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Miguel Piñeiro, gana el Concurso del Salmón del Ulla

Miguel Piñeiro, gana el Concurso del Salmón del Ulla

La 33ª edición del concurso de pesca del salmón organizado por la sociedad deportiva Río Ulla se cerró con dos capturas, las únicas realizadas y sacadas a tierra en la jornada de ayer. El vencedor del concurso fue, el periodista y escritor Miguel Piñeiro al lograr pescar un ejemplar de 4,5 kilos de peso, frente a los 4,1 kilos de la pieza que sacó de las aguas Manuel Calvo. Ambos consiguieron su salmón en el coto de Sinde.

Cincuenta cañas disputaron la XXXIII edición del Concurso Internacional del Salmón del Río Ulla.
Durante el sábado 9 y el domingo 10 de mayo, los cotos salmoneros de Sinde, Couso y Ximonde vivieron con expectación las evoluciones de los pescadores concursantes ya que se preveía no tanto la repetición del éxito de capturas del año pasado, nueve y cupo, si no la consecución de algunos ejemplares más que las dos piezas que dio el río.
Pocos salmones hay en el Ulla y algunas clavadas no tuvieron la fortuna de poder varar la pieza.
El Campeón fue el periodista y amigo de este portal, Miguel Piñeiro. El de Catoira echó a tierra un salmón fresco y salvaje de 4,6 kg y 73 cms de longitud. Lo clavó en A Cañota de Sinde a cucharilla Ranger del 3 plateada. Apenas unos gramos más que el segundo ejemplar, el de Calvo, que quedó en segundo lugar.

pineiroyotro

El más madrugador a la hora de pescar fue Manuel Calvo. En los primeros lances de la mañana, nada más darse el pistoletazo de salida, a eso de las nueve y cinco sacó el ejemplar de 4,1 kilos. Por su parte, Miguel Piñeiro consiguió su captura cuando ya se había sobrepasado la hora de concurso en la jornada de tarde. Anoche, el colectivo que preside José Manuel Señoráns, entregaba en la playa fluvial de Río Ulla los premios al ganador de este certamen.

Hasta aquí la información periodística, pero la crónica del ganador, Excmo Sñr. del Ulla, Conde de Catoira y adalid de sus torres, Marqués de Cesuras (entre otros títulos nobiliarios) pero el que sin duda más le complace: "pescador" Miguel Piñeiro, no tiene desperdicio. La aprovechamos de su site www.miguelpesca.com ya que no tiene desperdicio.

¡Lo pasé como Dios!
Los cincuenta pescadores acabamos decepcionados la primera manga porque aunque hubo un par de clavadas, los animales lograron zafarse. Hubo un amago a Julio Gallego y un par de toques a Toño Muíños y Luís Miramontes, todos en Ximonde.
Un par de baños en Sinde y algunos más en Ximonde apenas hicieron entrar en calor a los concursantes. La desesperante apatía propia de Couso provocó que algunas cañas optaran por trucha y reo en este otrora mítico acotado del Ulla.
Lo más llamativo de la jornada, por no decir valleinclanesco, fue la escrupulosidad y la precisión milimétrica con la que un caballero de uniforme trazaba la línea imaginaria entre las dos tablillas que señalizan el tramo vedado. En oblicuo y a ojo…
Hasta el mismísimo Descartes firmaría tal prodigio de virtuosismo.
Algunos cañistas propusieron que se balice el río…
Lo mejor, la comida en A Fandiña, en la que nos acompañó el Ex-Presi, José Antonio García Villar, al que habría que hacerle una estatua en medio del río. Y los pescadores saben a qué me refiero. ¡Qué grande eres, José Antonio!
Esto fue lo más novedoso del primer día de pesca.
Segundo día.
La apatía de Couso se instala en Ximonde y contagia al Penedo, Reboredo, Venezuela, La Isla y los demás puestos. Pero llega Pardal, lanza la mosca en O Penedo y un plateado se tira de cabeza. Y aunque a los pocos segundos logra liberarse, la lección fue de antología. Pardal, Maestro.
A la hora de la comida, unos cuantos nos fuimos al Avenida y Pardal, o meigo, lanza un aviso con tono de amenaza y tinte profético: La tarde es del grupo C, con P de Piñeiro y Pardal, y en Sinde…
Tócala otra vez, Cesáreo, el año que viene que es Xacobeo.
Llego al Banco, O Carballo para otros, y Luís Miramontes, sentado, está montando una cuchara. Sereno, suave, parsimonioso. La tarde iba a ser larga.
Ni me siento. Dejo la caña que tenía el buldo, porque iba a ir al reo, y pego una varada en A Cañota. Golpe de manivela y el plateado me mete un meneo de esos que… de esos que… de esos que… me mete un meneo y se descuelga frenético hacia abajo. Miramontes, sacadera en riastre, bajaba raudo unos metros. Manolo Paz me da una palmada y me dice “tranquilo” y Cesáreo Pardal pasa por detrás de mí como un rayo buscando otra postura por si el salmón se entrega más abajo. El Salmo parecía grande. Mete la directa y se enmaraña en el Jardín Botánico de Sinde -los brizos- y se me queda trabado unos cinco minutos. Me acuerdo de las enseñanzas de David Castrillón –¿Recuerdas, querido amigo, en el Lote 3 de Celeiro?- y templo aflojando suave, suave. Zas, ya está libre pero mete otra carrera de infarto. Como Button en Montmeló. El brazo y la espalda empiezan a recordarme que los tengo para que me acuerde de ellos pero el Stella es de Shimano y la Antares se porta. Vuelve a pegar otra sacudida y como la primera la ganó el de Catoira, el bicho se embriza con más saña. Esta vez tuve que esperar unos diez minutos y el Technium de 0,30 mm –un adival- hizo el resto. Vuelve a soltarse y queda anclado en la corriente, pero va cediendo… y más...
Pasan los minutos. Pardal y Paz coinciden en que ya estaba vencido mientras Miramontes lo tenía a pocos metros. Ya solo faltaba acercarlo a la orilla y encestarlo. ¡Amigo! Me acordé de Chico Caamaño, dos años atrás en O Penedo cuando no pudo meter la sacadera a aquellos siete u ocho kilos que me querían hacer “campeonar” el concurso de aquel año y que optaron por hacerme un corte de mangas y tirar millas.
Pero Miramontes aún no falló ninguno. Es el Gasol de la sacadera. Los mete todos. Luisiño se acercó al agua como quien toma una cerveza. Venía entregado el bicho y mi boticario favorito no podía fallar. ¡Coño, Luís, que no sea esta la primera vez!
“Padentro”. No. “Pafuera”. Y con una sonrisa. Este cabronazo es de una serenidad pachorrenta desesperante. Y me lo pone en el prado sonriendo. Lo que le dije a Miramontes, a Pardal y a Paz me lo callo. Forma parte ya de mi fondo de armario emocional pero de ellos es el 75% del salmón aunque me lo vaya a comer sin invitarlos.
Les digo que vareen que yo planto, y me siento. Media hora después les deseo suerte y me encamino al Tourmalet por el que casi se despeña Jaime Muleiro pocas horas antes. Empiezo a subir y me paro, miro para atrás y me acuerdo de Zulueta, de Torres y de Moralejo; ellos saben el porqué. Sigo subiendo y vuelvo a parar. Esta vez me acuerdo de Chicho y de Reimóndez. Más ascensión, casi a los cielos del Ullán, y me paro de nuevo. Me regodeo en el salmón que no clavé el día 6 de mayo del año pasado por ser trueiramente coherente. El Ulla me debía un salmón desde hace un año y el concurso me debía una placa desde hace dos.
Ya faltaba poco, y para los que no sepan cómo es la subida de Sinde les diré que es una subidita de oeufs.
Ya arriba, mire hacia la presa. Estaba empapado porque estaba cayendo a conciencia pero yo seguía mirando hacia la presa.
Sinde. ¡Manda carallo con Sinde!