Miles de aves mueren al año a causa de los palangres
Entre 100.000 y 300.000 aves marinas mueren cada año ahogadas al quedar enganchadas en los anzuelos de los palangres. Esta arte de pesca, que consiste en una línea con miles de anzuelos, está cada vez más extendida en zonas alejadas de los mares australes. Cada año más de 100 millones de anzuelos con sus carnadas atraen a estas aves gigantes del medio marino.
Los datos provienen de un estudio realizado por la organización internacional BirdLife, que ha lanzado una campaña mundial para acabar con esta matanza inútil. La muerte de grandes albatros, petreles y pardelas está poniendo en serio peligro a algunas de estas especies, que hasta ahora no habían coincidido con el hombre en sus alejados territorios de reproducción y comida. «Se trata de un problema nuevo, pero muy grave», declaró ayer Carles Carboneres, responsable de la campaña de la filial en España, la Sociedad Española de Ornitología (SEO/BirdLife).
De las 24 especies de albatros que hay en el mundo, 20 de ellas están en peligro de extinción. La muerte en los palangres, largas líneas de hasta 130 kilómetros de longitud y hasta con 40.000 anzuelos, podría llevar a la extinción a algunas de ellas. La indiscriminación de las muertes afecta sobre todo a las aves reproductoras que necesitan procurarse más alimento para criar a su único polluelo. La muerte de uno de ellos condena también al pollo, a la vez que la pareja tarda varios años en volver a emparejarse.
Islas Columbretes
Aunque la mayor parte del problema se produce en los océanos australes, las aguas del Mediterráneo también tienen una alta mortandad de aves. Según el estudio, los palangres que se calan cerca de las islas Columbretes, frente a Castellón, provocan la muertes en aves marinas como la pardela Balear, la gaviota de Andoin y las pardelas cenicientas, todas ellas en peligro de extinción.
«Existe la misma incidencia sobre estas especies por número de anzuelos calados», aseguró Carboneras. Especialmente grave es el caso de la pardela Balear, de la que quedan sólo 3.000 parejas. Se ha calculado que los palangres matan entre un 4% y un 6% anual de sus poblaciones.
«Nuestra propuesta es introducir pequeñas variantes en el arte de pesca, para que salgan ganando aves y pescadores. Hay un sistema que larga el aparejo por la quilla, aunque es caro. Pero largar de noche es muy efectivo, al igual que teñir la carnada de azul porque no la ven las aves. Poner más peso a la línea la hunde más rápido y conviene descongelar la carnada. Y por supuesto, no tirar los descartes mientras se iza el aparejo», relata Carboneres.
Las propuestas son apoyadas desde la Organización para la Agricultura y la Alimentación (FAO) y el Programa de Medio Ambiente, ambas de la ONU, que quieren obligar a los países a adoptar planes de acción para evitar tanta muerte innecesaria. «España, como potencia mundial pesquera debería incorporar las medidas lo antes posible», asegura Juan Criado, director de Conservación de SEO/BirdLife.
Mientras la Secretaría de Pesca se lo piensa, pescadores de Castellón, Altea y Vinaroz han acogido las propuestas ecologistas y algunos barcos ya las aplican.