Baruna of 1938, un velero resucitado tras siete años en el astillero
Este barco consigue el Trofeo Leyendas del Mar de la Illes Balears Clàssics por su exhaustiva y detallada restauración
Baruna of 1938 ha logrado alzarse este año con el premio Leyendas del Mar que otorga cada año la Illes Balears Clàssics. Este galardón reconoce al participante que representa de manera más fidedigna el espíritu de la vela clásica. No podía ser de otra manera pues este hermoso, casi mágico velero, ha permanecido en astilleros durante nada menos que siete años sometíéndose a una larga y minuciosa restauración que ha conseguido hacerle regresar a sus orígenes: los años 30 del siglo XX.
El Baruna fue encargado al gran diseñador Olin Stephens por el agente textil de Nueva York Henry C. Taylor y construido en el astillero Quincy Adams de Massachusetts. No era sencillo dar respuesta a todas las peticiones pues Taylor pidió a Stephens que le construyera un barco grande, cómodo para hacer cruceros con la familia pero a la vez rápido, muy rápido, para ganar regatas. Una conjunción que le convertiría casi en un barco mágico. La solución fue este yawl de 21,75 metros de eslora, el máximo que permitía la regla CCA (Cruising Club of America). En la historia de los barcos concebidos por Sparkman & Stephens escrita por Francis Kinney se definía al Baruna como “rápido en vientos suaves, rápido en brisas fuertes, cómodo en el mar y hermoso... Cada línea era absolutamente perfecta... Baruna tiene proporciones maravillosas, tanto en casco como en aparejo”.
El año de su botadura, Baruna ya debutó con victoria tras arrasar en la Newport Bermuda Race, una travesía de 635 millas. Obtuvo una ventaja de ocho horas sobre el segundo clasificado.
Tras pasar por varias manos, el Baruna llegó finalmente en 2015 a su actual propietario, Tara Getty, un auténtico enamorado de los barcos clásicos, tanto de vela como a motor. Cuando su capitán Tony Morse recogió el barco en Marina del Rey, en Los Angeles, estaba prácticamente en ruinas. El agua penetraba en el casco en abundancia y las bombas de achique estaban permanentemente en funcionamiento. No había vela de proa y el estado del mástil tampoco permitía navegar a vela, aunque sí a motor. El encargo de recuperar el casco fue para el astillero alemán Robbe & Berking, experto en la restauración de los barcos de madera. Cuando el casco estuvo listo, la empresa de los Países Bajos VMG Yachtbuilders se hizo cargo de recuperar el interior.
Morse había conseguido los planos originales del barco por lo que conocía al detalle cada milímetro original del velero. A partir de ahí, había que abordar la casi infinita tarea de devolver cada uno de esos milímetros a su origen. Todo un reto. Cada pieza de equipamiento o accesorio fue diseñado y fabricado a medida. Siete años llevó completar la labor hasta que el barco pudo volver a navegar. Ocurrió a mediados del año pasado y, desde entonces, Baruna of 1938 ha vuelto a competir en regatas en Antibes, Saint Tropez o la Argentario Sailing Week.
Este año hemos disfrutado de su espléndida figura por primera vez en la Illes Balears Clàssics. También ha amarrado en los pantalanes de Club de Mar - Mallorca de otra de las joyas de Tara Getty, el Bluebird, un yate a motor del mismo año del Baruna, 1938. Es un auténtico museo flotante con mucha historia concebido con las líneas del transatlántico Queen Mary. Fue encargado para buscar tesoros en islas exóticas por el as de la velocidad Sir Malcolm Campbell. Esta aventura se truncó cuando estalló la Segunda Guerra Mundial, un giro crucial en su historia pues participó en la histórica evacuación aliada de Dunkerque y se le instaló posteriormente un cañón para servir como patrullero. Después estuvo durante 25 años en posesión de la automovilística familia Renault, hasta 1973. Finalmente fue recuperado y restaurado por Tara Getty.