Vendée Globe. Con el alisio a la altura de Cabo Verde y como motos hacia el Ecuador
Una semana después de la salida, los solitarios han entrado de lleno en el ritmo de la regata. Los líderes no levantan el ritmo. La batalla estratégica en mente de todos se volverá a plantear para el paso de las calmas ecuatoriales. Ahora, lo que prima es la velocidad.
Recto y hacia el Sur. Sin dormirse en los laureles. Viento en los de cabeza de 16 nusos del NE, Mar de viento de 2 m y buena temperatura, 24 °. La estrategia clara, sin maniobras, viradas... spi arriba y velocidad en pleno alisio, los estrategas ya se pueden ir unos días de vacaciones. Por la proa empiezan a perfilarse las calmas ecuatoriales, en dos o tres días empezará el juego del gato y el ratón. La Zona de Convergencia Intertropical (ZCIT) irá avisando su llegada con un amaine progresivo del viento. Cada solitario intentará sacar todo el jugo al potencial de su barco. El primero se la juega y marcará la ruta a sus perseguidores pero hasta llegar, el no perder millas que podrían ser preciosas en las calmas ecuatoriales se antoja esencial.
No hay que dormirse en esa fase. Se marca psicológicamente al rival dejando claro que aún queda potencia por añadir. Incluso si algunos, como Jean-Pierre Dick (Virbac-Paprec 3) o Vincent Riou (PRB), intentan vender la moto describiendo la cubierta de sus barcos sumergidas regularmente por las olas.
Bernard Stamm (Cheminées Poujoulat) le ha robado a François Gabart (MACIF) el puesto de perseguidor de Armel Le Cléac’h (Banque Populaire), pero la separación entre los dos es menor de la que parece. En efecto, el navegante suizo navega más al Este y está situado más cerca de la ortodrómica, la ruta directa hacia el cabo de Buena Esperanza. Pero las calmas ecuatoriales exigen apartarse hacia el Oeste para cruzarlas con mayor rapidez y coger los alisios del hemisferio Sur.
Cara y cruz
Otros tienen preocupaciones más inmediatas. Zbigniew Gutkowski (Energa), ha completado una figura libre, denominada trasluchada china, a consecuencia de un fallo de su piloto automático. Esta maniobra, absolutamente involuntaria, consiste en que la botavara pase, con viento en popa, de un lado al otro con gran violencia, tras un cambio de rumbo inesperado del barco. En esas el genáquer del navegante polaco se ha enredado con el estay del foque y Gutek busca una solución para deshacer ese entuerto sin perder demasiado tiempo ni energía.
Es posible que al final tenga que hacer lo mismo que Javier Sansó (ACCIONA 100% EcoPowered), que se fue a buscar refugio tras la isla de Tenerife para escalar a lo alto de su palo para recuperar la driza y una pieza dañada. Desde anoche el navegante español navega con todo el trapo izado, después de más de 48 horas de no llevar la mayor. Al menos uno y otro tienen la satisfacción de saber que siguen en regata.
Hemos visto a Sam Davies llorar por el fin del vuelo de su Savéol mientras Louis Burton (Bureau Vallée), si bien hacía de tripas corazón al pasar por la conexión del PC Regata en París, también tenía el terrible sentimiento de una fiesta acabada antes de hora.
Para los otros solitarios, la entrada en los alisios ha sido especialmente bien recibida después de una semana movidilla. La temperatura oscila entre 21° y 25° a mediodía y se saca la ropa a secar en cubierta. Algunos hablan de desayunos en la terraza, de la primera ducha desde la salida, de comidas de gourmet, como Jean Le Cam, quien, a bordo del SynerCiel, nunca deja de mandar un mensaje a sus rivales: vosotros habéis elegido comida liofilizada; por apenas unos 15 kilos más tengo unos menús preparados con amor. Quizás no está equivocado, sobre todo cuando se sabe que los navegantes a veces son muy sentimentales.
Han dicho:
Armel Le Cléac’h (FRA, Banque Populaire): “Es agradable ir primero, pero no es mi prioridad. Delante tenemos un buen ritmo con mis colegas. Llevamos los barcos casi al 100%. Hace calor, es agradable para maniobrar. Al estar delante, seré el primero en atacar las calmas ecuatoriales. Espero encontrar el mejor camino, porque los demás podrán explotar mis posibles errores”.
François Gabart (FRA, MACIF): “Empieza a hacer calor. El viento no está mal, la mar no está muy movida. Sudo, voy descalzo, los Crocs están por ahí… Pese a la felicidad de estar en la mar, seguimos teniendo costumbres de terrícolas. Hay que olvidarse de ellas para coger el ritmo del navegante. Pero si nos convirtiéramos plenamente en navegantes, no buscaríamos seguir en contacto con tierra”.
Tanguy de Lamotte (FRA, Initiatives-Coeur): “La última noche he dormido de maravilla. Me crucé con un carguero esta mañana, que había reconocido a un participante de la Vendée Globe, hemos hablado, ha sido agradable. Esta mañana he abierto un pequeño regalo, eran semillas de albahaca que tendré que plantar. Las últimas 24 horas no me he podido alimentar muy bien, pero desde esta mañana la cosa va mejor. Incluso me planteo tomar una ducha”.
Jean-Pierre Dick (FRA, Virbac-Paprec 3): “Vamos hacia las calmas ecuatoriales y dentro de dos días estaremos en la entrada. En cubierta hay muchas olas, Hay agua constantemente, pero cuando consigues abrir bien los ojos, ves un paisaje suntuoso, con bellos cúmulos y esta mar de un azul puro, es muy agradable”.
Louis Burton (FRA, Bureau Vallée): “Lo hemos intentado todo para volver a Les Sables para reparar el barco y volver a salir, pero por desgracia no era razonable. He puesto el intermitente de la derecha en medio del raíl de cargueros a la altura de La Coruña para entrar en puerto, que estaba a cuatro millas de navegación. Tomé la decisión solo mirando los ficheros de la previsión meteorológica. Era lo que se tenía que hacer si quería que el mástil siguiera en el barco.
Desde un punto de vista mental es extremadamente difícil porque se pasa por estados psicológicos y emocionales muy fuertes que van de un extremo al otro. Al principio me dirigía a Lisboa y me retiraba. Pero el trabajo con Servane y Nelson, mi hermano, ha sido formidable. Me dijeron que estudiara esa opción (N. de la R.: volver a Les Sables d’Olonne)."