Origen de los océanos
A pesar de los progresos científicos, al humanoide le quedan por resolver muchos misterios, entre ellos explicar el origen del “gran azul”, esa impresionante masa de agua que constituye el mar.
No está totalmente claro su origen, infinidad de teorías y suposiciones que han dado lugar a discusiones científicas e hipótesis que no dejan de ser conjeturas de las que expongo algunas a continuación.
La tierra en sus comienzos fue una nebulosa gaseosa que en millones de años, fue perdiendo calor y solidificándose.
Durante el proceso se formó una complicada atmósfera que estaría a una determinada temperatura. Cuando su enfriamiento fue inferior a 100 ºC , y aquí empiezan las divergencias, para otros a 374º C, empezaría el vapor de agua a condensarse y por lo tanto a caer sobre la primitiva superficie que aún muy caliente da lugar a repetidas evaporaciones y condensaciones hasta que esa lluvia encontrara la temperatura de la tierra lo suficientemente baja para mantener su estado líquido que se extendería por el planeta.
Teorías menos simplistas que la anterior como la “teoría del diluvio” suponen que los 1370 millones de km3 de agua que forman los océanos no tendría como única fuente la condensación atmosférica, admitiendo que una gran parte sería originaria de la que contenían las rocas en la “corteza” o parte más exterior del manto y que fue expulsada por un proceso geológico de gran actividad volcánica. Hoy en día los geólogos han demostrado que en las grandes erupciones se envía a la atmosfera grandes cantidades de agua en forma de vapor que al enfriarse se condensan en forma de lluvia.
La teoría se apoya en que si la corteza terrestre estaba en estado de fusión, a unos 1300º C, la atmósfera envolvente no podría tener más de un 18% aproximadamente del volumen total que forman los océanos. (A la temperatura actual y en estado de saturación nuestra atmósfera no contiene más de 13.000 km3 de agua.
En la actualidad, el volumen total de agua existente en el planeta es de 1 080 billones de km3, lo que representa 900 veces más que el volumen que tienen los océanos.
Desde su origen, los mares y la atmósfera, han sufrido una transformación constante. Las lluvias arrastraban hacia la Tierra gases atmosféricos (metano, amoniaco, bióxido de carbono, ácido clorhídrico), que por medio de las reacciones químicas fueron integrando los compuestos característicos tanto de la tierra como de las aguas.
El agua del mar se fue componiendo por la acumulación de sales y minerales creciendo a medida que los ríos erosionaban la corteza de la Tierra, la propia acción de agua erosionaba las costas y además como resultado de la influencia del clima sobre los mismos minerales metálicos, que se fueron añadiendo al océano en cantidades crecientes. Las sustancias disueltas se vieron incrementadas por las erupciones, probablemente muy frecuentes, de volcanes submarinos y terrestres. Todo esto produjo la salinidad del mar, que actualmente tiene un promedio de 35 gramos de sales en un litro de agua, por lo que se dice que presenta una concentración de 35 partes por mil.
Aunque no sabemos en qué momento y cómo apareció la vida en el planeta Tierra, no hay apenas discrepancias a la hora de admitir que su origen estuvo en el mar.
Se ha comprobado gracias al avance de las técnicas que permiten estudiar los meteoritos que, en un principio, la Tierra carecía de oxigeno. Los meteoritos que estructuran el centro del planeta están formados por sustancias ricas en hidrógeno, y no por sustancias oxidantes.
La energía del Sol, en forma de rayos ultravioletas, y las descargas eléctricas producidas por las tormentas, junto con los compuestos disueltos de la atmósfera formaron la llamada "sopa primitiva" donde se crearon los primeros organismos orgánicos.
La atmósfera oxidante del planeta, que apareció cuando éste tenía una edad aproximada de 2 000 millones de años, dio origen a la transparencia tanto de la atmósfera como del agua. Acontecimientos que constituyeron un factor importante para la vida y el mantenimiento de las primeras funciones vitales.
Con el tiempo, los organismo que formaban la “sopa primitiva” que vivían ocultos en el océano porqué la atmósfera no era habitable evolucionaron hasta convertirse en plantas, capaces de hacer la fotosíntesis, transformando el dióxido de carbono en oxígeno. Oxigeno libre, que reaccionó rápidamente con todo lo que encontró a su alrededor. Este fenómeno inició una profunda y lenta "revolución del oxígeno" sobre la Tierra. Finalmente, esa revolución transformó la atmósfera primitiva —que contenía metano, amoniaco y ácido clorhídrico— en la atmósfera moderna compuesta por oxígeno molecular libre, que se encuentra en aquélla en 21 por ciento; por nitrógeno molecular —79 por ciento— y por bióxido de carbono —0.03 por ciento— y por vapor de agua en cantidades variables.
El oxígeno molecular, además, se encuentra disuelto en el agua del océano.
Las moléculas del oxígeno se recombinaron y modificaron en las zonas más elevadas de la atmósfera debido a la intensidad de la radiación cósmica. Como resultado de ello se formó una capa de ozono, situada a varios miles de kilómetros de altura y que existe todavía en la actualidad. Esta capa constituye una excelente pantalla de protección contra las radiaciones de alta energía, la atmósfera se hizo más habitable, y esos especímenes surgieron del mar y empezaron a habitar la tierra.
Un planeta integrado por una corteza sólida o litósfera; por una líquida o hidrósfera, que dio origen a los océanos, ríos, lagos, glaciares y agua subterránea, dejando al descubierto las partes emergidas de la litósfera, que son las que forman los continentes e islas, rodeadas por una capa externa gaseosa llamada atmósfera.