Los récords de Hornos a punto de caer. El cansancio, una sombra fiel en la Vendée Globe
El tándem formado por Yoann Richomme (PAPREC ARKÉA) y Charlie Dalin (MACIF Santé Prévoyance), a punto de doblar el Cabo de Hornos que deberían alcanzar entre las 23:00 y las 02:00 (hora de París) de mañana lunes por la noche.
El cansancio es la presencia constante. A estas alturas, el cansancio subyacente no se alivia ni con varias siestas encadenadas ni con un sueño más largo ni con dos.... si el tiempo lo permite.
Los líderes se beneficiaron de un Pacífico que ha hecho honor a su nombre en cuanto a sistemas meteorológicos y estados de la mar. En su lucha simultaneándose en cabeza, la adrenalina alimenta su ataque, se conocen muy bien desde su etapa en los Figaro. Sin embargo, esperarán con impaciencia la llegada del Atlántico y la salida del Gran Sur como el mejor regalo de Navidad.
A la velocidad actual, parece seguro que uno de ellos batirá el récord de Armel Le Cléac'h en 2016 hasta el Cabo de Hornos, establecido en 47 días y 34 minutos, cuando aventajó a Alex Thomson en 23 horas y 8 minutos. Richomme, actual líder, aventaja hoy en unas 1200 millas el ritmo de Le Cléac'h y uno u otro de la dupla de solitarios parecen dispuestos a establecer también una nueva marca para el Pacífico - Tasmania a Cabo de Hornos - establecida por François Gabart en 2012 en 14d 11h 08m cuando rodeó solo 65 minutos por delante de Armel Le Cléac'h durante un duelo muy similar al de Dalin y Richomme.
En tercera posición, Seb Simon, a unas 300 millas de los cabeceros, habla del cansancio y fatiga.
«Me alegro de haber dejado de trasluchar a lo largo de la Zona de Exclusión Antártica. Era un verdadero suplicio. Ahora afronto la ruta de 1.400 millas hasta el Cabo de Hornos. Estoy impaciente por virarlo... significa el final del Océano Antártico,es un gran regalo de Navidad y una nueva regata».
El patrón de Les Sables d'Olonne tiene que esforzarse al máximo, navegar amurado a babor es un suplicio porque le falta el foil de estribor. Se espera que llegue a media tarde, más o menos un día después que Richomme y Dalin (MACIF Santé Prévoyance), que deberían virar entre las 22:00 horas de la noche del lunes y las 01:00 horas UTC de la mañana del martes.
Para Seb es un poco frustrante ver cómo los dos amigos consiguen escaparse, pero sabe que es una batalla que no puedo jugar, y afirma que en cualquier caso, espero, permitirme cruzar el Cabo de Hornos todavía en el podio. Actualmente consigue mantener una media de 18 nudos, manteniendo su delta con respecto a los dos líderes.
En la subida del Atlántico, (así nos dice la experiencia, es donde se gana o se pierda la prueba) espera estar en condiciones de luchar de nuevo al 100% de su potencial, de momento aguanta e intenta descansar, dice tener un gran déficit de sueño».
Sus perseguidores, por su parte, esperan evitar por los pelos una depresión tropical, pero es casi seguro que les aguarde un mar de enormes olas, agitado y confuso para su virada del cabo los días 26 y 27 de diciembre.
Hablamos de la fatiga
Con la incursión de la fatiga, las acciones se vuelven más un automatismo. «Con el paso del tiempo, todo se vuelve mecánico», comenta Sam Davies (Initiatives-Cœurs), que también empieza a sentir el efecto de -como otros- utilizar tan poco las piernas.
«En el barco, nunca estás de pie porque es muy peligroso», recuerda la británica. A bordo de los IMOCA en el Gran Sur, cada movimiento no es más que unos pasos tambaleantes en una cabina estrecha o un agarrarse constantemente para mantener el equilibrio en una cubierta que cabecea.
«Por mi parte, hablaría más de desgaste que de fatiga», subrayó Nicolas Lunven (Holcim - PRB), que ayer tuvo que recurrir a sus reservas de energía para reparar un sable de la mayor, avería que acababa de sufrir un par de horas antes su “compañero de ruta” Jérémie Beyou (Charal).
Lunven y su grupo, desde el cuarto clasificado, Thomas Ruyant (VULNERABLE), hasta el décimo, Sam Goodchild (VULNERABLE), tienen los ojos puestos en una desagradable baja subtropical que está llegando por el norte y que debería pasar por delante de ellos, pero sin duda para Lunven y Ruyant, y otros que están más cerca de la cabeza de este grupo, será un gran oleaje cruzado de 6 o 7 metros lo que les amenazará a ellos y a sus barcos más que los fuertes vientos.
«El camino promete estar realmente lleno de enormes baches», admitió Lunven, que ha estado lidiando con condiciones muy inestables, »Es una locura absoluta. La media es probablemente de 16 nudos, ¡y rachas de 35!», se lamentó.
Más atrás en la flota, es la falta de viento lo que está causando más frustración, mientras que algunos de sus rivales han logrado escapar.
«La puerta del Este se cerró delante de nosotros anoche, por algo así como once millas y estas once millas pronto se convertirán en 500 o incluso 1000 en comparación con Jean Le Cam (Tout Commence en Finistère - Armor-lux) o Isabelle Joschke (MACSF) que lograron escapar de la cresta», se quejaba hoy Benjamin Ferré.