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Un pulso entre multimillonarios

La Copa América, que en su origen, en 1851, fue un duelo entre románticos amantes de la vela, se ha convertido en una costosa pugna tecnológica

Los románticos se tiran de los pelos. ¿En qué se ha convertido la Copa América? La competición náutica más emblemática de la historia ya no tiene nada que ver con aquella primera regata celebrada en 1851, en la que imperaba la pericia de los tripulantes. Ahora, siglo y medio después, lo que cuenta es la tecnología. En el siglo XXI se pagan millones de euros por una fórmula –superficie vélica, eslora (longitud) y desplazamiento (peso)– que es la clave del éxito.

La madera y la tela han sido sustituidos por la resistente y ligera fibra de carbono y el kevlar. Los viejos y sabios artesanos han pasado a mejor vida, ahora las embarcaciones son diseñadas por ingenieros aeronáuticos. Da igual el coste. Porque los yates ya no son el proyecto de un club sino la penúltima obsesión de algún magnate.

El último multimillonario en encapricharse con la Copa América ha sido Ernesto Bertarelli, el hombre que puso su fortuna al servicio de un hito en la historia de la competición: convertir en ganador a un país europeo, aunque para ello reunió a un equipo formado por personas de quince nacionalidades diferentes. Al frente de ellos, como patrón, un neozelandés, Russell Coutts.

El origen

Todo comenzó un 22 de agosto de 1851. Aquel día, un barco estadounidense, el América, después de cruzar el Atlántico en 21 días derrotó a la flota británica en su cuartel general de Cowes, en la isla de Wight. Su premio fue simbólico, ya que la Escuadra Real de Yates sólo estaba dispuesto a ofrecer una jarra valorada en cien guineas (unos 180 dólares), que pasaría a convertirse en el objeto más apreciado por el New York Yatch Club (creado en 1844 y ubicado en el centro de Manhattan), que lució con orgullo durante años el trofeo en un pedestal.

Estados Unidos convirtió en una cuestión de estado defender la peculiar jarra de las cien guineas, algo que logró hasta que en 1983 el Australia II logró bajar el trofeo del pedestal en el que estuvo instalado durante 132 años.

El legendario Dennis Conner logró salvar el honor de su país al recuperar el galardón cuatro años después con el Stars & Stripes. La siguiente afrenta no se produciría hasta 1995, cuando Peter Blake se llevó la jarra nuevamente al Hemisferio Sur liderando el triunfo del Black Magic neozelandés, que repetiría en 2000. Estados Unidos sigue buscando la fórmula para recuperar el distintivo de los campeones, que ahora se encuentra en Suiza (un país sin mar) por obra y gracia del Baby Billionaire Ernesto Bertarelli, el multimillonario helvético de solo 36 años de edad.

Sistema de competición

La Copa América es la quinta esencia del match race (barco contra barco), el sistema de competición para dictaminar quién es el nuevo propietario de esa codiciada jarra de medio metro de altura y tres kilos de plata por la que han suspirado ricachones, aristócratas, jeques y que provocó que se sonrojara la mismísima Reina Victoria cuando, tras la regata originaria, preguntó al comodoro: “Díganme, ¿quién es el segundo?”. A lo que éste contestó: “No hay segundo, Majestad”. Una frase para la posteridad.

El sistema de competición suele cambiar cada edición, aunque en los últimos años se ha mantenido un modelo: una prueba previa, la Copa Louis Vuitton (probablemente cambie de nombre en 2007), de la que sale el desafiante del campeón, el defensor de la Copa América.

La Louis Vuitton comienza con la Round Robin (tres series de regatas en las que los ganadores suman un punto en la primera serie, dos en la segunda y cuatro en la tercera). Los seis mejores de la fase anterior pasan a las semifinales, de las que salen los dos aspirantes a convertirse en desafiante: vence el primero que gane cinco de las nueve regatas.

El sistema de la final se repite en el enfrentamiento definitivo, en el que el sindicato que ha ganado la Copa Louis Vuitton se enfrenta al último ganador de la Copa América, que en 2007 será el Alinghi de la Sociedad Náutica de Ginebra. Aunque no se descarta que en la próxima edición el defensor entré en acción desde el principio.

El miércoles se conocerá la sede. Entonces comenzará un nuevo pulso entre multimillonarios.