Mala jornada la tercera tirada del trofeo Consejeria de Medio Ambiente para la clase crucero santanderina
Tras la calamitosa jornada de ayer la clasificación la encabezan el Yamamay en la clase I y el Gabriela Onofre en la II
Que la cosa no pinta en la clase crucero en la bahía de Santander es una realidad. Cada día son menos las tripulaciones que toman parte en las regatas en esta clase. Solamente un grupo reducido de embarcaciones son incondicionales en esta actividad deportiva, pero con actuaciones como las que vienen siendo habituales en la clase, en donde se terminan las regatas de noche cerrada, o como a ocurrido en la tarde de ayer, simplemente no se terminan.
De los siete aficionados que tomaron la salida para la tercera tirad del trofeo Consejeria de Medio Ambiente, solo uno, y después de mas de tres horas invertidas en recorrer las escasas 10 millas de recorrido, pudo terminar la prueba, los demás participantes no fueron capaces de cumplir con su tiempo limite, no consiguiendo, tras el esfuerzo baldío de su dedicación, el terminar la regata.
Situaciones como estas son las que hacen abandonar a los aficionados en este deporte amateur, en el que los deportistas pretenden divertirse, esperando de los comités que adecuen las regatas a las condiciones existente tanto metereologicas como náuticas, las que en nuestros tiempos son perfectamente predecibles en un porcentaje que supera al 85%.
La tercera prueba del Trofeo Consejeria de Medio Ambiente que se realizo con un viento escasísimo del primer cuadrante, contando además con la desventaja de que la marea tenia en esa jornada uno de los coeficientes más altos del año, lo que representa la mayor dificultad a vencer por los participantes que participan en las regatas de Crucero en Santander para poder realizar un recorrido lógico dentro de las aguas de la bahía.
El parte preveía un tarde de poco viento y a pesar de ello el comité estableció un recorrido excesivamente largo para las condiciones reinantes, ello ocasiono que las tripulaciones sufriesen de lo lindo para poder ir montando las balizas, sobre todo las de la clase II, a pesar de que la mar era bella en el Sardinero.
Solamente el Yamamay, tras 3horas y tres minutos de tortuosa navegación pudo completar el recorrido en esta jornada para olvidar
Los demás participantes tuvieron que resignarse a abandonar el campo después de ver frustradas sus esperanzas de poder cumplir con el tiempo limite, lo que les obligo a permanecer en el agua hasta la expiración de este.
E.N.S