Más de 13.000 especies nuevas de fauna marina encontradas
Más de 13.000 especies nuevas de fauna marina encontradas en sólo un año, de las cuales 106 son peces, una base de datos donde ya se han recogido alrededor de 5 millones de registros sobre los habitantes de los mares y el descubrimiento de grandes rutas de migración transoceánicas son algunos de los datos que describen el Censo de la Vida Marina, un proyecto de 10 años de duración que moviliza a un ejército de cientos de biólogos procedentes de más de 70 países.
El Censo de la Vida Marina
El gran proyecto ha anunciado la pasada semana los resultados del trabajo realizado este año.
"Estamos encontrando nuevas especies casi en todas partes", afirma Ron O'Dor, uno de los responsables del censo.
Efectivamente, incluso en la parte europea del Atlántico, la región más ampliamente explorada y mejor conocida, el número de descubrimientos es sorprendente y sigue una tendencia ascendente desde el inicio.
Sin embargo, las previsiones indican que en otras zonas, como el Pacífico, mucho menos investigadas, el porcentaje de novedades biológicas será aún más espectacular.
Si la tasa de descubrimientos se mantiene, los responsables del proyecto esperan que al final del mismo, en 2010, haya 10 millones de registros.
El objetivo del censo no sólo es tener una descripción más o menos precisa de la vida marina, sino disponer de suficiente información para poder predecir su evolución y sobre todo para evaluar el impacto que pueden tener en la supervivencia de los océanos factores como el calentamiento global o la pesca excesiva.
Y para poder lanzarse a la futurología es necesario comenzar por asentar el pasado y el presente.
Esta tarea se está llevando a cabo gracias a una gigantesca base de datos conocida como OBIS (siglas en inglés de Sistema de Información Biográfica del Océano) que se pondrá a la libre disposición de todos los investigadores del mundo a través de una página de internet.
En ella se han volcado los conocimientos adquiridos sobre el mar durante los últimos cinco siglos que cubren desde los microorganismos que forman el plancton hasta las ballenas.
"OBIS tendrá la información de todos los institutos oceanográficos", asegura Frederik Grassle, uno de los líderes del censo y responsable de OBIS.
Obviamente también se ha ido incorporando cada una de las novedades encontradas por los distintos programas del censo.
Hasta el momento se han descrito 230 mil especies marinas que se espera llegarán a multiplicarse por diez. De ellas, 15,482 son peces, aunque en los próximos seis años pasaran con toda probabilidad a ser 20 mil.
En general, las especies más conocidas del mar son las comestibles y las más grandes, pero ya se sabe que el pez gordo se come al chico.
De hecho, el 90 por ciento de la biomasa de los océanos está constituida por seres microscópicos que configuran el primer eslabón de la cadena alimentaria y de los que en buena medida depende la vida en los mares.
En la actualidad, la base de datos almacena las identidades de más de 6,800 especies de zooplancton, pero el censo está construyendo una estructura especial para organizar lo que se conoce y acoger la inmensa cantidad de información que se generará sobre este micromundo.
En cualquier caso, los responsables del censo prefieren ser prudentes con las predicciones e incluso con los descubrimientos logrados hasta el momento porque la confirmación de que son realmente tales requiere un periodo de alrededor de un año.
Este es, según Grassle, el tiempo que los taxonomistas tardan en hacer los estudios necesarios para determinar si realmente se trata de especies nuevas, si son nuevos miembros de familias ya conocidas o si ya se habían descrito.
Los tiempos de identificación se han reducido considerablemente porque en la actualidad los especialistas no sólo dependen de la evaluación morfológica visual de los ejemplares, sino que también se han desarrollado herramientas genéticas muy precisas.
El análisis de un sólo gen ofrece suficiente información como para poder distinguir dos animales.
Las rutas migratorias
Para conocer y entender los océanos no es suficiente identificar a sus habitantes, sino que es básico también comprender su movimiento, las rutas migratorias.
Con este propósito, los científicos han colocado transmisores electrónicos en miles de animales con el fin de convertirlos en dibujantes vivientes de los mapas de viaje de distintas criaturas marinas.
De este modo, se han descubierto cosas sorprendentes que se desconocían, como que el atún bluefin hace largas travesías transoceánicas que se inician en México, llegan a Japón y terminan en el punto de partida.
Éste y el resto de los datos que irán llegando a medida que avanza el proyecto se integrarán en lo que será el primer mapa de las rutas de desplazamiento de las criaturas marinas.
En realidad, a la conclusión del censo en 2010 sus responsables esperan tener disponible en la red un gran mapa que ofrezca con un solo pinchazo toda la información sobre la distribución de especies y sus movimientos de cada región de los océanos.