Santiago Sanmamed anuncia en la Gala gallega que no se presentará a la reelección a la presidencia de la RFEP si no gana en Galicia
Tito Valledor y Santiago Sanmamed no se reprimieron de hacer campaña electoral en sus discursos durante la Gala del Piragüismo Gallego celebrada el pasado fin de semana en Lugo. Entre el intercambio de elogios entre ambos una frase de Sanmamed que fue sin duda lo más destacado de la noche, afirmando que : si no gana en Galicia no se presentará a la reelección como presidente de la RFEP.
Algo se está moviendo en el panorama de la RFEP. Lo que para los no conocedores de los entresijos de este deporte a nivel federativo, la frase puede parecer un ejemplo de fidelidad a Galicia y de honestidad ejemplar, con la familia del piragüismo. Pero esta llamada a la galleguidad conlleva otros tintes, subliminalmente puede ser fruto de cierta inseguridad y una cita a modo de parepeto antes un posible fracaso electoral.
En una parte de España la pérdida de confianza en Sanmamed como candidato a la presidencia la RFEP es una evidencia que ya él mismo asume.
El primer indicio claro de su debilidad se plasmó con la presentación de la lista de candidatos que le respaldan en Galicia, con nombres tan significativos como Alfredo Bea en técnicos y el Kayak Tudense o el Breogán en Clubes. Los hasta hace unos días principales críticos de la gestión del presidente de la RFEP se han convertido en el único aliento de su esperanza por mantenerse como regidor del futuro del piragüismo español.
Ese signo de esperanza que se quiso vender como unidad del piragüismo gallego se ha desgajado estas últimas semanas en una dura pugna por el voto, con dos listas enfrentadas que se pelean por el apoyo del piragüismo gallego como pieza esencial del puzzle electoral nacional.
Sanmamed evidenció el pasado sábado, que está dando sus últimos coletazos y parece que ni haberse agarrado a los clavos más ardientes y críticos a su gestión le van a permitir sumar los avales necesarios para presentarse de manera oficial como candidato. Ha exprimido tanto el piragüismo español estos más de ocho años que su único apoyo posible lo ha encontrado en los hasta hace poco principales detractores.
Esa fusión de conveniencia no es fácil de asimilar no sólo por el piragüismo gallego sino también por el del resto de España que ven en ese pacto el mayor gesto de debilidad mostrado hasta la fecha por un presidente que hizo del personalismo... su bandera presidencial.