El mercurio, un lastre para el pescado
Aunque los expertos debaten todavía sobre los niveles seguros de mercurio en el pescado, la presencia creciente de este potente tóxico en los tejidos de los peces en todos los ríos y mares del planeta empieza a ser alarmante. Algunas agencias gubernamentales sugieren limitar su consumo en las personas más sensibles: niños y embarazadas.
Qué debemos comer? A veces parece una pregunta imposible. Hay varios tipos diferentes de grasas por los que preocuparse, carbohidratos simples y complejos, vitaminas naturales y de bote, los pollos que corren libremente antes de morir y los que no, la carne de vaca alimentada con hierba o con pienso. Al menos todos los expertos están de acuerdo en que el pescado es bueno. Tiene dosis elevadas de proteínas, es bajo en grasas, y aporta esos maravillosos ácidos grasos omega 3. Pero está el mercurio. En todas las partes del planeta, los peces están acumulando mercurio en los tejidos, a menudo como resultado del mercurio transportado por el aire, que se abre camino hasta los ríos y los mares. Y el mercurio, en todas sus formas, es altamente tóxico.
En el pescado, se manifiesta en forma de metilmercurio, del cual se sabe que daña las neuronas, especialmente las neuronas en desarrollo. En dosis elevadas, las lesiones observadas en humanos y en animales son graves. Muchos estudios -aunque no todos- han llegado a la conclusión de que niveles bajos pueden provocar también sutiles efectos negativos si ciertos pescados componen la parte principal de la dieta.
La organización estadounidense encargada de controlar los alimentos y los fármacos (FDA, en sus siglas en inglés) y la Agencia de Protección Medioambiental (EPA, en sus siglas en inglés) han aconsejado que los grupos más sensibles al metilmercurio -mujeres en edad fértil y niños pequeños- no coman pez espada, pez sierra, blanquillo camello y tiburón, todos los cuales acumulan niveles relativamente elevados de mercurio. Ninguna de las dos agencias define hasta qué edad se considera "pequeño", quizá porque el cerebro sigue desarrollándose hasta el comienzo de la edad adulta, pero cada año transcurrido el riesgo potencial del mercurio es menor.
Además, la FDA, que controla el pescado vendido en mercados y restaurantes, indica que para estas mujeres y para los niños el consumo de hasta 350 gramos de pescado semanales no comporta riesgos. La EPA, que vigila el pescado de río como el que los pescadores llevan a casa, aconseja al mismo grupo no comer más de 150 gramos a la semana en el caso de los adultos, y 60 gramos en el de los niños.
Los investigadores empezaron a preocuparse seriamente por la exposición al mercurio después de que se produjeran varias intoxicaciones en Japón y en Irak. En 1972, aproximadamente 6.500 iraquíes se intoxicaron con metilmercurio, que se había utilizado en un tratamiento fungicida para semillas de cereales. Más de 400 murieron. Por error, se habían molido parte de las semillas para hacer pan. La necesidad de descubrir si las bajas dosis de mercurio eran perjudiciales, especialmente para los niños en desarrollo, dio lugar a varios estudios importantes en las islas Feroe, situadas en el Atlántico Norte, en las Seychelles, en el océano Índico, y en Nueva Zelanda.
Roberta F. White, directora del Centro de Investigación de Riesgos Medioambientales de Boston, lleva años realizando el estudio de las islas Feroe, y ha llegado a la conclusión de que los niños expuestos al mercurio antes de nacer muestran efectos claros. "Cuanto mayor sea la exposición al mercurio, peores son los resultados" que obtienen en las pruebas que miden el funcionamiento nervioso, afirma.
Los efectos son sutiles, declara White, no algo que se pueda percibir fuera de un proyecto de investigación, nada que se llevara a la consulta del médico. Compara los resultados con algunas de las lesiones causadas por la exposición a bajas dosis de plomo. Efectos negativos similares se han encontrado en Nueva Zelanda y en algunos estudios de menor tamaño. Debido a estos resultados, añade, "necesitamos reconsiderar cuál es la dosis de metilmercurio que podrían acumular las mujeres embarazadas".
Se hicieron estas reconsideraciones, y en junio, la Organización Mundial de la Salud rebajó el nivel de consumo de mercurio considerado seguro de 3,6 a 1,5 microgramos diarios por kilo de peso corporal. La EPA ha establecido su dosis de referencia, la exposición considerada segura, en 0,1 microgramo diario por kilogramo de peso corporal. Un informe de la Academia Nacional de Ciencias de Estados Unidos, basando sus resultados en el estudio de las islas Feroe, ha confirmado que este nivel es seguro.
La FDA utiliza una medición distinta: 350 gramos de diferentes pescados a la semana. Esa advertencia se emitió en 2001 y sigue vigente. La advertencia, afirma David Acheson, encargado de la cuestión del mercurio en la FDA, "está pensada para mantener a los grupos de riesgo por debajo" de la dosis recomendada por la EPA. Acheson ha declarado que la FDA está confeccionando una directiva conjunta con la EPA, que probablemente se emitirá en enero.Gary J. Myers, profesor de Neurología y Pediatría del Centro Médico de la Universidad de Rochester, realizó un seguimiento de niños de las islas Seychelles cuyas madres consumían semanalmente unas 12 comidas de pescado con niveles de mercurio comparables a los del pescado consumido por los estadounidenses. Myers, que comenzó estudiando el mercurio en Irak, afirma que en el transcurso de los nueve años de estudios llevados a cabo en las Seychelles, "realmente no hemos conseguido confirmar que se hayan producido efectos secundarios" por el consumo de niveles situados muy por encima de la media estadounidense. Las diferencias entre los resultados de este estudio y los obtenidos en las islas Feroe han dejado asombrados a los científicos.
Un panel de investigadores de la Academia Nacional de Ciencias estadounidense ha considerado ambos estudios y otros. Alan Stern, jefe de la oficina para el análisis del riesgo del Departamento de Protección Medioambiental de Nueva Jersey, formaba parte de dicho panel y sostiene que los resultados obtenidos en las Seychelles y en las Feroe se basaban en una investigación adecuada.
El panel recomienda utilizar el estudio de las Feroe para establecer cuáles son los niveles aceptables de ingestión de mercurio porque otros estudios también han detectado problemas neurológicos. "Desde el punto de vista de la salud pública", opina Stern, si hay estudios bien hechos que muestran que existe un peligro para el consumidor, lo mejor es ser precavido y "hacer recomendaciones prudentes basándose en esos estudios.
Polémica sobre el atún enlatado
El consumo de atún en conserva es uno de los asuntos que más preocupan a las autoridades sanitarias y las asociaciones de defensa del consumidor. Éste es con mucho el pescado más consumido (en EE UU), por lo que se debería advertir más seriamente a los consumidores sobre los niveles de mercurio, según Michael Bender, director del Mercury Policy Project del Tides Center de Montpelier (EE UU). Bender se muestra desde hace tiempo crítico con las políticas de la FDA sobre el mercurio, y más recientemente sobre su presencia en el atún en conserva.
El grupo de Bender analizó 48 latas de atún blanco y encontró niveles medios de mercurio de 0,5 partes por millón, significativamente más elevados que los datos provistos por la FDA. La FDA y la Tuna Foundation están de acuerdo en que el atún blanco tiene más mercurio que el atún claro, que procede de pescado de menor tamaño, pero establece la cifra en 0,3 partes por millón frente a las 0,13 del atún claro, afirma Acheson. De acuerdo con Bender, debería advertirse por separado a los consumidores, especialmente a las mujeres y a los niños, respecto al atún, por ser tan popular. A 0,5 partes por millón, dice, una mujer que pese 60 kilos y que comiera tan solo 170 gramos de atún a la semana estaría ingiriendo 1,4 microgramos por kilogramo de peso corporal en esa semana, demasiado mercurio de acuerdo con los criterios de la EPA.
Acheson ha comentado que la FDA estaba iniciando pruebas más intensas sobre el atún y que basándose en dichos resultados tendría en cuenta si se debe indicar algo específico respecto al atún en conserva.
La semana pasada, la FDA estadounidense se ha reunido con las denominadas partes interesadas -incluidas la Tuna Foundation y el Mercury Policy Project- para estudiar la política a seguir y las directrices sobre el mercurio. Miller, de la Tuna Foundation, ha afirmado que su grupo no considera que sean necesarias advertencias y que el consejo actual de la FDA protege adecuadamente a los consumidores. A pesar de las advertencias, los resultados de un estudio ponen en tela de juicio la noción de que los niveles bajos de mercurio tengan efectos perjudiciales.