Las maniobras letales en las costas canarias
Los ziphiidae, una familia de cetáceos de tamaño medio, de entre cuatro y diez metros de longitud, componen el grueso de los cetáceos muertos por la contaminación acústica marina. De esta familia, concretamente de las especies zifio de Gervais, zifio común y zifio de Blainville, son los once ejemplares encontrados muertos en playas de Fuerteventura y Lanzarote entre el 24 y el 27 de septiembre del año pasado.
Todos ellos tenían hemorragias internas ante mortem y otros indicios que se corresponden con el patrón lesivo de un trauma acústico.
Se trata de animales sobre los que existe muy poca información y, de hecho, de algunos de ellos sólo se conoce su existencia por el hallazgo de los cadáveres. Viven en aguas profundas y alejadas de las costas. Ahora la revista científica multidisciplinar más prestigiosa del mundo, Nature, ha publicado el estudio realizado por el equipo de Anatomía Patológica de la Facultad de Veterinaria de la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria sobre el varamiento y muerte masiva de zifios en el sur de Fuerteventura, un incidente relacionado con las maniobras militares navales que se realizaron en la zona en septiembre de 2002.
Esta publicación coloca al grupo de Anatomía Patológica dirigido por el catedrático y vicerrector de Investigación de la ULPGC, Antonio Fernández, en primera línea científica mundial. La revista con mayor índice de impacto científico recoge en su nuevo número un resumen de las conclusiones del informe elaborado por Fernández para la comisión que constituyó el Gobierno canario para establecer las causas del varamiento de estos cetáceos. Éste se produjo unas tres horas después de que comenzaran las maniobras militares de la OTAN Neotapon 2002, en las que se usaron sonares de media frecuencia, el 24 de septiembre, y que reunió a 9.000 soldados, 50 barcos y 6 submarinos de los ejércitos de 11 países.
El informe científico reveló que las maniobras militares estaban directamente relacionadas con el varamiento de zifios. La importancia del trabajo radica en que es la primera vez que se aporta un estudio patológico sistemático que da una explicación de lo que ocurrió no sólo en Fuerteventura en 2002, sino también en Grecia y Bahamas con anterioridad.
De los zifios varados, el equipo dirigido por Fernández realizó necropsias a diez ejemplares. Los estudios demostraron que los animales presentaban hemorragias en el cerebro y en otros órganos, asociadas a embolias gaseosas y/o grasas, explicó Fernández. Ahora bien, ¿qué las causó? "La única patología similar es la de los buceadores cuando ascienden muy rápido desde las profundidades a la superficie, la llamada descompresión", señaló el catedrático. Pero, ¿cómo pueden sufrir este fenómeno animales adaptados al medio marino y capacitados para alcanzar grandes profundidades? "A la presión sónica no están adaptados", puntualizó el catedrático. El equipo investigador concluyó que los animales murieron por la acción directa de un trauma acústico intenso. Acostumbrados a bajar a grandes profundidades, al hacerlo los zifios incrementan la cantidad de nitrógeno en sus tejidos. Si en estas condiciones reciben determinada presión acústica, se forma una burbuja que deriva pronto en una embolia. Esto se produce en todos los tejidos, pero con más intensidad en los grasos.
Al romperse los vasos por dicha burbuja, se produce la hemorragia interna que presentaban los zifios majoreros. Otra posibilidad es que el efecto haya sido indirecto: es decir, que ante el impacto de los sonares militares, los animales subieron a la superficie muy rápido y sufrieron una embolia por descompresión. Ambos fenómenos, dijo, no son independientes.
Las primeras conclusiones de las necropsias realizadas a seis de los animales indicaban que "todos estaban sanos. Los seis presentan un shock agudo con hemorragias cerebrales". Un equipo de Veterinaria de la ULPGC, encabezado por Michel André y Edouard Degollada, trabajó toda la noche del 26 de septiembre de 2002 en seis cabezas traídas de Fuerteventura.
Las razones de Trillo. Federico Trillo, ministro de Defensa, afirmó el 1 de octubre de 2002 que decir "que se vaya la OTAN por la muerte de varios cetáceos es una irresponsabilidad". Pocos días después, el 7 de octubre, una cría de zifio llegó a la costa majorera en avanzado estado de descomposición. El entonces portavoz del Gobierno de Canarias, Pedro Quevedo, anunció el 2 de febrero de 2003 que el Ejecutivo regional y Defensa firmarían en breve un convenio por el cual ambas administraciones se comprometían a investigar el citado varamiento.
La Sociedad Europea de Cetáceos celebró su XVII Conferencia en el Auditorio Alfredo Kraus de la capital grancanaria, el 7 de marzo de 2003. Fue entonces cuando el grupo de Anatomía Patológica de la ULPGC presentó los resultados de su investigación sobre el varamiento de Fuerteventura.