Los secretos de los navegantes para mantener el rumbo durante casi 20 días en el mar

Cómo los participantes de la Transat Paprec encuentran el equilibrio y la comodidad durante su exigente travesía por el Atlántico
Durante más de dos semanas, las parejas que compiten en la Transat Paprec se esforzarán al máximo, viviendo, navegando y compitiendo a bordo de monocascos de 9,14 metros. Si bien la toma de decisiones tácticas y estratégicas desempeña un papel fundamental, el éxito también depende de algo más sutil: la capacidad de convivir en armonía, mantener la motivación y conservar la moral en los entornos más exigentes. Ya sea a través de la música, la comida o los amuletos de la suerte, cada marino tiene sus propios rituales para hacer más llevadera, y a veces incluso alegre, la vida en el mar.
Un agotador desafío atlántico
Desde la navegación por el golfo de Vizcaya hasta la llegada a La Palma, pasando por las tormentas y el calor abrasador de los vientos alisios, la Transat Paprec es un desafío implacable. Cada maniobra y cada decisión táctica pueden determinar el resultado. Con la exigencia constante de rendir al máximo, la comodidad a bordo se convierte en algo más que un lujo: es una necesidad.
«Escapar a través de la música en las largas travesías»
La música es a menudo la mejor compañera de los marineros en las largas travesías. Varios equipos, entre ellos Thomas de Dinechin y Aglaé Ribon (Almond for Pure Ocean) y Davy Beaudart y Julie Simon (Hellowork), llevarán altavoces portátiles a bordo. «Espero que tengamos buenas listas de reproducción», dice Chloé Le Bars, que navega con Adrien Simon (FAUN), quien bromea diciendo que quizá le pida a su compañero de equipo que lleve auriculares con cancelación de ruido.
En Wings of the Ocean, Alexis Thomas y Pauline Courtois tendrán cada uno sus propios auriculares. «Es importante tener momentos para nosotros mismos, sobre todo porque uno de nosotros suele estar durmiendo mientras el otro está al timón», explica Alexis.
Los gustos musicales a bordo son muy variados: Adrien Simon dice que sus canciones favoritas abarcan desde clásicos de los años 70 hasta éxitos de 2025, mezclando rap y rock para «crear ambiente». Davy Beaudart admite tener debilidad por Muse e Indochine, y espera «perderse en la música en las etapas largas». Por su parte, Maël Garnier (que navega con Catherine Hunt en el Selencia – Cerfrance) prefiere el techno y el electro melódico, como Boris Brejcha, y confía en las listas de reproducción que le preparan sus amigos. En el Skipper Macif, la banda sonora ya está lista: «Tenemos la lista de reproducción de Chacha», dice Hugo Dhallenne entre risas. «Pero es una sorpresa, no puedo revelarlo todo», responde su compañera Charlotte Yven con una sonrisa.
El poder de la comida reconfortante
Mientras que la música levanta el ánimo, la comida alimenta el cuerpo y calma el alma. Incluso aquellos que afirman que la comida no es lo más importante, como Thomas de Dinechin o Laure Galley (DMG MORI Academy, junto con Kévin Bloch), reconocen que una buena alimentación es fundamental.
«Tenemos que controlar el peso que llevamos a bordo, pero sin duda habrá algo de comida reconfortante», sonríe Lola Billy (Région Bretagne – CMB Océane), que compite con Corentin Horeau. Arno Biston y Vittoria Ripa di Meana (Article.1) pasaron parte de la tarde preparando sus bolsas de provisiones en la zona logística del pueblo de la regata.
Cada regatista tiene sus caprichos favoritos: Pier-Paolo Dean y Tiphaine Rideau (BANQUES ALIMENTAIRES) llevan caramelos, mientras que Romain Bouillard e Irina Gracheva (Décrochons la lune) optan por bombones fondants. Alexis Thomas y Pauline Courtois llevan muchos snacks, y los salados también tienen su lugar: Hugo Cardon (Humains en action) no renuncia a su bote de rillette, una especie de carne en conserva, mientras que Mathilde Géron (Demain, con Martin Le Pape) bromea diciendo que «necesita salchichón». Adrien Simon y Chloé Le Bars también admiten haber metido en la bolsa algunos aperitivos imprescindibles.
Un toque de magia y sentimentalismo
Algunos regatistas no zarpan sin sus queridas mascotas. «Siempre me llevo mi peluche, mi pequeño perezoso va a cruzar el Atlántico», cuenta Anaëlle Pattusch (Humains en action). Pier-Paolo Dean comparte una costumbre similar: «Mi peluche siempre me acompaña, ¡aunque ya esté un poco gastado!».
Quentin Vlamynck (Les Étoiles Filantes), que navega con Audrey Ogereau, lleva consigo un pequeño peluche llamado Lila, acompañado de su «hermana pequeña», que ya ha cruzado el Atlántico en la Transquadra. Maël Garnier no lleva ningún amuleto propiamente dicho, pero sí recuerdos y mensajes de amigos y patrocinadores: «La última vez me ayudaron mucho a mantener una actitud positiva y el ánimo hasta el final».
LA VIDA EN EL VILLAGE DE LA REGATA
A solo tres días del inicio, el jueves amaneció con un cielo soleado y unas condiciones perfectas para que los visitantes disfrutaran de la Transat Paprec. Mientras el público participaba en las actividades a lo largo del Quai Carnot en Concarneau, los patrones tenían una agenda muy apretada: una reunión informativa crucial en el Pôle Nautique centrada en las instrucciones de regata y los procedimientos de seguridad.
Desde la logística de la secuencia de salida y los detalles del recorrido hasta las normas de asistencia externa y la comunicación en caso de crisis, se trataron todos los aspectos para garantizar que los patrones estuvieran perfectamente informados y preparados para la regata. Más tarde, los equipos pasaron a la fase de preparación final, con la mirada puesta en el tiempo. Según las últimas previsiones de Météo Consult, se espera que los vientos del domingo sean «de flojos a moderados», con un riesgo mínimo de lluvia en la salida.
ÚLTIMAS NOTICIAS
La regata Pro-Am, prevista inicialmente para el viernes, era la última salida antes del bocinazo del domingo, con regatistas invitados a bordo de los Figaro Beneteau 3 de cada dúo, pero ha sido cancelada debido a las condiciones meteorológicas adversas. Los organizadores y los responsables de la regata han optado por la precaución ante las fuertes rachas y las ráfagas de más de 20 nudos, condiciones que podrían dañar los barcos a menos de 48 horas de la salida oficial.