El alto precio en vidas de la pesca deportiva en Galicia
Malpica, Razo, Baldaio, Corme, O Roncudo, Fisterra, Muxía, Cee, Reira, punta Nariga, Laxe... Son algunos de los escenarios en los que los amantes de la pesca deportiva perdieron la vida cuando trataban de disfrutar de una jornada de ocio por un golpe de mar o una caída accidental.
Esta actividad deportiva se ha convertido, sin duda, en una de las más peligrosas de la Costa da Morte. Más incluso que la propia pesca profesional. La lista de fallecidos es, por desgracia, muy amplia. Al menos, una docena de muertos desde el 2004 y varios, y a veces complicados, rescates de heridos. Y todas las hipótesis apuntan, según la fuerzas de seguridad, a que Joaquín Rabuñal Fraga, de 54 años y vecino de Arteixo, sufrió un accidente similar. Los equipos de emergencias rastrearon, palmo a palmo y durante cuatro días, toda la franja costera entre Sisargas y Corme.
Un trazado de 16 kilómetros, en los que más de medio centenar de personas, entre voluntarios de Protección Civil de Malpica, Carballo Arteixo, Guardia Civil, GES y Policía Local, acompañados de familiares y amigos revisaron todo el tramo en busca de alguna pista que dé con el paradero de este empleado municipal en Arteixo desde hace unos 15 años.
Pero los intensos rastreos de cuatro días solo sirvieron para encontrar un vinilo de pesca, propiedad del desaparecido. Este anzuelo fue llevado a la tienda en la que siempre compraba Joaquín Rabuñal para cerciorarse de que era de su propiedad. En el establecimiento le confirmaron que era de él. Por lo demás, ni una sola pista, ni un solo indicio sobre su paradero. Hasta este tramo costero acudieron varios helicópteros de la Xunta, Salvamento Marítimo y de la Guardia Civil, la patrullera Río Xallas y la embarcación de la Cruz Roja de Malpica, Tara, pero sin resultado alguno.
Hasta acudieron un grupo de buzos de la Guardia Civil (GEAS) de la Comandancia de A Coruña, pero fueron incapaces de inspeccionar el fondo marino debido al fuerte mar de fondo y al riesgo que suponía para sus vidas seguir investigando cerca de las rocas. De hecho, no regresarán hasta que el mar se haya calmado un poco. Además, los equipos de emergencias decidieron ayer reducir las labores de rastreo hasta el lunes o el martes. Cuentan los entendidos en la materia que cuando una persona se ahoga su cuerpo sale a flote entre el octavo y el noveno día por la acumulación de gases en el interior del organismo producto de la descomposición. Y un dato a tener en cuenta, la mayor parte de los pescadores deportivos perdieron la vida en zonas que conocían a la perfección. Es lo que tiene el exceso de confianza ante un mar que muchas veces se vuelve implacable.