BUSTO, tras la polémica por el proceso de selección para el próximo Mundial y no volverá a competir con el equipo español
A sus 33 años y con nueve títulos mundiales en el saco, Manuel Busto ya no se deja hacer «jugadas». El piragüista confirmó ayer que no estará en el Campeonato del Mundo en la República Checa y anunció su ruptura total con la Federación Española.
«Hasta que no existan unos criterios de selección claros y por escrito, es mejor no estar cerca de ellos», dijo. Así que no habrá Busto en equipos nacionales hasta que llegue un giro radical en las políticas federativas.
Ni en K-1, ni en K-2, ni de ninguna manera. No podrá defender junto a Oier Aizpurúa su título en maratón del año pasado, el que hacía el cuarto consecutivo de un dominio que se romperá por una polémica de despacho, por una promesa incumplida. En la Federación convirtieron en papel mojado una hoja de servicios intachable y rebajaron a Busto al papel de meritorio.
En Oviedo, en un salón del hotel Monumental Naranco, Busto dio la cara acompañado de deportistas del club Piragüismo Astur.
La injusticia colmó la paciencia de José Manuel Fernández Ovies, Presidente de la Asturiana, ocupante también de una de las vicepresidencias de la Española, dice estar harto ya de los «criterios arbitrarios» de selección de piragüistas, «que siempre acaban perjudicando a los asturianos», como pasó en los Juegos de Pekín con Javi Hernanz y Maribel García o en el Europeo con Emilio Llamedo.
Busto dijo que nunca se negaría a ganarse el puesto en el equipo español, como ha hecho durante toda su carrera. Pero también confesó que las formas no le parecieron las mejores. «Es una jugada», definió. El pasado 1 de septiembre no daba crédito a lo que publicaba LA NUEVA ESPAÑA me entero de que tengo que pasar un control selectivo». Su K-2 debía medirse al de Álvaro Fernández Fuiza y Emilio Merchán si quería estar en el Mundial de maratón. Un día más tarde, el fax escupía la confirmación oficial.
Si quería estar en la República Checa, debería ganarse a pulso una de las plazas, cuando, según dice Busto, el seleccionador le había asegurado su presencia como campeón junto a Aizpurúa. «El calendario estaba consensuado con el seleccionador. Podríamos preparar el Mundial sin tener que ir a ciertas competiciones. Todo fue bien hasta que me recriminó no haber acudido a algunas pruebas durante el año y haber bajado el Sella con Emilio Llamedo en lugar de Oier Aizpurúa», dice la versión del piragüista asturiano.
Mientras tanto, los zamoranos Santiago Alonso y Jorge Guerrero ganaban la Copa del Mundo y conseguían de la Federación el compromiso de estar en el Mundial, sin que nadie reparase en que esta pareja cayó en el Campeonato de España ante los asturianos Noval y Castañón. Ya sólo quedaba una de las plazas para K-2, y las cosas se le complicaban a Manuel Busto.
Las condiciones del control selectivo eran insultantes para un palmarés como el del maliayés: por la urgencia del aviso -el control sería tres días más tarde-, por lo inadecuado del momento, a sólo quince días del campeonato, y por lo arbitrario del mismo, dado que la otra pareja aspirante no mostraba especiales méritos para optar al puesto. Busto y Aizpurúa no acudieron. «No estamos de acuerdo con el control, debería ser para todos igual y no sólo con dos candidatos», dijo Busto. «Fuimos víctimas de una trampa», aseguró más rotundo Aizpurúa. La condiciones, difusas, tampoco convencían al dúo astur-vasco. «No íbamos a tener ni jueces», lamentaba Manuel Busto, que tampoco entendía por qué para el K-2 regía tan extraño criterio, nada que ver con los requisitos para K-1. Emilio Merchán podrá defender sin méritos previos su actual título Mundial. A Busto también le colocaron en la competición. Pero no se prestó al juego, tras la decepción del K-2. «No me encuentro anímicamente capacitado para afrontar un Mundial. Lo mejor es no ir». El de Villaviciosa toma una decisión drástica, porque ahora pedirá con anticipación y por escrito los criterios de selección. «Si no, que se olviden de mí», dijo.
Y él mismo se animó. «Con esto, me replanteo mi vida deportiva, pero el piragüismo no se acaba aquí», anunció el maliayés, revestido de una dosis extra de ánimo. «Tengo un proyecto de Kayak en mar abierto que sería en Dubai», todo un reto para un campeón obligado a dejar su cetro.