El Reino Unido reclama a la ONU el lecho marino de las Malvinas
La ampliación de la soberanía desata un nuevo conflicto diplomático con Argentina
Una vez más, las Islas Malvinas vuelven a ser el escenario de la confrontación entre Gran Bretaña y Argentina. En esta ocasión, el cortocircuito diplomático llegó con la propuesta oficial que Reino Unido presentó ante las Naciones Unidas para ampliar sus dominios en la plataforma continental del Atlántico sur, lo que incluye el lecho marino de las Malvinas, Georgias y Sándwich del Sur, prácticamente hasta llegar a la Antártida. La pretensión británica ha generado el inmediato y enérgico rechazo del gobierno argentino, que ya objetó la iniciativa. La reclamación de Gran Bretaña se hizo ante la Comisión de Límites de la Plataforma Continental de la ONU.
El ministro británico afirmo que «la finalización exitosa de este proceso confirmará los límites de la jurisdicción de Gran Bretaña sobre la plataforma continental, y garantizará nuestro derecho a administrar la plataforma para las futuras generaciones».
Según las leyes internacionales, los países administran el lecho marino a 200 millas náuticas de las costas, pero pueden extender este límite a 350 millas si lo piden a la Comisión de la ONU sobre los Límites de la Plataforma Continental (CLCS).
Las exigencias de Gran Bretaña recibieron el más severo repudio del gobierno argentino que, a través de su canciller Jorge Taiana, hizo saber que «la insistencia británica en pretender arrogarse competencias sobre las Islas Malvinas, Georgias del Sur y Sandwich del Sur y los espacios marítimos circundantes, archipiélagos que forman parte del territorio nacional argentino, resulta inaceptable e inadmisible por corresponder el ejercicio de tales competencias únicamente al Estado soberano de la República Argentina».
Las Islas Malvinas son un territorio estratégico en lo comercial. Además, la existencia de petróleo en su plataforma marítima es un secreto a voces que ninguno de los dos gobiernos se atreve a desmentir. Una confidencia de Phyll Rendell, directora del Departamento de Minerales y Agricultura de las Malvinas, a un periodista de la BBC dejó al descubierto que la empresa británica Desire Petroleum probó la existencia de unos 1.000 millones de barriles de crudo esperando ser explotados y que podrían representar una reserva petrolera de entre 25 y 30 años, que generaría ganancias de alrededor de más de 200 millones de dólares por año.
El otro recurso es el de la pesca, ya que las aguas de las islas son uno de los caladeros más importantes. En octubre de 1986 el Reino Unido establece una ordenanza que exige a cualquier embarcación que desee pescar en aguas de las Islas la obtención de una licencia que supone el pago de un arancel.
Los países que solicitaron la licencia de pesca en la zona fueron Japón, Polonia, España, Taiwán, Corea del Sur, Italia, Reino Unido, Chile, Francia y Grecia. El gobierno de las islas casi cuadriplicó sus ingresos gracias a este recurso. Argentina, por su parte, bloqueó las licencias a las empresas que pretendan faenar con permisos del gobierno de las islas y también en sus aguas. La mayoría de las pesqueras viguesas radicadas en Argentina debieron decidir dónde enviar sus buques.
Las Malvinas, a 400 millas marinas del territorio argentino, fueron ocupadas por los británicos en 1833 y, por su posesión, Argentina y Reino Unido libraron una guerra de 72 días en 1982, en la que murieron 255 militares británicos y más de 650 soldados argentinos.