Los créditos blandos a la construcción naval y la falta de voluntad para racionalizar la capacidad de los astilleros chinos amenazan la recuperación de los fletes
En la actual situación de fuerte restricción del crédito, los armadores que precisan financiación para sus buques dependen cada vez en mayor medida de los créditos a la exportación para financiarse.
Pero, una relajación excesiva de los criterios para conceder dichos créditos podría conllevar un aumento excesivo de los pedidos en los astilleros, lo que constituiría una seria amenaza para la recuperación de los mercados de fletes. “En general, la escasez de préstamos comerciales es positiva para los armadores, ya que limita los pedidos. Pero si las agencias de crédito a la exportación buscan llenar el vacío, y si además los astilleros ofrecen condiciones de pago favorables, podría haber un exceso de pedidos”, ha afirmado Erik Nikolai Stavseth, analista en la consultora Artoc, con sede Oslo.
El banco chino de exportación-importación China Exim Bank ha afirmado que fomentaría la financiación de la construcción naval con 3.000 millones de dólares, elevando su cartera en este sector hasta aproximadamente 15.000 millones de dólares, como recoge Stavseth en un informe de enero pasado. “Hemos manifestado nuestra preocupación y, sorprendentemente, nos hemos encontrado con puntos de vista similares, contrariamente a la opinión supuestamente adoptada por los mercados de valores.”
Para el Director Financiero del banco danés Danish Ship Finance, Per Schnack, “es una cuestión de oferta y demanda, aunque no nos guste.” Como es bien sabido, un excedente de tonelaje conllevaría inevitablemente un descenso de los niveles de fletes y a la larga algunos astilleros tendrían que cerrar, al no poder mantener su capacidad actual.
Otra fuente, no revelada por la prensa internacional, ha afirmado: “He hablado con un armador al que han ofrecido un 95% de financiación en China. Este país trata de conseguir pedidos para sus astilleros. Tiene una política muy agresiva para mantenerlos activos.” Pero la amplitud del problema sería mayor: “China es uno de los más importantes demandantes de servicios de transporte marítimo. ¿Por qué querría pagar entre 200.000 y 300.000 dólares/día para importar por mar crudo desde el Golfo, como ocurría antes del declive económico, o pagar más en fletes para transportar carbón que por ese mismo carbón?” Para este analista, mantener activos los astilleros permite a China disfrutar simultáneamente de carga de trabajo para sus astilleros y de un mercado de transporte marítimo con fletes moderados y sin grandes altibajos, todo lo cual sirve los intereses globales de la economía china.
Otros analistas han recordado que existe un precedente: Japón, en los años 70, y a principios de los 80, construyó en sus propios astilleros numerosos buques para responder a sus propias necesidades, a pesar del exceso de capacidad de la flota mundial de petroleros y graneleros que también existía en ese momento.