Sin duda el estado de la mar y el viento, además de nuestro calado, será el principal condicionante para abocar su angosta bocana. Si hay mar, en esta tendríamos que asumir el riesgo por la resaca y la consiguiente mar que levanta confusa peoducido por las olas que rebotan en los escarpados de la costa Sur y tienden a llevarnos a la Punta del Calavero de San Antonio o contra la escollera. Un riego que sin pericia es mejor no asumir.
La canal discurre por la medianía entre ambos puntos con sondas superiores a los 2 metros en bajamar.