29er, la nueva apuesta del RCNP
Los regatistas procedentes de Optimist que opten por navegar en barco doble competirán en esta clase
“Es una apuesta arriesgada, pero competir es arriesgar y un club como el nuestro no se puede permitir el lujo de quedarse atrás”. Hugo Ramón, navegante y vocal de vela del Real Club Náutico de Palma, admite que introducir una nueva clase en un equipo de regatas es siempre una decisión “delicada” e incluso “traumática”, pero defiende que las circunstancias actuales obligan a tomar resoluciones valientes y a varios años vista. Y una de éstas pasa por fomentar el 29er, un skiff con alas y gennaker diseñado en 1997 por Julian Bethwaite, en detrimento del tradicional 420.
La World Sailing (Federación Internacional de Vela) mantendrá el 470 como clase olímpica mixta en París, pero a nadie se le escapa que este diseño de André Cornú de 1963 puede estar dando sus últimos bordos, y con él su hermano pequeño, el 420, obra del arquitecto naval Christian Maury, cuyas primeras unidades fueron construidas hace exactamente 60 años; un barco que hasta ayer mismo era prácticamente la única alternativa que se ofrecía a los regatistas que concluían su periodo en Optimist y querían dar el paso a una tripulación doble.
“El 420 es un barco con mucha tradición en Baleares, pero en los últimos años hemos visto cómo, a medida que se afianzaban otros modelos más modernos, ha ido perdiendo fuelle en el circuito internacional. El 470 posiblemente no sobreviva a los juegos de París, pero sí lo hará el 49er, de modo que lo lógico es formar a las tripulaciones juveniles en su versión reducida, el 29er, un barco que, sin ser novedad, conecta mejor con las nuevas tendencias de la vela y permite enfocarse a una clase olímpica muy afianzada”, explica Pedro Marí, entrenador del RCNP y uno de los impulsores de esta iniciativa.
Lo que queda de temporada 2020 y la del año que viene marcarán un antes y un después en la vela ligera del Real Club Náutico de Palma. Los deportistas infantiles tendrán la posibilidad de elegir entre el Laser y el 29er. La respuesta a la propuesta del club no ha podido ser más positiva. Los regatistas de último año de Optimist están “encantados” con la posibilidad de navegar en un barco “rapidísimo y a la vez muy exigente”, y los padres, que al fin y al cabo son los que tienen la última palabra, han apoyado la propuesta.
“El cambio es radical –señala Marí–: se pasa de ir en un barco de iniciación muy lento a un skiff muy inestable y que con poco viento se pone a diez nudos. La progresión al 420 ya era grande, pero en el caso del 29er hay que sumarle que se trata de un barco que requiere mucho equilibrio y en el que el tripulante lleva la mayor en las ceñidas y el spí asimétrico en las popas, y, por tanto, asume un rol muy importante, tanto como el del propio patrón”.
El RCNP ha fichado al entrenador Luis Fernández para implantar la nueva clase y cuenta con la colaboración de los regatistas Albert Torres y Elías Aretz, que se preparan para los JJOO de París en la clase 49er y acumulan ya un año de experiencia.
“Estamos al principio de una nueva era y la ayuda de dos seniors con bastantes millas navegadas es fundamental para que nuestros regatistas de 29er estén a un buen nivel antes del final de año”, asegura Marí, secundado por Albert Torres, quien ve “mucha calidad” en la cantera procedente del Optimist: “Saben navegar muy bien, ahora sólo falta que se hagan con las riendas del nuevo, que tiene sus peculiaridades pero que, una vez acostumbrado, tiene un manejo relativamente sencillo”.
El 49er y el 29er coinciden no sólo en que su aspecto es muy similar y en que ambos pertenecen a la categoría de barcos tipo skiff; su característica común más destacada es que requiere una tripulación perfectamente compenetrada. “El patrón gobierna la embarcación, pero es el tripulante quien lleva el ‘motor’ y lo hace correr, tanto en las ceñidas como en las popas. Es inestable, pero rápido, y más divertido que el 420”, describe Torres.
El objetivo más inmediato es formar a los tripulantes, por lo que de momento los duplos estarán formados por un patrón procedente de Optimist y un tripulante del 420, que ya sepa lo que es navegar en un barco doble y colgarse del trapecio. El siguiente paso será “entrenar, entrenar y entrenar” para, ya el año que viene, empezar a competir en regatas nacionales.
“Hará falta un poco de paciencia, pero hay que confiar en nuestros deportistas. Están ilusionados y tienen madera de campeones”, concluye Hugo Ramón.