El Gabriela Onofre fue el único participante que termino en tiempo la tirada del crucero Santanderino.
La jornada no prometía nada para la práctica de la vela. A la hora de la regata la marea acababa de culminar la bajamar, el escasísimo viento que de vez en cuando sopaba en la bahía era de componente norte, y en el abra las olas sobrepasaban los 3 metros, con lo que no era posible realizar la prueba fuera de puntas. Con todo eso solo quedaba la opción de realizar la tirada en el interior de la bahía.
A la misma hora que la de los cruceros estaba programada la de los J80. Como no había agua sobre los arenales del Sur de la bahía, el comité había desplazado la motora a las cercanías de la boya nº 4 de la canal, desde donde se daría la salida. Lo que sorprendió es esta jornada es que para la clase crucero, esta opción no existía. Directamente se les instalo la salida desde el Club, con lo que no quedaba otra que realzar el nada valido recorrido nº 8.
Esta actitud de no llevara a los Cruceros en esta ocasión a tomar la salida desde la embarcación del comité, dice muy poco de la preocupación por esta clase, bien está que varias embarcación de la clase el crucero no pueden navegar por los arenales y por lo tanto no pueden salir desde la motora, pero en la jornada de hoy el comité estaba fondeado en la canal de navegación, con lo que todos podían haber salido desde ese lugar y no una clase desde el Club y otra desde la motora.
Por desgracia para los J80 el viento era tan escaso y rolen que no se pudo dar la regata desde la motora, con lo que el comité decidió darles también un recorrido nº8, lo que suscito quejas de algún patrón de esta clase, que indicaba lo impropio para dar salidas desde el Club, sobre todo con estas condiciones. Lo triste es que la clase Crucero, una semana si y otra también sufre estas salidas.
Para la jornada de hoy fueron 7 las tripulaciones que tomaron parte en la tirada, 3 de la clase II y 4 de la clase III. Para la ocasión el comité determino el recorrido nº 8 del programa de regatas de 6,5 millas, indicando en esta ocasión una sola vuelta para todas las clase participantes, a la hora de la salida el viento escasamente llevaba a los tres nudos de intensidad, siendo la marea lo que permitía el navegar en demanda de la primera baliza del recorrido. Pronto se destacaron los barcos de mayor eslora, si bien toda la flota sufrió enormemente para poder montar la baliza.
La navegación en demanda de la segunda marca del recorrido fue penosa, pues el viento desapareció por completo de la superficie de la bahía, con lo que era imposible el remontar la marea en contra. En este tramo comenzaron a retirarse varias embarcaciones de la Clase II, manteniéndose en regata solo el Yamamay en esta clase y el Gabriel a Onofre, el Kirios y el Stardus en la clase III.
A la altura de la boya no 10 de la canal, el viento desapareció completamente con lo que las esperanzas de terminar la prueba eran nulas, afortunadamente tras caer unas gotas, el viento rolo 180 grados y comenzó a entrar de popa con unos 4 nudos del intensidad, que poco a poco fue llenando la bahía.
Mientras el Yamamay que se había separado enormemente de los demás participantes, sufría en la bahía navegando de bolina sin apenas viento, con lo que se quedo prácticamente fondeado a escasos metros de la última baliza de recorrido, situación en la que estuvo hasta que le llego la rolado del Oeste con lo que pudo montarla y navegar en demanda de la entrada.
El enorme tiempo invertido por el durante su navegación de ceñida por la baha le paso factura, y a pesar de la entrada de una pequeña presión en el último tramo no consiguió superar su tiempo límite quedándose a 10 segundos para cortar la línea de entrada .
Lo mismo le sucedió al Kirios y al Stardus los que tampoco pudieron superar su tiempo limite, estando el Kirios a escasos metros de la entrada cuando esto le sucedió.
Solamente el Gabriela Onofre, que tardo 2 horas y 44 minutos en recorrer 6,5 millas pudo terminar la prueba, siendo por tanto la única tripulación que completo la tirada.