Castro Urdiales. De la Flavióbriga puerto de los Amanos a ciudad residencial y turística.
VER VÍDEO: ENTRADA A CASTRO URDIALES POR MAR
Situado en el extremo oriental de la Comunidad Autónoma entre la punta de Sonabia y la frontera con Vizcaya esta tercera población de Cantabria en número de habitantes. 32,144 en sus 96,7 km2 nos presenta el encanto de un pueblo marinero y pesquero de tradición ilustre y ambiente turístico.
Su costa es una sucesión de ensenadas cercadas por acantilados. El interior dominado por el valle de Sámano, está surcado por la cuenca del río Mioño entre las montañas de Guriezo y el valle de Otañes.
La belleza natural, del Municipio, y su linde con la Comunidad Autonómica de Euskadi estimula que su población se duplique en temporada de vacaciones convirtiendo el núcleo urbano castreño y sus pueblos: Islares, Oriñon-Sonabia, Cerdigo y Allendelagua, Samano- Santullán, Mioño u Ontón en un auténtico hervidero de personas que disfrutan de su geografía, su arte e historia y sin duda de su gastronomía.
Sus orígenes se remontan en el túnel del tiempo. Se constata presencia humana desde el Paleolítico en las abundantes cuevas como las del Cuco, Lastrilla, Hoz, etc, que contienen yacimientos arqueológicos y pinturas. Es en la época romana donde se inicia su celebridad. Plinio el Viejo cita al Portus Amanum o puerto de los Amanos, del grupo tribal pre-romano, los sámanos. En el año 74 aprovechando el principal puerto romano de Cantabria se establece en ese territorio la colonia romana de Flaviobriga, que debe su nombre al emperador romano Tito Flavio Vespasiano.
En los s.XI y XII experimenta un importante crecimiento y desarrollo económico al serle adjudicado el fuero de Logroño, que favorece el rápido crecimiento del puerto, reforzado por la creación, de la Hermandad de la Marina de Castilla con Vitoria o Hermandad de las Marismas cuya capital se establece en Castro Urdiales. De esta época data la construcción del castillo, las murallas y la preciosa iglesia gótica. Con la actividad marítima como referente en Castro se tocaban todos los palos, desde la construcción naval en los astilleros de Sámano, su aporte de naves y hombres a la Reconquista pasando por la pesca, la caza de ballenas y el comercio marítimo con Europa.
Una profunda crisis económica y demográfica en el s.XV desmorona la actividad de la villa portuaria, y fueron sus marinos y pescadores, encuadrados en el Cabildo de Mareantes y Navegantes del Señor Santo Andrés, los que lentamente la sacaron a flote. Como una de las componentes de la Hermandad de las Cuatro Villas, Castro formó también parte del Corregimiento de las Cuatro Villas de la Costa de la Mar, y participó en los primeros intentos por constituir la Provincia de Cantabria.
La pesca, la industria conservera y la exportación de mineral fueron los factores primordiales para su desarrollo en el siglo XIX, en que fue elevado al rango de ciudad.
El núcleo urbano de la puebla castreña, ofrece pronunciados contrastes arquitectónicos entre la sobriedad marinera de su puebla vieja con estrechas calles de origen medieval, con sus características casas con balconadas de madera. Todas invitan al paseo y abren el apetito para disfrute de otro de sus atractivos: su gastronomía. Besugos, caracoles o anchoas cocinadas para regocijo del cuerpo... y del espíritu,.
Cuna de ilustres músicos, como Dúo-Vital y Ataulfo Argenta, posee el delicado encanto de un pueblecito marinero y pesquero de tradición ilustre y señorial ambiente turístico, favorecido por la belleza de su entorno.
Su patrimonio monumental esta en consecuencia con su historia. Arte rupestre de incalculable valor, caso de la prehistórica Cueva de la Peña del Cuco, con grabados rupestres del Paleolítico superior que reproducen ciervos, caballos y cabras. El yacimiento romano de Flavióbriga, que ocupa todo el subsuelo bajo la actual ciudad La iglesia de Santa María, -la mejor obra gótica de Cantabria (s. XIII y XV)-, el castillo-faro y puente medieval junto a ella visibles desde cualquier rincón de la villa y estampa más representativa de Castro Urdiales y la ermita de Santa Ana. En épocas más recientes el casco urbano se vio enriquecido con las obras de Eladio Laredo entre las que sobresale el palacio Toki-Eder, de estilo modernista clasicista a modo de villa italiana, siguiendo la corriente historicista de la época. Cuenta con un bello club náutico, en torno al cual se han consolidado las competiciones de regatas de vela y traineras.
Las fiestas castreñas son especialmente populares en Cantabria. El Coso Blanco -desfile nocturno de carrozas de papel de seda que se celebra en verano- y el dramatismo y la espectacularidad de la Pasión Viviente, declarada Fiesta de Interés Turístico Nacional, en Semana Santa.
Islares: Situado al borde de la costa. Posee un camping, hostales, playa y desde sus acantilados se puede practicar todo tipo de pesca. En el pueblo podemos visitar la iglesia de San Martín, de estilo gótico retardatorio además una ermita dedicada a San Roque y ruinas de un antiguo hospital de peregrinos que testimonian el paso por la zona de la ruta jacobea.
Oriñón Sonabia (Lugar de importancia comunitaria): Destaca por su estuario, fondos marinos, playa y dunas entre los macizos Cerredo y Candina, donde podréis observar la más rica colonia de buitres leonados del litoral.
Cerdigo y Allendelagua: Restos del antiguo hospital de peregrinos, y actual senda costera con miradores a pie de acantilados de la antigua ruta jacobea.
Samano- Santullán: Enclavado en el valle del mismo nombre ,presenta ejemplos de casonas del s.XVI. Cuevas con arte rupestre y restos del Castro prerromano. en la Peña de Santullán.
Mioño: Localidad de pasado minero que conserva restos de infraestructuras de principios del XIX, como el cargadero de mineral en la playa de Dícido.
Otañes: Rico legado histórico, megalitos del pico Ventoso, arte postpaleolítico y testimonios de romanización, calzada , miliario y pátera . Casona Torre de los Velas co s. XVI
Ontón: Restos de pasado minero, arquitectura industrial recuperados. En su margen litoral discurre un carril bici y paseo sobre la via del ferrocarril hasta Cobaron ( Vizcaya).
Castro Urdiales. Ciudad náutica
Quizás la falta de pantalanes sea un hándicap, pero la belleza de su costa, sus playas y todo el arte que encierra esta comarca de la que Castro Urdiales es capital minoriza el tener que fondear.
La amabilidad mostrada por los representantes del Club Náutico en nuestra estadía en este puerto donde hicimos noche no puede ser más que loable. Sin conocernos ni saber que hacíamos en una neumática de 7,50 m, mediante el VHF nos indicaron a que boya fondear. Prontamente nos enviaron al botero que nos ayudó a transportar a tierra la electrónica de a bordo y el material fotográfico. Al día siguiente la presteza fue la misma en nuestra partida. Desde aquí mi agradecimiento.
Castro merece la pena. Buena hostelería, ciudad hermosa, arte, historia y mar, la mejor mar.
« Anterior Siguiente » 1 2 3 4