IACS adopta un nuevo requisito unificado sobre el control de las emisiones de amoniaco a bordo
La Asociación Internacional de Sociedades de Clasificación (IACS, por sus siglas en inglés) ha desarrollado un Requisito Unificado (URH1), sobre la liberación a la atmósfera de amoniaco procedente de los sistemas de suministro, almacenamiento y uso de este compuesto como combustible a bordo de un buque.
El amoniaco es una de las opciones de futuro que baraja el sector del transporte marítimo como combustible para lograr el objetivo de cero emisiones netas para 2050. Sin embargo, también plantea problemas de seguridad debido a su toxicidad por lo que se deben abordar los límites permisibles de exposición para mantener un estándar de seguridad para las tripulaciones a bordo.
Según un comunicado de IACS, el requisito URH1 se ajusta a las recomendaciones del Instituto Nacional de Seguridad y Salud en el Trabajo de EE.UU. (National Institute for Occupational Safety and Health, NIOSH). Dicho documento establece que una concentración de amoniaco igual o superior a 300 ppm (partes por millón) es peligrosa de forma inmediata y que una concentración igual o superior a 25 ppm es peligrosa si la exposición es superior a 8 horas. Además, exige que los sistemas para amoniaco a bordo estén proyectados para evitar cualquier liberación directa a la atmósfera durante su funcionamiento normal y, cuando sea posible, “durante cualquier escenario anormal razonablemente previsible”.
Este requisito exige que en aquellas situaciones en las que sea inevitable una liberación directa, como, por ejemplo, la activación de una válvula de descarga de presión de un tanque, el proyecto del sistema debe incluir una evaluación de riesgos que identifique los puntos en los que se espera que se produzca una liberación de amoniaco. La concentración resultante de dichas emisiones no debe superar una concentración segura (25 ppm) en los lugares del buque accesibles a la tripulación, lo que debe demostrarse mediante un análisis de dispersión de gases. Se espera que este requisito dé lugar al establecimiento de ‘zonas tóxicas’ (similares a las zonas peligrosas de los petroleros) con restricciones de acceso y otras precauciones.
Asimismo, aquel punto del buque en el que se libera el amoniaco a la atmósfera (por ejemplo, la salida del mástil de ventilación) deberá disponer de alarmas acústicas y visuales, que se activarán cuando el gas descargado tenga una concentración igual o superior a 300 ppm, para advertir a las personas de que abandonen rápidamente la zona y busquen refugio.
También se llevarán a cabo análisis de dispersión de gases para las situaciones anormales y de emergencia identificadas mediante una evaluación de riesgos. En función de los resultados de estos análisis, deberán tomarse medidas para evitar que la tripulación a bordo esté expuesta a concentraciones peligrosas. Los espacios del buque en los que puedan producirse fugas razonablemente previsibles deberán vigilarse, aunque no estén normalmente tripulados, y la fuente de la fuga deberá cerrarse cuando se detecte una concentración superior a 300 ppm.
En otros trabajos relacionados con el uso de amoniaco como combustible marino, IACS también está trabajando en los Requisitos para los sistemas de tratamiento destinados a reducir la concentración y cantidad de amoniaco liberado, y en los Requisitos para el análisis de dispersión de gases.