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El KGB falseó datos de la caza de ballenas

Cuando Scott Baker, de la Universidad de Victoria (Australia), realizó un estudio exhaustivo sobre la ballena jorobada allá por el año 1991, no podía imaginar porqué estos grandes cetáceos no recorrían ya el estrecho de Nueva Zelanda que se extiende desde el continente antártico hasta Oceanía

¿Podría ser un fenómeno ambiental? Los lugareños insistían en el hecho de que antes, en aquella zona, pasaban cientos de ballenas cada año y que, a pesar de su protección, no parecía que las poblaciones se recuperasen.

Casi 20 años después, Phillip Clapham, del Instituto de Mamíferos Marinos de Seattle, ha desvelado el secreto. "Los rusos (y otros países) estaban cazando de forma ilegal miles de ballenas en esa área", escribe en un artículo de la revista Marine Fisheries Review.
Desde 1947 hasta 1991, los entonces soviéticos tenían unas cuotas de caza determinadas. A bordo de cada barco tenía que haber un biólogo marino embarcado oficialmente, un profesional que reportaría todos los datos de captura de los balleneros que faenaban en el área.

Top secret

Sin embargo, había una doble contabilidad. En un libro apuntaban las capturas reales: todo tipo de ballenas, sin mirar medida o especie, pero apuntando escrupulosamente los datos, que se pasaban a un departamento del Ministerio de Pesca y al KGB. En el otro libro, el oficial, se apuntaban las capturas ficticias, aquellas que entraban dentro de lo estipulado. Los biólogos firmaban una documentación del KGB por la que se comprometían a no decir nada.

La información, pasada bajo mano durante el último año desde diferentes instituciones rusas, le ha costado el puesto de trabajo a más de un biólogo y funcionario. Algunos fotografiaron con el teléfono móvil parte de los archivos originales (en total más de 60.000 páginas) y se lo pasaron a sus colegas extranjeros desde los ordenadores de sus despachos.

Así se pudo comprobar que desde 1959 hasta 1971, los rusos cazaron más de 48.500 ballenas en aguas antárticas, mientras que lo revelado oficialmente no superaba las 3.000. Todavía hoy, la larga sombra de aquellos años se hace notar. "Ahora se contabilizan entre 3.000 y 5.000 ballenas jorobadas en esa zona, entre un 20% y un 25% de la población original", comenta Baker. "Puede que las poblaciones no se recuperen hasta 2050", dice.

El haber ocultado la información tiene consecuencias. Los datos aportados por este estudio podrían dar un respiro a la moratoria vigente. Para los científicos, está claro que la autorregulación no sirve: tiene que haber un organismo supranacional efectivo que controle a los países balleneros.

Fuente: Publico