Caso Predstige. Marea Negra en la costa Gallega
La marea negra que se cierne sobre A Costa da Morte amenaza un espacio natural insólito en la península Ibérica. Las únicas colonias de cría de arao común y de gaviota tridáctila de España anidan en el tramo del litoral coruñés que se extiende entre cabo Vilán y las islas Sisargas, según los ecologistas, que temen que el vertido de fuel se convierta en un gran desastre ecológico.
Del arao común, una especie en peligro de extinción, se conoce la existencia de apenas unas veinte parejas y de la gaviota tridáctila, unos quinientos ejemplares. Otro ejemplar excepcional, la gaviota sombría, forma una colonia de entre cuatrocientas y medio millar de parejas, muy superior a la que existe en las islas Cíes o el delta del Ebro, los otros dos puntos del litoral español donde se resguarda este ave.
"La marea negra supone un desastre en cualquier momento del año, pero el vertido del Prestige coincide con la época de migraciones de otras especies", explica Amadeo Pombo, de la asociación Hábitat, de A Coruña. Alberto Gil, miembro de Ecologistas en Acción, alerta de que "esta época del año es muy sensible por los pasos migratorios".
La ruta que lleva a las aves desde el norte de Europa hasta el calor de África en invierno cruza sobre A Costa da Morte. En estas fechas, la pardela balear, una especie amenazada, y el alcatraz atlántico hacen un alto en Galicia durante ese viaje hacia el sur.
Los ecologistas que peinan el litoral en busca de pájaros petroleados aseguran haber divisado ejemplares de gaviota patiamarilla y sombría, cormorán grande, alcas y fulmares con su plumaje ennegrecido por el fuel-oil. Al Centro de Recuperación de Fauna de Santa Cruz, en Oleiros, habían llegado, hasta última hora de la tarde de ayer, diez alcatraces afectados por la marea negra procedentes de las playas de Traba, Malpica y Area do Arou, según informaron fuentes de la Consellería de Medio Ambiente.
Los pájaros pueden sufrir los efectos del hidrocarburo porque se nutren de peces, a los que capturan sumergiéndose en rápidas inmersiones. Si la superficie marina se haya cubierta por una mancha de carburante, las aves manchan su plumaje, a menudo hasta extremos que ponen en peligro su movilidad y, por tanto, su vida. También los bancos de peces se ven obligados a desplazarse a otras zonas para encontrar el alimento que desapareció con la llegada del petróleo.
El espacio natural entre Fisterra y Baldaio figura en la propuesta que Galicia presentó a la Unión Europea para integrar en la red Natura 2000 de áreas protegidas. Este tramo marítimo, con una extensión de 11.885 hectáreas, discurre por doce ayuntamientos desde Arteixo a Fisterra e incluye enclaves de gran riqueza natural, como las marismas de Baldaio, las islas Sisargas -zona catalogada de especial protección de aves-, la ensenada de Ínsua, la laguna de Traba y los cabos Vilán y Fisterra.