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Jan Kees Lampe a bordo del 40" La Promesse, cruzó la línea de meta en Newport, Rhode Island, ganando la Ostar 2009

Jan Kees Lampe a bordo del 40" La Promesse, cruzó la línea de meta en Newport, Rhode Island, ganando la Ostar 2009

El holandés Jan Kees Lampe a bordo de su 40 pies La Promesse, cruzó la línea de meta en Newport, Rhode Island, tras 17 días, 17 horas y 40 minutos de navegación en solitario desde Plymouth, ganando la regata transatlántica de veleros en solitario más antigua de todas las que se corren en el mundo. La Ostar 2009 y rompiendo la racha de victorias de los multicascos en los últimos treinta años.

El holandés Lampe en el momento de parar el crono, ha batido varios récords de un golpe: primero en tiempo real, primer holandés en ganar la prueba, récord de la clase 40 pies, y primer monocasco que gana la OSTAR desde 1976 en que lo hizo el mítico Eric Tabarly con el Pen Duyck VI.
De los 31 barcos de diferentes tipos y clases que tomaron la salida el pasado 25 de mayo en Plymouth, solo 24 continúan en regata,

La OSTAR, que se regatea entre Plymouth y Newport, fue creada por un héroe inglés de la segunda guerra mundial, el coronel Hasler. Devoto del sistema chino de velamen, las peculiares velas de junco, armó su Jester con una de ellas y participó en la primera regata en 1960, que tomó su nombre del patrocinador. Así nació la Observer Singlehanded TransAtlantic Race. La convocatoria de Hasler reunió a cinco aventureros, entre ellos el gran Sir Francis Chichester, al francés Jean Lacombe, entre otros, y le añadió la división en clases, que hace más igualitaria la participación.

A los inscritos se les aplican varios ratings en función de la eslora, la edad del barco y el tipo. Desde sus inicios marcó pautas, sus historias relatadas en varios libros, son cabecera de ilustres navegantes en solitario y de muchos que lo quieren ser, nadie es nada en el mundo de la vela si no la ha terminado. Aquí se estrenaron los prototipos de lo que hoy son los 60 pies IMOCA, los catamaranes y trimaranes más futuristas, y de aquí salió gran parte de la nómina de navegantes franceses que en los últimos treinta años han convertido un minoritario deporte de aventura en una floreciente industria.

En esta ocasión la competencia entre ingleses y franceses que se inició en la edición de 1964 con motivo de la victoria de un desconocido y audaz bretón, Eric Tabarly, ha suspendido las hostilidades con la irrupción de un padre de familia con tres niños, de quién su apresurado curriculum solo indica que es tendero en Amsterdam.

Tras él, a punto de llegar y de esperar la clasificación definitiva por esloras y tiempo compensado un inglés, Rob Craigie en su Jbellino, un italiano Roberto Westerman en el Spinning Wheel y la primera mujer que continúa en regata, Hanna White en el Pure Solo, sueñan con llegar cuanto antes porque saben que acabar esta prueba, cruzar el Atlántico norte sin más complicaciones que las que puedan proporcionar las borrascas y calmas de la primavera, no es una regata más.