegado muy bien y ha conseguido abrir un hueco al principio. Parece que tiene un barco en muy buenas condiciones. Es fantástico para él y es una recompensa por el gran trabajo de su equipo técnico, su equipo de regatas. Gitana es un equipo que me gusta mucho, me alegro mucho por ellos.
¿Se aburre alguna vez a bordo?
La verdad es que no, porque siempre hay estrés. No es un estrés ligado al miedo, es un estado necesario y constante de altísima conciencia para estar constantemente a la escucha del viento, de los ruidos, de una alarma que suena. Al final, cuando las condiciones son muy tranquilas o hay borrasca es cuando más me cuesta dormir. Necesito izar velas e ir rápido. Va a ser raro volver a tierra en la llegada y no tener más ese estrés.
¿Es molesta la soledad?
No, no lo creo. Estamos en constante comunicación con el equipo técnico en tierra. Sabes que siempre hay gente siguiéndote e inconscientemente es una presencia de la que siempre eres consciente. En realidad, te sientes más solo en una travesía de reparto normal, sin nada en juego....".