Costa da Morte. La bravura y la belleza del mar gallego.
En Punta Langosteira comienza una costa que encierra una vibrante belleza pero que es a la vez de los más complicado de costear del litoral español. Cada cabo, golfo, ensenada o ría que completan las aproximadamente 160 M de la Costa da Morte nos ofrece estampas que siempre recordaremos.
La fuerza de su mar ante una tierra ruda exige ser aún más prudentes cuando la naveguemos. Conocer la previsión de viento y olas, calcular y llevar certeramente nuestra derrota, tiempo estimado en recorrerla, previsión de dónde entrar con la máxima seguridad en caso de arribada, son los mejores consejos que os podemos dar para afrontar una navegación al son de las condiciones que son habituales cuando reinan tiempos bonancibles en la Costa da Morte: mar tendida del NW con olas entre 1 y 2 metros y mar de viento.
El topónimo Costa da Morte es de reciente creación; de hecho el escritor y geógrafo gallego Otero Pedrayo no lo cita.
Sobre su origen se barajan diferentes versiones. Algunas lo vinculan a la mitología: el “Dutika Mere” (Región de la muerte) de los griegos y celtas que comprendía el Fisterra gallego, donde Helios desaparece día a día en el mar guiando la barca de Caronte (o Charonte) a que atraviese el lago Estigia para llegar a Hades. Hasta el Fisterra las almas eran conducidas por Hermes que las recogía en pequeños templos llamados posteriormente con la llegada del cristianismo ermitas, del mismo modo que Hermes pasó a ser San Roque.
Cerca de Muxía se encuentra precisamente un monte llamado Corpiño de Chorente, donde hay una ermita dedicada a San Roque y, según testamentos antiguos de la zona, había por costumbre poner sobre el pecho del muerto unas monedas para poder pagar el óbolo exigido por el barquero.
La mayoría de los estudiosos defienden su origen en los accidentes, naufragios y tragedias marítimas:
“La explanada blanca de espumas marineras tiñen toldos de recuerdos fatídicos, que dieron nombre a los acantilados de A Costa da Morte”.
En un período de aproximadamente cien años fueron registrados más de 140 naufragios, con un balance de medio centenar de víctimas, motivo suficiente para relacionarlos con el origen del topónimo.
A raíz de la información que a través de los medios de comunicación se dio acerca de A Costa da Morte, esta comarca pasó a ser una de las más conocidas dentro y fuera de Galicia.
Sobre todo en la última década con imágenes que dieron la vuelta al Mundo, cuando se produjeron accidentes como el naufragio del barco panameño Casón, o el desastre ecológico del Prestige, generador de una impresionante corriente solidaria en el resto de España y del mundo entero.
Entre los grandes cabos e isla: Sisargas, Punta Nariga, Roncudo, Punta Laxe, Cabo Vilán, Touriñan y Fisterra estamos en la “zona 0” de este litoral .
Es la costa ibérica que más naufragios ha vivido en toda la historia de la navegación.
Sin tener pruebas en este tramo de costa gallega de las prácticas como están documentadas en Bretaña, Cornualles, Gales e Irlanda de actos de piratería al desorientar encendiendo grandes hogueras y conseguir hundir a los buques por las noches para robar su carga, lo que sí está probado y contrastado es la gran solidaridad de las gentes de esta costa que tan bien conocen su mar y tantas veces han arriesgado su vida para salvar a náufragos.
También están claras la acciones posteriores de los ribereños a los naufragios siguiendo la máxima de “lo que da la mar es de la gente que vive a su vera”.
Según los datos recogidos en el libro: Costa da Morte, historia y anecdotario de sus naufragios (José Baña Heim y alumnos), desde O Roncudo hasta Fisterra, se catalogan un total de 148 naufragios, entre los años 1773 y 1987 con cinco puntos negros.
Que no os resulte tétrico ni os cause desánimo pero es historia, estos son los puntos fatídicos y las catástrofes que provocaron:
1: Bajo de O Negro, cerca de Arou: 1870 carbonero inglés Woltfrong, 28 víctimas. 1897 carguero, inglés City of Agra, 29 víctimas.
La campana de este barco aún se conserva en la iglesia de O Espíritu Santo, de Camelle.
2: La Punta do Boi: 10 de noviembre de 1890, acorazado inglés Serpent el más fatídico naufragio de toda esta costa.
De sus 175 tripulantes, tan sólo se salvaron tres.
El párroco de Xaviña (Camariñas), con sus parroquianos rescataron los cadáveres que iba echando la mar.
Allí mismo le dieron enterramiento en el denominado Cementerio de los Ingleses.
Durante muchos años, los barcos de la Royal Navy, cuando pasaban frente al cabo, disparaban salvas de ordenanza.
1883 carguero inglés Iris-Hull, 37 víctimas.
1893 carguero ingles Trinacria muriendo 30 de sus 37 tripulantes.
3: La Punta da Barca, extremo de la península de Muxía: 1954 carbonero español Mina Sorriego pereciendo sus 11 tripulantes.
1966 pesquero de Marín José Antonio Lasa, con vida tan sólo el patrón, de sus 12 tripulantes.
4: Cabo Touriñán: fue donde se produjo el mayor número de naufragios de toda esta costa, sobre todo en el bajo denominado O Farelo, que se puede ver al descubierto frente al faro cuando baja la marea: 1882, chocaron dos vapores: el inglés Douro y el español Irurac-Bac, un total de 73 víctimas, cifra que no fue superior gracias al vapor inglés Hidalgo-Hull que recogió nada menos que a 140 supervivientes.
5: Fisterra en O Centolo: 1872 el inglés Captain perdió toda su tripulación.
1875 vapor español, del que se desconoce el nombre, desapareciendo 9 de sus 19 tripulantes.
1878 mercante inglés, Bitten, choca también con O Centolo, 10 de sus 14 tripulantes.
1932 el Blas de Lezo, barco de la Marina Española que se hundió cuando estaba de maniobras.
1960, pesquero Bonito, 11 tripulantes.
1987 carguero panameño Casón, no logrando salvar con vida más que a 8 de sus 31 tripulantes.
Otros naufragios que crearon impacto fueron el de la goleta Adelaida, ya citado en la ría de Laxe y aquellos que recuerdan las gentes de Camelle y que se produjeron en el Bajo Pedra do Porto, a la entrada de esta villa marinera. El del carguero inglés Yeoman (1904) 4 víctimas. 1915, en el mismo lugar, el carguero español Natalia, sin víctimas. 1934, embarrancaba aquí el petrolero ruso Boris Sheboldaef, gracias a la colaboración de los vecinos, se salvó toda su tripulación.Otro gran acontecimiento fue el que provocó el petrolero alemán Nord Atlantic, en 1943, conocido popularmente como “el barco del gas”, que chocó en el bajo de As Quebrantas y provocó una gran marea negra en la ría de Camariñas y Muxía.
Y para finalizar esta lista, donde también se contabilizan yates y embarcaciones deportivas, el negro episodio del Prestige, petrolero que a la deriva llegó hasta las cercanías de Muxía y Cabo Touriñan y que tras dudas provocadas por presiones de todo tipo y la falta de medios para paliar accidentes y sus consecuencias en el gran corredor marítimo que es Fisterra, sembró el Océano Atlántico y parte del Mar Cantábrico con su negro fuel provocando la mayor catástrofe ecológica de la península Ibérica con consecuencias que llegan todavía varios años despues.