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Empieza el trabajo para dos favoritos a ganar la Copa

Empieza el trabajo para los dos favoritos para conquistar la Copa de las Cien Guineas en 2007. Una vez instalados en el Club Náutico de Valencia, los equipos Alinghi y Oracle calcaran el procedimiento llevado a cabo por el Luna Rossa. El sindicato italiano que, aunque aún no ha formalizado su inscripción, es el más madrugador de todos, ya que desde el pasado mes de abril ya entrena en aguas del Mediterráneo.

Una vez están en Valencia los cuatro barcos suizos y americanos de entrenamiento (ayer llegaron los dos últimos prototipos en un mercante desde Newport) arranca la ardua labor de fabricar el barco que competirá en la Copa del América. A partir de la primera semana de agosto, el SUI-64 campeón de la Copa del América en Auckland, el SUI-75, el USA 76 y USA 71, iniciarán los entrenamientos en el mar; hasta esa fecha, los barcos serán montados (casco, quilla, bulbo y mástil) en las respectivas bases construidas en el Club Náutico de Valencia. Impresionantes y dignas de ver.

Las idea, según fuentes cercanas a ambos equipos, es realizar «jornadas de trabajo» de entre seis y siete horas hasta el 25 de agosto, cuando el SUI-64 y el USA-76 serán trasladados en un mercante fletado por ACM a Marsella para competir en las pre regatas del 5 a 12 de septiembre. Una vez finalice el bautizado como Primer Acto, los barcos por el mismo procedimiento junto a los otros participantes, regresaran a Valencia para disputar las pre regatas de octubre. Desde esa fecha, los barcos ya no se moverán de la ciudad.

Cuidado con el espionaje industrial

Para el Alinghi-UBS, el SUI-64 y el SUI-75 y para el BMW-Oracle, el USA 76 y USA 71, servirán de banco de pruebas para la construcción del prototipo con el que competirán en Valencia. Serán, algo así, como conejillos de indias. Los improvisados hangares construidos en el Náutico serán cerrados a cal y canto. Nadie, según incidieron ayer responsables de los dos equipos, podrá entrar en ellos ya que la fabricación de este tipo de barcos requiere un complejo proceso de investigación, nuevos materiales, estudios de diseño y construcción. Todo permanece guardado en el más absoluto de los secretos, con la finalidad de evitar el espionaje industrial. Los desafíos son la muestra del nivel tecnológico, ya que el diseño y la construcción debe ser realizado en el país de origen. Por ello, como insisten hasta la saciedad los propios regatistas, se trata de una competición que va más allá de lo estrictamente deportivo. Participar en la Copa del América supone un enorme prestigio para el país y la tecnología que representa. Por eso, sólo los paises más avanzados tecnológicamente son capaces de afrontar este reto.

La tecnología punta llevada al límite conlleva grandes riesgos, por lo que no resulta extraño, durante la competición, la rotura de piezas, mástiles y velas e incluso el propio casco del barco. Que se lo pregunten al Team New Zealand; la rotura del mástil y la botavara en aguas de la bahía de Auckland le brindó la victoria al Alinghi.

Y Alinghi más concretamente ACM y Ernesto Bertarelli apuntó a Valencia para defender la Copa de las Cien Guineas. Más que un reto.