El domingo 20 comienza la temporada de pesca fluvial en Galicia
El número de licencias para los ríos desciende por la falta de relevo generacional
De las 90.000 licencias que había a finales de los noventa se ha pasado a 60.000, de las cuales 15.000 pertenecen a menores de 18 años. Desde la Federación Gallega de Pesca ven en la paulatina despoblación del rural y en los cambios de hábitos de ocio las dos principales causas de que los jóvenes no se enganchen a un deporte fuertemente enraizado en la cultura de la comunidad.
«Cada vez hay menos gente en las aldeas y eso dificulta que este tipo de tradiciones se sigan transmitiendo como era habitual», comenta el secretario de la federación, Jorge García Duarte, quien añade: «Yo soy de Santa Comba y el río pasaba a 300 metros de mi casa y en verano cuando tenía 13 o 14 años no había quien me quitase de él. Ahora cada vez más gente vive en las ciudades, por lo que hace falta que alguien los lleve a pescar. Además, tampoco somos ajenos al envejecimiento de la población que está padeciendo Galicia».
Por otro lado, las formas de ocio se han ido modificando y ampliando con los años. Y quizás la pesca no responde a los patrones que marca esta sociedad, donde lo instantáneo prevalece sobre la elaboración y la paciencia. «Para aprender a pescar -indica el secretario de la federación- te lo tienen que enseñar, te puede entrar el gusanillo, pero debes ir con alguien que lo haya vivido. Y ahora los chicos tienen videoconsolas, teléfonos móviles, ... un montón de cosas de las que antes no podíamos disfrutar. Aunque es una pena que se pueda ir perdiendo algo que fomenta el contacto de la persona con el medio ambiente, con la naturaleza que nos rodea».
De todos modos, García Duarte indica que las 15.000 licencias de los menores de 18 años se mantienen estables en los últimos años. «Me sorprende, porque con tantos factores en contra lo normal sería que la caída fuese acentuada año a año», apunta. Por este motivo, desde la federación cada vez plantean más actividades para fomentar la implantación de la pesca entre las nuevas generaciones. «Hablamos con los clubes para que hagan campeonatos con los chicos, aunque más que campeonatos son xuntanzas para que conozcan el deporte, lo prueben y que les entre el interés por él. Estamos realmente preocupados con este tema», subraya Jorge García.
Lo curioso es que la tendencia en el mar es completamente distinta a la de tierra firme. En cada recorte de costa se ven más jóvenes con una caña o un sedal. «No tenemos estadísticas oficiales, pero es una realidad palpable», señalan desde la federación. La época estival está monopolizada por el viaje al océano.
Buenas perspectivas
Pese a este problema de fondo que presenta la pesca fluvial, este domingo es de esperanza. Se abre en ciertos tramos de los ríos gallegos la campaña de la trucha y las perspectivas son halagüeñas. El caudal y las aguas frías y claras han provocado que vaya a haber una intensa actividad, aunque no esto no garantiza abundantes capturas. Esto último dependerá de cómo haya sido la cría de hace al menos dos años -el tiempo necesario para que las truchas den las tallas mínimas, que varían desde los 19 centímetros que rigen por término general a los 25 del río Eo-.
Con el agua cristalina y la temperatura baja, los pescadores optarán por la cucharilla o la mosca por delante del cebo vivo, más apropiado para los días en que las lluvias arrastran mayor sedimentación. «Las truchas comen de lo que más hay en el río en cada momento. Si el caudal arrastra lombrices o caracoles, es más fácil pescar con cebo vivo», explica Jorge García.
Después de la apertura de la trucha, paulatinamente se irá ampliando el calendario de la pesca fluvial y se abrirá a otras especies como el salmón o el reo.
Fuente La Voz de Galicia