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Vendée Globe. Noche vieja en el Pacífico, año nuevo en Hornos

Vendée Globe. Noche vieja en el Pacífico, año nuevo en Hornos

- François y Armel se enfrentan a los hielos flotantes de Hornos. Duras condiciones para el conjunto de la flota durante el Año Nuevo
Mientras los terrícolas preparan uvas y cava los soilitarios de la Vendée Globe las pasan canutas. El Gran Sur no sabe de treguas, ni siquiera de paréntesis festivos. Como mucho, de una buena cena. Y seguro que François Gabart y Armel Le Cléac’h, que vuelan a más de 18 nudos hacia el cabo de Hornos, esperan a superar la zona de hielos flotantes antes de descorchar el champán.

En el agua, este 31 de diciembre no están para fiestas y serpentinas. Como disfraz, gorro de lana y tres capas de polares. Como música, el guirigay de la percusión de las olas sobre la piel del carbono. Y en la pista del Gran Sur, algunos bailarán el rock’n roll, pero será a cuatro patas en el barco. Alex Thomson (Hugo Boss) que acaba de pasar la última puerta del Pacífico en cuarta posición, es uno de los participantes más maltratados. Bertrand de Broc (VNAM avec EDM Projets) y Tanguy de Lamotte se las tendrán en unas horas con un fuerte temporal (con rachas de 50 nudos) y muy mala mar. La mayoría de los navegantes pasarán la Nochevieja en el tajo, sumergidos en un ambiente gris y con viento fuerte.

Cena de gala en medio de la nada

Única pequeña consolación: el festín del 31 por la noche, que reconciliará a los solitarios con esa navegación tan larga, al menos mientras degusten de la cena. Molleja de ternera o confit de pato para Jean Le Cam, Nasigoreng (plato indonesio) para Jean-Pierre Dick, Ciwervo ‘Grand Veneur’ seguido de Colombo de Sot-l’y-laisse para Tanguy de Lamotte…
El patrón del Initiatives –Coeur está de suerte. A punto de cruzar la línea de cambio de fecha (antimeridiano de Greenwich), cerca de la pequeña isla de Campbell (al sur de Nueva Zelanda), podrá celebrar dos veces el Año Nuevo: hoy, a mediodía (hora española) y mañana por la tarde. ¡Le tocará doble ración! El otro participante que ha entrado en el 2013 antes de la hora española ha sido Alessandro di Benedetto. A la altura de la puerta de Australia Este, a 5.150 millas de los líderes, el francoitaliano tiene sin embargo problemas: su piloto automático principal no funciona y sus dos pilotos de reserva también están fallando. Es posible que se pase el Año Nuevo a la caña.

Ganas de cambios

¿Cuándo llegamos? Es la pregunta que siempre se repite en los largos viajes en coche. Los últimos kilómetros son siempre los más largos y los más penosos. Es lo que cuenta Jean Le Cam (SynerCiel) para explicar la súbita lasitud que atosiga a los navegantes a punto de salir del Gran Sur y su impaciencia por doblar el cabo de Hornos. “Estoy harto de aguantar depresión tras depresión en esos mares imposibles”. Pasar página, dedicarse a algo distinto, eso es lo que quieren. “¡El cambio ha de ser ya!” suspiraba Jean-Pierre Dick (Virbac-Paprec 3) para hablar tanto de su próxima trasluchada como de la llegada del Año Nuevo y su inminente paso del cabo de Hornos (su 4º paso en regata), probablemente en la noche del 2 al 3 de enero, algo más de un día después que los dos hombres de cabeza.

2013 en Hornos

A más de 18 nudos de media, François Gabart (MACIF) y Armel le Cléac’h (Banque Populaire) tienen un doble motivo para abrir sus botellines de champán: celebrar el 2013 y su inminente reencuentro con el Atlántico Sur. El 1 de enero, a última hora de la tarde, doblarán el cabo de Hornos, para los navegantes sinónimo de liberación. Se acercarán con viento de popa y quizá tengan que trasluchar al paso de un frente. Es posible que su ruta los acerque considerablemente al famoso cabo. Será a plena luz del día. Lo agradecerán, porque durante 200 millas, el terreno está sembrado por un puñado de icebergs y numerosos growlers.

Peor que la ascensión al mástil

Por su parte, Javier Sansó ha pasado un mal rato. Ayer, poco antes de anochecer (ya de madrugada de hoy hora española), se le complicó la maniobra al intentar poner el genáquer, una gran vela de proa para vientos portantes. “Lo pasé bastante peor que subiendo al palo”, ha confesado este mediodía en un mensaje a la organización. Sentado en el extremo del botalón, ya fuera del barco, se hundió en el agua hasta la cintura: “La fuerza del agua era bastante fuerte. Tampoco había mucho viento, entre 16 y 18 nudos, e iba en popa; pero incluso así la situación no fue agradable. Entre que ya era de noche y que el agua está a 8 grados…”
Por lo demás, las previsiones del propio Sansó son que sus dos inmediatos perseguidores, Arnaud Boissières (AKENA Vérandas) y Bernard Stamm (Cheminées Poujoulat), se le acercarán considerablemente en las próximas horas, a medida que él también reduzca las diferencias con los dos rivales que le anteceden, Mike Golding (Gamesa) y Dominique Wavre (Mirabaud). Las tornas, sin embargo, pueden cambiar dentro de un día y medio, cuando el viento favorecerá a los dos de delante. Por ello el patrón español no tiene otro objetivo que correr todo lo que pueda para pegarse a los de delante, a fin de beneficiarse del próximo cambio y reducir en lo posible los perjuicios de la actual situación meteorológica.

Han dicho...
(Sobre el paso del cabo de Hornos) “Los rutajes me hacen pasar el cabo de Hornos en la noche del 1 al 2. Para mí, por tanto, debería ser de día, lo que no está mal para ver los posibles pedazos de hielo en la zona…
(Respecto de los icebergs localizados en el cabo de Hornos) Los icebergs son una fuente de estrés. Hay algo desconocido, sobre todo con los growlers (ndlr: fragmentos de hielo más pequeños desprendidos de los icebergs), que no se pueden detectar. Hay un mucho de aleatorio en todo eso. Espero que vaya bien, pero estaré atento. Estaré ocupado mirando fuera para asegurarme de que todo vaya bien.
(Su visión del cabo de Hornos) Es mítico. La última vez tuve muchas emociones. Este año, las condiciones son un poco picantes con el tema del hielo; ya veremos. Es un momento importante, un momento particular en mi vida de navegante. Intentaré apreciarlo en su justo valor. Hace cuatro años se estaba salvando a Jean Le Cam. No sé si os acordáis...”
Armel Le Cléac’h (FRA, Banque Populaire)